ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Colegio De San Juan De Letran


Enviado por   •  25 de Marzo de 2015  •  2.143 Palabras (9 Páginas)  •  243 Visitas

Página 1 de 9

Introducción

Los franciscanos fueron los primeros frailes en arribar a la Nueva España entre los años de 1523 y 1536. Su preocupación principal fue la de evangelizar a los nativos de estos nuevos territorios, fueron los primeros que se interesaron por introducir un nuevo conocimiento. Así elaboraron y empezaron a poner en práctica un proyecto educativo, cuyo objetivo central estuvo dirigido a contribuir en la reorganización social de los pueblos indios, asegurando su autosuficiencia económica, además de su autonomía social y política. Su ideal de conquista era ganar almas entre los indios, de acuerdo a la ideología del retorno a un cristianismo primigenio por el que habían luchado en Europa desde el siglo XIII y ahora se presentaba la ocasión para llevarlo a cabo en el Nuevo Mundo.

Los franciscanos pensaron que en la Nueva España se tenían las condiciones óptimas, de las que carecieron en Europa, para construir su utopía social con rasgos milenaristas, como siempre habían aspirado. Tomaron como centro de operaciones la ciudad de Texcoco, en el actual Estado de México, por ser el primer lugar a donde llegaron los tres primeros franciscanos: Pedro de Gante, Juan de Tecto y Juan de Ahora, quienes no esperaron el permiso papal. Además, encontraron que en este lugar había un centro de población que contaba con el mayor número de habitantes cercanos a Tenochtitlán y tenía la tradición de ser el lugar donde se educaban los miembros de la clase dominante en la época anterior a su llegada.

La labor misional en la Nueva España que motivó a estos tres franciscanos fue ganar almas para compensar las ánimas perdidas en Europa con motivo de las luchas de la Reforma religiosa. Los mendicantes se sintieron atraídos a estas tierras al ver la posibilidad de crear un cristianismo primitivo, basado en la pobreza y el trabajo como San Francisco de Asís lo propagó. Los ideales se concretaron en una labor educativa, enseñando oficios a los naturales, guiándolos bajo los objetivos y principios de la reforma de la iglesia, que se había promovido en España desde el año de 1496.

Por otra parte, el conquistador militar de la Nueva España, Hernán Cortés solicitó a los reyes españoles que la evangelización estuviera en manos del clero regular, en virtud de las buenas características que observó en los naturales de estas tierras. Así se aunaron los buenos augurios para que se diseñara un proyecto económico-social pactado entre el conquistador y la orden de los franciscanos. Pronto ambas partes se pusieron de acuerdo y pensaron en establecer poblaciones de indios y españoles separadas. Principio político que luego suscitó muchas controversias y enfrentamientos entre los franciscanos y los colonizadores recién llegados, pero que al principio permitió a los frailes promover su empresa evangelizadora con muchas ventajas.

La instrucción religiosa que ofrecieron los franciscanos a los nuevos conversos fue muy elemental, por la urgencia que tenían en ganar almas. Se enseñaban los dogmas fundamentales del cristianismo, sobre todo la existencia de un Dios único. Al aceptarlo se pasaba al bautizo y luego se daba la catequesis en cada población indígena. Para ello daban pláticas ilustradoras a las élites indígenas, explicándoles la religión cristiana y lo referente a la vida y organización de la iglesia. Para el resto de los habitantes de los nuevos pueblos la enseñanza religiosa era elemental y la llevaban a cabo con apoyo de los fiscales o mandones, previamente capacitados por los frailes. Estos ayudantes indígenas se conocieron como "temachtinis" o maestros indígenas.

El primer paso en su labor sistemática, para educar a los indígenas bajo los principios del cristianismo, se hizo con los hijos de los nobles (pipiltin). Su objeto fue dar seguridad a la clase dominante, manteniendo de esta manera su posición relevante ante el conjunto de la sociedad. Con ello no los desplazaban de inmediato y seguían en los puestos de mando. Al tener los franciscanos, en sus manos, la formación de la nobleza futura, su control sobre los pueblos indios estaría arraigado. Así solicitaron a los nobles que cedieran a sus hijos para iniciar con ellos la formación cristiana de todo el pueblo, a largo plazo y de manera permanente.

Los nuevos educandos tenían clases en sus escuelas conventuales dos veces al día, en la mañana y por la tarde; se enseñaba la doctrina, la lectura y la escritura del castellano y el latín. Se escogían a los niños entonados para cantores de la iglesia y se les instruía para servir de ayudantes en las misas. Estos niños formados en los colegios conventuales tenían la obligación de difundir lo aprendido en sus pueblos.

Por su parte los franciscanos daban a lo que se llamaba la "gente común" o macehuales la enseñanza catequística. Diariamente, después de misa, concentraban a los niños indígenas en el atrio de la iglesia, les hacían aprender la doctrina y las oraciones. Después volvían a sus casas para que aprendieran las labores realizadas por sus padres. Los viejos del pueblo eran los encargados de la asistencia y el cuidado de los hijos de la gente común en la instrucción religiosa.

Los franciscanos crearon formas didácticas novedosas en la enseñanza de su cristianismo. Frente a la seguridad que experimentaban respecto al hecho de que los naturales eran cristianos sin saberlo y de que practicaban las formas de vida que ellos propugnaban, se dieron a la tarea de crear los mecanismos adecuados para conducirlos hacia su ideal de sociedad evangélica pura. Esa fue la lógica de los bautizos masivos, que no cumplieron con toda la regla establecida por toda la iglesia al administrar ese sacramento. Fray Pedro de Gante en la ciudad de México bautizó indios por aspersión a razón de 14,000 diarios y según nos relata Motolinía alguna vez se acabó el agua para bautizar y hubo necesidad de suplirla con saliva. Hechos que fueron muy criticados por los demás religiosos.

Los frailes acostumbraban realizar grandes concentraciones en sus conventos, para ello crearon dos elementos arquitectónicos en sus conventos e iglesias: la capilla abierta y el atrio, con el objeto de atraer más y más gente de acuerdo a los usos y costumbres de los rituales prehispánicos y dar la instrucción religiosa. En esos espacios abiertos hicieron representaciones dramáticas con fines didácticos: "en cierto modo parecidas a las obras del teatro español y europeo en general. Tal como se celebraban los misterios medievales, en el interior o al lado de los templos".

Los franciscanos tuvieron apoyo de la Corona española para poder estudiar las lenguas nativas y así realizar la enseñanza

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (13.2 Kb)  
Leer 8 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com