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Ciencias Sociales


Enviado por   •  8 de Octubre de 2014  •  4.268 Palabras (18 Páginas)  •  163 Visitas

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FRANCISCO MORAZAN

Honduras Universal New York, NY. 17 de Septiembre del 2003 Mas Aqui:

El Idiario de Francisco Morazan

Por: Adalberto Santana

Investigador del Programa Universitario de Difusión de Estudios

Latinoamericanos (PUDEL/UNAM)

I

El 18 de marzo de 1840, a la cabeza de un pequeño ejército de El Salvador, Morazán tomó la ciudad de Guatemala en un desesperado intento por reinstaurar la Federación, pero, ya sin el apoyo de los mismos liberales guatemaltecos, fue cercado por unos cinco mil hombres de las huestes de Carrera. Su ejército fue diezmado y rechazado definitivamente hacia El Salvador, y su jefe logró a duras penas salvar su propia vida. Francisco Morazán, en su célebre escrito: "Manifiesto de David" (16 de julio de 1841) analiza el papel desempeñado por Rafael Carrera:

Y para que nada faltase de ignominia y funesto a la revolución que habéis últimanente promovido, apareció en la escena el salvaje Carrera, llevando en su pecho las insignias del fanatismo, en sus labios la destrucción de los principios liberales y en sus manos el puñal que asesinara a todos aquellos que no habían sido abortados, como él, de las cavernas de Mataquescuintla. Este monstruo debió desaparecer con el cólera morbus asiático que lo produjo. Al lado de un fraile y de un clérigo se presentó por la primera vez revolucionando los pueblos contra el Gobierno de Guatemala, como envenenador de los ríos que aquéllos conjuraban, para evitar, decían, el contagio de la peste. Y contra este mismo Gobierno, fue el apoyo de los que en su exasperación le dieron parte en la ocupación de la ciudad de Guatemala. Fue su peor enemigo cuando estos quisieron poner término a sus demasías y vandalismos, y su más encarnizado perseguidor y asesino cuando el salvaje se uniera con vosotros.(6)

El 8 de abril de 1840, el general Francisco Morazán tomó el camino del exilio. Partió del puerto de La Libertad, El Salvador embarcándose en la goleta "Izalco", que lo llevó a Costa Rica.

En tierras costarricenses, Morazán buscó que el gobierno aceptara ofrecer asilo a algunos de sus acompañantes. Determinado número de ellos fue aceptado y sólo siete continuaron el viaje con él.

En David (Panamá) Morazán escribe sus Memorias, documento autobiográfico que cubre hasta el 13 de abril de 1829, testimonio que dejó inconcluso por su participación posterior en la política de Centro América.

De igual forma en ese punto de Panamá, escribió su célebre Manifiesto de David (16 de julio de 1841), obra sobre la que se afirma que surgió una rectificación en torno a la conveniencia del federalismo, máxime cuando los pueblos del Istmo vivían tan anarquizados. Por esta época, "...y después de tantas dolorosas experiencias, Morazán llegó a la conclusión de que el federalismo y caudillaje bárbaro eran expresiones sinónimas".(7)

Cuando estaba todavía en David, a Morazán le llegaron llamados de sus correligionarios, sobre todo impugnando la dictadura vitalicia de Carrillo en Costa Rica. Esta situación fue la que lo llevó de nueva cuenta a prolongar su peregrinaje con el propósito de apartarse transitoriamente de América Central, postura que lo hace continuar su viaje hacia el Perú.

Ya en Lima, Morazán recibe la invitación de Mariscal Agustín Gamarra, para confiarle el mando de una división peruana, en momentos en que su país se encontraba en guerra con Chile.

En Lima, se encontró Morazán con una situación convulsa. Desde hacía más de doce años las disensiones entre las Repúblicas de El Perú y Bolivia -en las cuales se vieron involucrados los Estados de Chile y Colombia-, dieron lugar a una serie de guerras con éxitos y fracasos recíprocos, que arrastraron su cauda de funestas etapas de caos, entre todas las partes que fueron beligerantes.(8)

En el Perú, Francisco Morazán tuvo la fortuna de encontrar buenos amigos y compañeros de ideales. Entre ellos figuraban los generales José Rufino Echenique y Pedro Bermúdez. Este último, a quien había conocido en 1835, se sumó posteriormente a las nuevas campañas que Morazán emprendería en su retorno a Centroamérica.

Francisco Morazán abandona el exilio peruano después de cuatro meses de encontrarse en Lima. Al tener noticias del levantamiento de los mosquitos en la costa norte y de las ocupaciones inglesas en territorio de Honduras, decide su retorno. En ese año de 1841, al fallecer el cacique de los mosquitos, hereda el territorio a su "querida prima Victoria", y con esa justificación "los ingleses procedieron inmediatamente a ocupar San Juan y a proclamar un rey de los mosquitos bajo protección británica".(9)

Frente a esa situación, Morazán, con el respaldo del general Bermúdez, fleta el bergantín "Cruzador" y parte del Callao a fines de diciembre de 1841 acompañado de los generales Cabañas y Saravia, de los coroneles Orellana y Escalante, del capitán Gómez y de los tenientes Molina y Escalante.

De esta forma, a bordo del "Cruzador", Morazán y acompañantes hicieron escala en Guayaquil o de aquí partieron por mar a Chiriquí. En este último lugar tuvo la posibilidad de reunirse una vez más con su familia y gana nuevos voluntarios. Más tarde, en La Unión (El Salvador), contrató tres embarcaciones y logró la incorporación a sus fuerzas de cuatrocientos veteranos salvadoreños y hondureños. Desde este lugar se dirigió a todos los gobiernos centroamericanos y a bordo de "Cruzador", en la Bahía de La Unión, el 16 de febrero de 1842, escribió:

Ni los males que éstos padecían, ni las persecusiones de mis amigos, ni las excitaciones continuas de los que eran perseguidos en el interior de la República, habían podido variar la conducta neutral que he observado en los veintidós meses de mi espontáneo destierro. Esta conducta habría sido invariable en mí, si un suceso tan inesperado como sensible, no me hubiese hecho mudar de resolución, en fuerza de los nuevos deberes que me lo prescribían y de ese sentimiento nacional irresistible por aquellos que tienen un corazón para su patria.(10)

Esta postura de Morazán bien puede ser interpretada como la más clara reivindicación de la defensa de la soberanía nacional frente a la intervención extranjera.

Ya en territorio salvadoreño, Morazán pasa a La Unión después de dirigirse a San Salvador para reactivar

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