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“Caracterización del latín hispánico”


Enviado por   •  29 de Octubre de 2016  •  Informes  •  1.619 Palabras (7 Páginas)  •  250 Visitas

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Karina Zavaleta Huitrón

“Caracterización del latín hispánico”

Diversos factores fueron los que determinaron los cambios en el latín hispánico, tales como que la población mantenía rasgos culturales de la Dacia o la Galia. Algunas características que comenzaron a distinguir el latín hispánico de otros son:

Hubo una relajación articulatoria de las consonantes latinas por influencia celta. Algunas variedades del latín estuvieron determinadas por las regiones que se establecieron durante la colonización: lusitana, bética, tarraconense y cartaginense. Como consecuencia de la romanización de la península y a la lejanía que tenía respecto al centro del imperio, conservó voces que en otras regiones ya eran anticuadas, tales como  cova>cueva en lugar de cava, etc.

Sin embargo, se desarrollaron cambios propios como la pérdida de la distinción entre la segunda y la tercera conjugaciones latinas.

  • Vocales

La duración de las vocales en el latín era pertinente para el significado, no así el acento; aunque sí existía la acentuación, que generalmente  se pronunciaba en la penúltima sílaba. En el español funciona al revés, la cantidad vocálica no provoca cambio de significado, al contario del acento.

La cantidad de vocales dependía de la posición que tuvieran en la palabra: si la penúltima vocal era larga, pero iba seguida por una consonante larga o reduplicada o por dos consonantes breves, la vocal se volvía breve, como en el caso de sagitta. Si la penúltima vocal era breve, el acento de intensidad caía en la antepenúltima, como en pópulus > pueblo. Cuando la vocal era breve, sin importar de la cantidad que recibiera por la posición, en Hispania siempre era diptongo e > ié, como en pie o siete.

A partir del siglo III d. C., desapareció la oposición de cantidad y prevaleció la de intensidad. Al inicio, las vocales largas eran más cerradas y  las breves más abiertas, con ello hubo confusión respecto a vocales largas con cerradas y breves con abiertas, por ello escribían Naerva en vez de Nerva. Debido  esta confusión, se dio el primer esbozo de las siete vocales del sistema protorromance: i cerrada, e cerrada, e abierta, a, o abierta, o cerrada.

También hubo asimilación de diptongos latinos: ae por /e/ breve, oe por /e/ larga y au por /o/ cerrada. Por otro lado, las siete vocales se redujeron a cinco cuando eran iniciales de palabra: riparia > ribera (i), seguro, seniorem > señor y praeconem > pregón (e); panaria > panera (a), nominare > nombrar (o), curare > curar (u). Pero en posición final se redujeron a tres: a, e, o. Esta pérdida de vocales postónicas y pretónicas se dio debido al relieve perceptual del acento de intensidad, pues les quitaba claridad.

Otro cambio en las vocales fue debido a un cambio en patrones de silabeo, como en el caso de mu-li-e-re > mu-lie-re >mujer.

  • Consonantes

El latín constaba con los siguientes fonemas para las consonantes: /p/, /b/, /f/, /m/, /t/, /d/, /s/, /l/, /r/, /n/, /k/, /g/, /h/. Al interior de palabra se podían duplicar, la aspiración de /h/ desapareció en el siglo I a. C.

En la transición del latín al español tuvieron algunos cambios, sobre todo debido al cambio vocálico. Los fonemas /k/ y /g/, ante /e/, /i/ dieron /s/, /z/, /y/, pacem >pase. Las sordas intervocálicas se sonorizaron: lactuca > lechuga. Las oclusivas vinales /t, d, k, p, b/ y la nasal /m/ se perdieron por relajamiento de articulación (influencia celta). Cuando /n/ y /s/ aparecían juntos sólo se pronunciaba /s/: mensa > mesa. El fonema /u/ ante vocal se pronunciaba como semiconsonante bilabial en latín clásico, pero desde la época del imperio se articulaba como bilabial fricativa, y se confundió con el fonema /b/ oclusivo en posición intervocálica, como resultado del relajamiento. Dicho relajamiento  también afectó a las sordas: la bilabial oclusiva sorda /p/ se volvió / en posición intervocálica: sapere > saber; con lo anterior se confundía la [b] procedente de /u/ y la de /p/, y con el betacismo se estableció un solo fonema [b]. La semiconsonante /i/ [j] se convirtió en una palatal fricativa sonora.

  • La yod

Se trata de un sonido palatal, se da en combinaciones de consonantes al caer las vocales átonas, o cuando las vocales breves átonas se convierten en semiconsonantes. Es una semiconsonante como [j] en pie, o semivocal como /i/ en peine.

Se originó de las siguientes maneras:

Cuando /i/ o /e/ formaron un diptongo, el cual palatalizó las consonantes /t/ y /k/: malitia > [malitsia], maleza. Este fenómeno es conocido como yod primera, con el que surgieron las consonantes romance /ts/ y /dz/. También surgió de la palatización de los grupos ly: conciliu > concello > consejo; kl dio apicula > abegla > abeila > abella > abeja; gn dio insignia > enseña. Se conocen como la yoda segunda, que dieron los fonemas palatales romance /z/ y /ñ/. Los grupos g + yod y d + yod dieron el fonema /y/: la yod tercera. El grupo kt, al palatalizarse, produjo lectu > lecho; el kl dio /s/ y después /x/: taxu < tejo.

  • Morgología

Los cambios fonológicos trajeron consecuencias en todo el sistema. La pérdida de distinción entre vocales largas eliminó la conjugación –ere, con lo que el paradigma verbal se redujo; la relajación de fonemas finales trajo la desparición del acusativo, con lo que para hacer la distinción de éste con el nominativo, se empezó a tener cuidado en el orden de los elementos en la oración. Se adaptaron los nominativos plurales inodeuropeos –as y –os. Al desaparecer el genitivo aparecieron construcciones con preposición, además aparecieron nuevas partículas compuestas con preposiciones. También se simplificaron los morfemas de género y aparecieron los artículos determinados. Algunas formas sintéticas se sustituyen por perífrasis, la cual también sustituyó los comparativos –ior y superlativos –issimus. El latín clásico tenía mucha libertad en la manera de ordenar las palabras en la oración, el latín vultar de la época clásica ya tenía más más directo.

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