De la Rus de Kiev a la revolución de octubre

• De la Rus de Kiev a la revolución de octubre:

        Rusia y Ucrania comparten un origen histórico común en lo que se conoció como la “Rus de Kiev”, el primer estado eslavo del este de Europa que abrazó el cristianismo, y que ocupó tierras de las actuales Ucrania, Bielorrusia y Rusia. Fue fundada por la dinastía Rurika, la cual gobernó de forma ininterrumpida hasta la llegada de los Románov en el siglo XVII. La Rus de Kiev cayó en el 1240 por la invasión del Imperio mongol y dio lugar a los principados de Nóvgorod, Moscú y Galicia-Volinia (que serían el germen de las actuales Bielorrusia, Rusia y Ucrania respectivamente).

        Tras el dominio mongol, parte del territorio que actualmente conforma el estado ucraniano pasaría a estar controlado por la mancomunidad polaco-lituana. Ya para el siglo XVII una rebelión cosaca logra independizarse de Polonia y conformar un estado independiente de muy corta duración, “el Hetmanato”. Debido a la presión polaca por la recuperación del territorio, el Hetmanato se vio obligado a pedir protección a Rusia. Ambas partes firmaron en 1654 el Tratado de Pereyáslav que, en último término, acabó precipitando la Guerra Ruso-Polaca (1654-1667). Dicha contienda acabaría con la repartición del territorio ucraniano entre ambas potencias: Polonia se quedaba con la orilla derecha del río Dnieper – excluyendo Kiev – y Moscú se quedó con el Este de Ucrania (permaneciendo estas fronteras, establecidas en 1686, intactas hasta la Paz de Riga en 1921). A partir de entonces cada una de las regiones empezaría a asimilar los factores socioculturales de la potencia que lo administraba.

        A finales del siglo XVIII el Imperio Ruso y el Imperio Astro-Húngaro se repartieron Polonia, quedando las regiones ucranianas de Galitzia, Bukovyna y Transcarpatia bajo el poder de este último. A diferencia del imperio zarista, que rusificó las zonas orientales bajo su control impidiendo el uso y el estudio de idioma ucraniano, así como presionó a la población para que abrazara la fe ortodoxa, el Imperio Astro-Húngaro les permitió mantener su cultura, lengua y religión.

        En el siglo XIX, y en consonancia con los movimientos nacionalistas románticos que recorrían el continente europeo, se comienza a forjar en suelo ucraniano un fuerte sentimiento nacional. Este incipiente nacionalismo ucraniano, con capital en Leópolis, está auspiciado por las diferentes potencias europeas con el fin de debilitar el imperio ruso.

        Con la crisis en la que se sumía la Rusia zarista, acompañada del esfuerzo masivo que implicó la Primera Guerra Mundial y las sucesivas derrotas que sufrió el ejército ruso, el movimiento nacionalista que pedía la independencia de Ucrania se fortaleció.

         Caído el régimen zarista, la llegada del gobierno provisional no cambió la situación, y los alemanes y austríacos utilizaban los movimientos independentistas contra su enemigo ruso. Tras la revolución de febrero de 1917, el 4 de marzo se estableció en Kiev el parlamento ucraniano, la Rada. Ésta apoyaba la autodeterminación ucraniana, aunque su primera tarea fue la de negociar libertades culturales, una mayor autonomía política y una reforma agraria, dentro de un Estado federal ruso.

        El 22 de enero de 1918, la Rada Central declaró a Ucrania un país independiente. Esta independencia fue reconocida por el Gobierno ruso liderado por Lenin, en consonancia con su política de destrucción del antiguo estado imperial, así como por las Potencias Centrales y otros Estados;​ sin embargo, este gobierno no sobrevivió mucho tiempo debido a las presiones ejercidas no solo por la Guardia Blanca rusa, sino también por el Ejército Rojo, la intervención del Imperio alemán y la Entente Cordiale, de los anarquistas locales y el bandidaje local del Ejército Verde.

        Tras la guerra polaco-soviética, y la firma de la paz de Riga el  18 de marzo de 1921, el territorio ucraniano fue repartido entre Polonia, que recibía Galicia y Volinia,  y la República Socialista Federativa Soviética de Rusia.

• La época soviética:

        La historia socialista de Ucrania comienza en 1922 con la conformación de la República Socialista Soviética de Ucrania (RSS de Ucrania) y su inmediata anexión a la constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Durante esta primera época se llevan a cabo tibias medidas de ucranianización, especialmente centradas en la cultura y el idioma, que rápidamente serían revertidas con la llegada de Iósif Stalin al poder.

        En este momento se pueden observar las causas profundas del actual conflicto en Ucrania, especialmente es su región oriental. Es durante la creación de la URSS cuando se le agregan a la RSS de Ucrania territorios con los que nunca había formado una misma entidad administrativa, y que estaban poblados en su mayoría por rusos, como lo es el sudeste ucraniano. Dichas regiones habían pasado a formar parte de Rusia a fines del siglo XVIII, junto con la península de Crimea, tras vencer al Imperio Otomano. La Región Suroriental, conocida bajo la administración zarista como Nueva Rusia, nunca había estado unida con el resto del país hasta que los soviets la pusieron en 1921 bajo dependencia de Kiev.

        Con el ascenso de Stalin se produce un paulatino intento de desucranianización, el cual tenía como objetivo debilitar elementos de la sociedad ucraniana, desde las granjas e iglesias hasta los intelectuales, y cuyo mayor exponente seria el tristemente conocido Holodomor, y que se vería acompañado por varias oleadas de purgas que redujeron los miembros del Partido en ucrania en más del 50%. Dichos puestos fueron ocupados por cuadros del partido traídos desde Moscú. Se volvió a prohibir la enseñanza en ucraniano, de hecho muchos colegios fueron cerrados, así como la publicación de periódicos en dicha lengua (de forma mimética a como se había actuado en la época zarista).

        Con la 2ª Guerra Mundial (Gran Guerra Patriótica para los rusos) todo el territorio ucraniano queda controlado por el Reich. Durante el avance y consolidación de la invasión alemana, la OUN (Organización de Nacionalistas Ucranianos) colabora con las fuerzas de ocupación guiada por el común interés en la lucha contra los soviéticos y la intención de usar a los alemanes para restaurar un estado ucraniano independiente. Pronto se revelaría como un tremendo error estratégico con la deportación de Yaroslav Stetsko y Stepán Bandera, principales líderes del OUN, a campos de concentración alemanes.

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