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Corrientes Sociológicas De Los Siglos XVII Al XX:


Enviado por   •  29 de Abril de 2013  •  4.242 Palabras (17 Páginas)  •  3.153 Visitas

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Corrientes sociológicas de los siglos XVII al XX:

Liberalismo

El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político, que promueve las libertades civiles; se opone a cualquier forma de despotismo (gobierno de una autoridad singular), apelando a los principios republicanos. Constituye la corriente en la que se fundamentan, tanto el estado de derecho, como la democracia representativa y la división de poderes.

Aboga principalmente por:

• El desarrollo de las libertades individuales y, a partir de éstas, el progreso de la sociedad.

• El establecimiento de un Estado de derecho, donde todas las personas sean iguales ante la ley, sin privilegios ni distinciones, en acatamiento de un mismo marco mínimo de leyes que resguarden las libertades y el bienestar de las personas.

El liberalismo surgió de la lucha contra el absolutismo, inspirando en parte en la organización de un Estado de derecho con poderes limitados —que idealmente tendría que reducir las funciones del gobierno a seguridad, justicia y obras públicas— y sometido a una constitución, lo que permitió el surgimiento de la democracia liberal durante el siglo XVIII, todavía vigente hoy en muchas naciones actuales, especialmente en las de Occidente. Al promover la libertad económica, el liberalismo despojó de las regulaciones económicas del absolutismo a las sociedades donde pudo aplicarse, permitiendo el desarrollo natural de la economía de mercado y el ascenso progresivo del capitalismo.

Sus características principales son:

-El individualismo, que considera al individuo primordial, como persona única y en ejercicio de su plena libertad, por encima de todo aspecto colectivo.

-La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en la libertad de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos.

-El principio de igualdad entre las personas, entendida en lo que se refiere a diversos campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo, todos los ciudadanos son iguales ante la ley y ante el Estado.

-El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado y protegido por la ley.

-El establecimiento de códigos civiles, constituciones, e instituciones basadas en la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y en la discusión y solución de los problemas por medio de asambleas y parlamentos.

Aunque suele hablarse del liberalismo como un todo uniforme, es posible distinguir entre distintos tipos de liberalismo. El liberalismo económico es el más difundido ya que es defendido por las grandes corporaciones y los grupos económicos más fuertes. Se basa en limitar la intromisión estatal en las relaciones comerciales, promulgando la reducción de los impuestos y eliminando las regulaciones.

El liberalismo económico cree que, al no intervenir el Estado, se garantiza la igualdad de condiciones y se establece un mercado de competencia perfecta. La falta de intervención del Estado, sin embargo, no permite la ayuda social (se cancelan los subsidios, por ejemplo).

El liberalismo social, por su parte, defiende la libertad en las conductas privadas de los individuos y en sus relaciones sociales. La legalización del consumo de drogas está avalada por el liberalismo social.

El liberalismo político, por último, entrega el poder a los ciudadanos, quienes eligen a sus representantes de manera libre y soberana. Los funcionarios estatales, por lo tanto, son elegidos por el poder popular de la democracia.

Cada una de estas doctrinas del liberalismo, por supuesto, cuenta con variantes y defensores más o menos acérrimos de las libertades promovidas

El positivismo:

Es una corriente sociológica que afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento solamente puede surgir de la afirmación positiva de las teorías a través del método científico.

Esta corriente fue liderada por Auguste Comte (1798-1857) y John Stuart Mill (1806-1873).

Augusto Comte, pensó que la sociedad era un fenómeno científico, que se podía estudiar como un todo y de su estudio surgirán principios generales a toda sociedad.

El Positivismo aportó a la búsqueda humana la comprensión de que el ser es capaz de encontrar respuestas lógicas al mundo físico que le rodea, así como a todo lo que atañe a sus acciones y se convirtió en un enemigo ideológico de los principios religiosos, fundamentalmente del Cristianismo, considerados ideas erradas, porque apartaban al ser humano de la realidad. El conocimiento verdadero es sólo el que se origina de la experiencia.

De esta manera, busca en la ciencia la única vía capaz de aportar el conocimiento y, a través de ella, se domina y comprende a la naturaleza y a la sociedad misma, ambas instancias partes del mundo real.

Esta corriente tiene como características diferente, la defensa de un monismo metodológico (teoría que afirma que hay un solo método aplicable en todas las ciencias). Creen que tiene que haber una unidad de método a pesar de que haya una diversidad de objetos. La explicación científica ha de tener la misma forma en cualquier ciencia si se aspira a ser ciencia, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que le lleva a considerar a la razón como medio para otros fines (razón instrumental). La forma que tiene de conocer es inductiva, despreciando la creación de teorías a partir de principios que no han sido percibidos objetivamente.

Las corrientes sociológicas reflejan en cierta forma los conflictos e inquietudes de diversas clases en cada época y los intereses políticos implícitos en los mismos. Así, diversos autores coinciden en señalar que el clima académico dominante en la primera mitad del siglo XIX es políticamente conservador y a su vez optimista respecto a los avances de las ciencias naturales y al papel de éstas en el desenvolvimiento social.

Para esta época principia a configurarse el pensamiento marxista y estas obras son desconocidas o rechazadas por las academias.

Para esa época Francia se considera a sí misma - a través de sus ideólogos- como el arquetipo

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