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Clases Sociales De Bolivia


Enviado por   •  24 de Septiembre de 2012  •  3.573 Palabras (15 Páginas)  •  1.226 Visitas

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SOBRE ANTROPOLOGÍA DE URGENCIA EN BOLIVIA:

PUEBLOS ÉTNICOS DE TIERRAS BAJAS EN

SITUACIÓN DE ALTA VULNERABILIDAD

Y EN AISLAMIENTO VOLUNTARIO

por Álvaro Díez Astete

Introducción.

La realidad antropológica en Bolivia ha sido tradicionalmente ocultada bajo la imagen

de ser una sociedad multicultural idealmente armónica, cuando en realidad se trata de un

país gravemente herido por la antidemocracia y la desigualdad cultural. Sociedad en la

que domina el racismo, por lo que sus relaciones interculturales son extremadamente

negativas, y donde las clases económicamente dominantes se autoidentifican como

superiores, sobre las clases dominadas que emergen de los pueblos indígenas y

originarios, y que paradójicamente constituyen más del 60% de los habitantes del país.

En Bolivia existen 33 etnias o formaciones etnosociales distintas, reconocidas

oficialmente como tales, y con un abanico poblacional que va desde las macro etnias

Quechua (2.500.000) o Aymara (1.500.000), hasta el otro extremo como la micro etnia

Pacahuara (11 personas). Al interior de las etnias de mayor población aparecen muchas

configuraciones de identidad sociocultural diversa, como el caso de los Callahuayas

(aymara-quechuas), los Tentayape (guaranís), los Paiconeca (chiquitanos), los

Ignacianos y Trinitarios (mojeños), los Joaquinianos (baures),los afrodescendientes

(aymara-criollos), y muchos otros que conservan singularidades etnoculturales dentro de

los cuerpos sociohistóricos y sociolingüísticos mayores.

Este breve texto de Antropología de Urgencia en Bolivia se referirá solamente a la

región de Tierras Bajas (amazonía, chaco y oriente), sin ignorar que existen minorías

étnicas oprimidas en la región andina, tema para otra publicación. Aún así, por lo pronto

aquí sólo llamaremos la atención acerca de aquellos pueblos en situación de alta

vulnerabilidad y los posibles pueblos en aislamiento voluntario, para fijar algunas ideas

operativas respecto de aquello, que son cada vez más compartidas por las instancias

internacionales de la antropología latinoamericana.

Definiciones preliminares.

Si bien la definición de “lo indígena”, y más aún “lo étnico”, puede (y debe) ser

controversial desde el punto de vista de los procesos electorales en el país (donde cabe

esperar la “autoasignación” oportunista de ser o no ser indígena), tratándose de los

pueblos indígenas en situación de Alta vulnerabilidad y pueblos indígenas Aislados, tal

tecnicismo político sobra, y se impone una visión clara de antropología política y

cultural que no dude en identificar frente al Estado grupos étnicos en grave crisis de

existencia social y biológica.

La definición de la etnicidad puede tener muchos componentes que concurren a formar

un concepto comprehensivo y académico, que los antropólogos utilizamos

provechosamente cuando se trata de examinar, analizar e interpretar la enorme riqueza

de la diversidad cultural indígena y no indígena. Pero cuando encontramos que dentro

de esa diversidad existen pueblos nativos que sólo se distinguen ya por una extrema

pobreza, que los tiene al borde de la extinción, entonces estamos convocados a asumir

un compromiso de defensa de los derechos humanos, en cuanto tales, que aquí

denominamos antropología de urgencia.

Entonces, nuestro concepto de etnicidad se referirá a los pueblos indígenas

históricamente oprimidos, discriminados, humillados y despojados de sus derechos, a tal

punto que están en camino a su desaparición, y así pondremos en segundo lugar la

consideración de “lo extraño”, “lo sui géneris cultural”, “lo complejo diferente”, y en

cambio en nuestra base conceptual se considerarán al menos tres componentes

esenciales de la identidad étnica: 1) el derecho a la tierra y sus recursos naturales; 2)

el derecho al uso pleno de la lengua propia y la educación situada y pertinente; 3)

el derecho a realizar la historia colectiva y sus costumbres con autodeterminación.

Todo ello en el entendido de que la etnicidad de los pueblos oprimidos pugna por

establecer relaciones de interculturalidad positivas con el Estado, es decir, alcanzar a

vivir en un contexto de seguridad jurídico-legal y social igualitaria.

En este punto afirmamos que la etnicidad de la totalidad de las etnias de tierras bajas

-a pesar de que sus organizaciones sociopolíticas estén comprendidas dentro del

ordenamiento legal del país, y de haber recibido por parte del Estado la promesa de

obtener el reconocimiento de sus tierras tradicionales- sufre algún grado de

vulnerabilidad permanente. Aunque no es tema específico del presente artículo,

conviene hacer una rápida mención de esta situación

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