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Conflicto Internacional


Enviado por   •  8 de Julio de 2015  •  2.474 Palabras (10 Páginas)  •  129 Visitas

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FORMAS Y PROCESOS DE LA NEGOCIACION INTERNACIONAL

Las metodologías establecidas por el derecho internacional para la solución de conflictos abarcan pasos tales como:

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1) Negociación directa entre las partes. En este caso se trata de una situación de diferendo en el que no hubo ruptura entre las partes. Ellas buscarán mecanismos para la resolución de sus conflictos de manera directa.

En el caso de que haya habido ruptura de relaciones se procede a la vía diplomática, en la que intervienen terceros:

2) Buenos oficios, orientado a restablecer las relaciones entre las partes y buscar formas de resolución del diferendo.

3) La investigación. Se trata de la búsqueda y constatación de los hechos generadores del conflicto. No es un método de resolución de conflictos, sino que constituye una etapa necesaria para que los métodos de resolución de conflictos logren su objetivo.

4) La mediación, en la que un tercero acerca a las partes alternativas de resolución del conflicto, siguiendo la documentación e información que cada parte aporta.

En la mediación, hay una etapa dedicada a la “investigación”.

5) La conciliación, que comprende alternativas relacionadas a la mediación (4) y a la investigación (3).

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Pasadas estas situaciones, la resolución pacífica de conflictos se realizará por métodos jurisdiccionales, a través de la intervención de “jueces”.

6) El arbitraje, es un método de solución jurisdiccional.

Esto significa que las partes se someten a un tribunal y a la decisión de un árbitro o juez, debiendo aceptar la sentencia o laudo que dicte. Hay muchos casos en que una de las partes no acepta la sentencia o laudo y no existe “poder de policía” internacional (6) para exigirle su cumplimiento o sancionarla por incumplimiento. Por ejemplo,Francia fue condenada por ensayos nucleares en el Atolón de Mururoa 1974 y no aceptó el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). EUA fue condenado en 1986 por su responsabilidad en el minado de aguas territoriales nicaragüenses y tampoco aceptó el fallo de la CIJ. No hubo poder de policía para exigir el cumplimiento de estos fallos (7).

Todos estos procedimientos pueden ser utilizados para resolver problemas entre Estados, como también en el ámbito interno del Estado o en casos de conflictos interpersonales.

La preocupación principal, no está en los métodos que ofrece el derecho internacional, ya que esto está reglado y es conocido, sino qué es lo que pasa en el proceso de negociación; qué es lo que lo traba; qué es lo que pasa por la mente del negociador; cuáles son las metodologías más adecuadas para destrabar un conflicto; cuáles son los temas que pueden ser negociados; cuáles son los generadores de conflictos en una relación; cuál es el marco en que se da la relación conflictiva, en el que las partes se ven obligadas a ceder y deben hacerlo en un contexto de relación costo/beneficio; etc..

El primer paso está vinculado a la búsqueda de información “acción de inteligencia”, que permitirá establecer las bases del proceso negociador. Fundamentalmente, qué es lo que estará sujeto a negociación y qué no. Deberá armarse una “agenda” de trabajo o de negociación.

En muchos casos, las partes, o una de ellas no están dispuestas a la negociación, o al estarlo, no se ponen de acuerdo sobre el armado de la agenda. Para ello se necesita un“facilitador o broker”, que será el que contribuya, desde un punto de vista objetivo, a la formación de la agenda de negociación. Pero además, se necesita establecer las normas bajo las cuales la negociación se llevará a cabo: “normador”. Este también debe ser un tercero, presuntamente objetivo. Por ejemplo la OEA o la ONU, en casos como Nicaragua, o El Salvador, a fin de buscar la pacificación en el conflicto interno; el Papa en el caso del conflicto argentino-chileno; Estados Unidos, Brasil, Chile y Argentina como garantes de la negociación entre Perú y Ecuador; etc..

Una vez alcanzada la Agenda se procede a la negociación propiamente dicha.

Si no hay problemas, de ésta se salta al “contrato” en el ámbito privado, o al “acuerdo” o al “tratado” en el ámbito público.

Si surgen conflictos post-negociación, se pasa a la “renegociación”, lo que podría llegar a implicar el comienzo de todo el proceso nuevamente, o iniciar las cosas desde un punto determinado. También puede ser un problema menor, lo que implicaría la “resolución” del conflicto en el nivel empresarial o gubernamental o entre partes, a partir de procedimientos acordados o de la intervención de un “mediador” o un “arbitro”.

La intervención de un “arbitro” o de un “mediador”, procedimientos contemplados por el Derecho Internacional, pero que deben ser acordados, previamente, o luego de que surja el conflicto entre las partes; constituyen procedimientos frecuentes, que facilitan la negociación. Fundamentalmente, evitar que caigan en un estancamiento, o sacarlas del estancamiento en que ya se encontraban.

Todo este proceso, desde el punto de vista teórico, implica una “maravilla tecnológica” en lo que hace a mecanismos de “solución pacífica de conflictos”. Sin embargo, en la realidad, generalmente es muy dificultoso.

Por ello, creo que es muy importante analizar el proceso de negociación desde el punto de vista del estudio de casos; a fin de comprender, no sólo los procedimientos, sino también las dificultades.

EL PAPEL DEL MEDIADOR

Todo proceso de negociación o de solución de conflictos implica la participación de dos o más partes. Hay algunas que son “esenciales” ya que, de otra manera, la negociación no existiría, y nos referimos a los negociadores que asumen ese rol formalmente. Las partes negociadoras pueden ser dos o más, según que la negociación sea bilateral o multilateral; cada parte puede estar representada por un individuo o un grupo de diferentes dimensiones y esa parte puede tener una representación permanente o transitoria durante la negociación. Como se sabe, una táctica para desbloquear una negociación, es cambiar una parte o todo el equipo negociador.

Estas partes “esenciales” operan en un “contexto” de negociación, donde hay ciertas “reglas del juego” definidas, y que pueden implicar o no la participación “directa” de “elementos de apoyo”, que deberían cumplir un papel determinado. Se insiste en una participación “directa”, porque puede notarse la presencia de elementos de acción “indirecta”, como una “platea” configurada por la opinión pública, ejecutivos de la propia organización, consultores, etc. Hay varios sujetos que pueden tener una participación “directa”, en un rol que las partes definirán conforme se hayan establecido las “reglas del juego”, o que será negociado y definido posteriormente según las circunstancias. Si esto no estuviera definido y aceptado por las partes, una de ellas simplemente puede negarse a aceptarlo.

DEFINICION DE MEDIACION

La mediación es una alternativa a la violencia, la autoayuda o el litigio, que difiere de los procesos de consejo, negociación y arbitraje. Es posible definirla como el proceso mediante el cual los participantes, junto con la asistencia de una persona o personas neutrales, aíslan sistemáticamente los problemas en disputa con el objeto de encontrar opciones, considerar alternativas y llegar a un acuerdo mutuo que se ajuste a las necesidades.

La mediación es un proceso que hace hincapié en la propia responsabilidad de las partes de tomar decisiones que influyen en sus vidas o las de sus países. Por lo tanto, constituye un proceso que confiere autoridad sobre sí misma a cada una de las partes, a diferencia del arbitraje, en que las partes deben subordinarse a la decisión del árbitro.

OBJETIVOS DE LA MEDIACION

La mediación tiene una serie de etapas que comprenden técnicas para lograr el objetivo de resolución del conflicto. En este proceso se tienen en cuenta, los valores, las normas y los principios de los participantes, no del mediador, para alcanzar el objetivo. Los objetivos de la mediación contemplan:

- La preparación de un plan (convenios), que los participantes pueden aceptar y cumplir.

- La preparación de los participantes para que acepten las consecuencias de sus propias decisiones.

- La reducción de la ansiedad y otros efectos negativos que produce el conflicto mediante la ayuda a los participantes para que lleguen a una resolución consensual.

- Reducir los obstáculos a la comunicación entre los participantes.

- Realizar al máximo la exploración de alternativas diferentes.

- Atender a las necesidades de todos los que en ella intervienen.

- Proporcionar un modelo para la futura resolución del conflicto.

CONCLUSIONES La resolución de conflictos en el campo internacional es de gran importancia por las graves consecuencias que estos pueden producir, en él se ven involucrados Estados que presentan diferencias de criterios, de enfoques producidos por la diversidad de intereses que pueden existir en el campo internacional. Cuando la solución de los conflictos se realiza en forma de acuerdos directos, es decir mediante negociaciones diplomáticas, se ofrecen ventajas de adaptabilidad y discreción, pero tienen una gran dependencia de la actuación de los involucrados, de sus intereses y deseos de llegar a una solución

CAPÍTULO II: EL CONFLICTO INTERNACIONAL

El conflicto pervive con los hombres desde el inicio de la historia y es parte de la relación entre las naciones. Esta persistencia a lo largo del tiempo y su carácter universal hacen del conflicto internacional un fenómeno consustancial a cualquier defensa. Por ello se le destinó un capítulo específico al comienzo de este documento, donde se aborda el tema desde una perspectiva teórica y general.

1. NATURALEZA DEL CONFLICTO

El conflicto internacional ha sido objeto de múltiples teorías o escuelas, desde las idealistas a las realistas. Estas teorías se encuentran en la base de la noción de la defensa que poseen los ciudadanos de un país. Todas justifican o impugnan el uso de la fuerza, o la amenaza de su uso, con el propósito de neutralizar o dirimir un conflicto. En último análisis, el fundamento de las diferencias gira en torno a la existencia o no de ciertas propensiones naturales en el ser humano, como la violencia. Este debate es tan antiguo como el hombre mismo y no ha podido ser resuelto apelando a esos términos.

Al margen del debate, el conflicto existe, ha acompañado al hombre desde siempre y no se vislumbra el momento en que puedan darse garantías de que ha dejado de existir. Es cierto que, en alguna medida, se ha podido avanzar en su control, pero este control relativo o parcial no asegura que el conflicto no se produzca ni que esté erradicado. En consecuencia. los Estados prefieren sostenerse no en la precaria ilusión que proporciona el control relativo, sino en la más cierta realidad de que el conflicto existe y seguirá existiendo. Es decir, todo Estado responsable debe prever la situación de un escenario adverso.

En general, las diversas teorías sobre el conflicto pueden agruparse en aquellas que, en las relaciones entre los Estados, dan excesiva y exclusiva preponderancia a la imparcialidad de los factores de poder y a los vínculos mutuos en función de principios compartidos entre las naciones (idealismo), y aquellas que la dan al antagonismo natural entre los distintos grupos humanos, lo que se expresa en la lucha permanente y excluyente por la denominación de unos sobre otros (realismo).

No cabe duda que estas orientaciones no explican toda la gama e intensidad de los conflictos que pueden generarse entre Estados, así como tampoco explican la compleja y rica naturaleza de sus relaciones. Conviene, por lo mismo, analizar el conflicto a partir de sus potenciales orígenes o fuentes.

2. ORIGEN DEL CONFLICTO

Los conflictos pueden surgir a causa de intereses contrapuestos relativos a factores históricos, étnicos, sociales, religiosos, económicos o ideológicos. Con todo, son razones geopolíticas, intereses económicos o acciones políticas las que, más recurrentemente, producen un conflicto internacional, aún cuando la causa aparente o coyuntural pueda ser distinta.

2.1. Factores histórico-políticos

Una extendida fuente de conflictos bélicos es el nacimiento de nuevos Estados a partir de procesos de disgregación, desintegración o colapso de las estructuras políticas en que un pueblo estaba, voluntaria o forzadamente, inmerso. Los tipos de conflicto que esta causa produce son variados: son típicos los conflictos de independencia o de secesión, como los ocurridos entre las emergentes naciones americanas y España durante el siglo XIX o como los producidos tras el colapso de la Unión Soviética o de Yugoslavia durante el siglo XX.

En gran medida, los conflictos por descolonización en el mundo ya son historia, pero aún quedan casos pendientes. Como se sabe, una segunda ola de conflictos de cuño colonial, en la era moderna, plagó los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial hasta principios de la década de los setenta. Sin embargo, los casos pendientes han pasado a ser objeto de preocupación de la comunidad internacional a través de sus principales organismos multilaterales.

En cierto sentido, durante la segunda mitad del siglo XX los conflictos de descolonización pasaron a ser reemplazados por los de secesión, especialmente en el área que estuvo dominada por la desaparecida Unión Soviética. Se trata de conflictos planteados por una comunidad que, viviendo al interior de un Estado, muestra su voluntad de secesión en virtud de razones étnicas o, incluso, religiosas. Usualmente, tal voluntad es catalizada por movimientos nacionalistas que reivindican determinados rasgos culturales comunes y exclusivos de dicha comunidad, y promueven su independencia. Ha habido comunidades que consiguen separarse pacíficamente, como fue el caso de Checoslovaquia entre 1989 y 1993, de la que resultaron dos Estados: la República Checa (o Chequia), con capital en Praga, y Eslovaquia, con capital en Bratislava)(1). Pero es preciso subrayar que casos semejantes son singulares y en absoluto comunes.

Por lo general, ante conflictos de tipo secesionista la comunidad internacional adopta una posición neutral, sobre la base del principio de no intervención en asuntos que le competen a los Estados en cuestión, máxime si se trata de países con regímenes democráticos. Sin embargo, dependiendo de cuáles sean los países involucrados y del teatro o lugar donde ocurren, los conflictos secesionistas que llegan al plano bélico han llevado crecientemente al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a abandonar ese papel neutro.

Como es lógico, la lucha por la independencia política de un nuevo Estado deriva en el ejercicio pleno e incontestado de su soberanía sobre el territorio que reclama o, finalmente, obtiene para si. Cuando el proceso de ruptura ocurre en un gran espacio geográfico, como fue el caso de la América hispana, la consolidación nacional y la dificultad de establecer límites territoriales exactos, suele surgir como una nueva fuente de potenciales dificultades.

Pese a que América del Sur no ha estado exenta de conflictos armados suscitados por esta causa, el refrendo jurídico en tratados internacionales de aquella realidad histórica fue el instrumento principal y preferente por el que se optó para solucionar conflictos declarados o conjurar conflictos latentes, y así dar certidumbre a los nuevos países nacidos de la desintegración del imperio español. Esta preferencia se mantuvo en el tiempo, de modo que puede decirse que el ámbito básico de resolución de conflictos en el subcontinente ha sido y continúa siendo el de las relaciones bilaterales y el diálogo directo entre los países involucrados. En ocasiones, terceros países han brindado su concurso en papeles de arbitraje, pero, en general, no constituyen un asunto por el cual la comunidad internacional deba velar directamente.

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