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Delitos y delincuentes entre lo oficial y lo real. Cuba en los finales del XIX e inicios del XX


Enviado por   •  4 de Mayo de 2017  •  Ensayos  •  7.261 Palabras (30 Páginas)  •  277 Visitas

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Delitos y delincuentes entre lo oficial y lo real. Cuba en los finales del XIX e inicios del XX

Dra. Yolanda Díaz Martínez

Investigadora Titular

Archivo Nacional de la República de Cuba

El 7 de octubre de 1886 era firmado en el Palacio Real de Madrid la Real Orden que suprimía la Ley de Patronato, a partir de ese momento, en teoría, los negros tendrían los mismos derechos que se les garantizaba al resto de la población.

En los expedientes judiciales existentes en el Archivo Nacional de la República de Cuba, que recogen las causas criminales instruidas por diversos delitos, encontramos varias contra personas de la raza negra, cuya lectura evidencia que, en la práctica, el tratamiento hacia el negro continuó siendo discriminatorio.

En el desarrollo de los procesos es evidente el empleo de cualquier elemento, por sencillo que fuera, como argumento para inculparlos, en ocasiones a pesar de la ausencia de suficientes elementos incriminatorios, muchos debieron guardar prisión hasta ser probada su inocencia, a lo anterior habría que añadir el hecho de que frecuentemente el pretexto para su detención era que resultaba sospechosa su actitud o comportamiento: coincidentemente casi siempre esa condición se la daba el hecho de ser negros, finalmente la condena impuesta a una persona negra acusada de haber cometido un acto criminal, en muchas ocasiones era la máxima prevista para el tipo de delito específico.

Tal contraste entre lo legislado y la práctica no debe resultar contradictorio, si tenemos en cuenta que en ese propio año de 1886, en la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba , donde se agrupaba una significativa representación de la intelectualidad cubana de finales del siglo XIX, se debatía “científicamente” la capacidad del negro para convivir en la sociedad, integrándose al proceso de vida cotidiana.

En su seno los debates giraron en torno a diversos temas y la cuestión racial se convirtió en materia privilegiada, analizándose problemas tan importantes como la conformación étnica de Cuba, la degeneración, los problemas biológicos derivados del mestizaje y la herencia, entre otros muchos aspectos que llevaban implícito la cuestión racial y las diferentes actitudes respecto a la integración o no del negro .

En el presente trabajo abordaremos algunas cuestiones relacionadas con la criminalidad después de ser abolido el régimen esclavista así como a inicios del XX. En tal sentido será expuesto el discurso racial que propendía a inculpar al negro como principal figura delictiva, y a través de expedientes judiciales, causas criminales y documentos, de manera general vinculados a las justicia y los delitos, se demostrará como no siempre era real esa afirmación, muchas veces propalada por la prensa y tradicionalmente repetida de una generación a otra.

El discurso racial

El miedo a la alteración del orden instaurado en la Isla y a la africanización de esta tras los sucesos acaecidos en Haití, fueron factores, entre otros, que condicionaron casi desde los mismos inicios del siglo XIX la conformación de una mentalidad en algunos sectores de la aristocracia criolla que, obsesionada con el blanqueamiento de la población, se mostró partidaria de estimular la entrada de mano de obra blanca que en régimen de trabajo libre era contratada en las plantaciones azucareras.

Varios representantes de ese sector llevaron adelante algunas propuestas tendentes a favorecer esa opción. José Antonio Saco, por ejemplo, considerado uno de los principales portavoces de los intereses aristocráticos durante la primera mitad de ese siglo, realizaría una intensa labor encaminada a promover la importación de trabajadores blancos asalariados como una forma de abolir la esclavitud y acabar con los peligros que representaba el problema negro para Cuba. Sin embargo, a pesar del miedo a los levantamientos de esclavos, las propuestas de blanqueamiento, sustentadas fundamentalmente en el pequeño campesino de raza blanca no lograron avanzar con la fuerza esperada, pues sus principales promotores carecían de los recursos suficientes para hacerlas valederas.

La aristocracia azucarera y los dueños de ingenios, en mejores condiciones económicas para enfrentar la puesta en práctica de esas aspiraciones, lejos de propiciar el incremento de la inmigración blanca como fuerza de trabajo alternativa, apostó al mantenimiento de la mano de obra esclava, más barata y fácil de dominar que la mano de obra libre, para sustentar el desarrollo de la producción azucarera, por lo que aprovechó sus influencias en la Corte para solicitar sucesivas concesiones que permitieran el mantenimiento de la trata; a finales de la primera mitad de ese siglo, cuando ya resultó imposible mantenerla, abogaron entonces por el empleo de chinos, indios y peninsulares contratados, pero sin renunciar a su vocación de esclavistas, buscando una compensación monetaria por cada esclavo al momento de proceder a la abolición gradual de la esclavitud.

La perpetuación del trabajo esclavo como eje fundamental de la economía cubana conllevó a la implementación de algunas alternativas que garantizaran su sometimiento, sustentadas en una inferioridad y una agresividad que justificaba la adopción de cualquier medida coercitiva o represiva; en tal sentido una de las variantes puesta en práctica fue la criminalización de la población negra en términos sociales, culturales y biológicos. El discurso sobre la delincuencia se centró entones, y fundamentalmente, en los negros y mulatos tanto esclavos como libres; la medicina, la jurisprudencia y los debates desarrollados en instituciones cubanas del siglo XIX contribuirían a ese empeño.

Antes de la implementación del primer Código Penal en la Isla, puesto en práctica en 1879, las pautas que regían el orden y organización de la vida en la colonia se regulaban a través de los Bandos de Buen Gobierno y Policía , estos no siempre contenían muchas especificidades respecto a las regulaciones a seguir con la población de color, por una parte porque con respecto a los esclavos sus dueños cumplían la doble función de dueños y jueces, y era frecuente que ante cualquier infracción cometida por un integrante de su dotación aplicaban la medida o castigo que considerasen más pertinente, a la par que llegaban a acuerdos monetarios con la persona afectada.

Por otra parte, y de manera independiente a los Bandos, se legislaron algunas circulares y reglamentos que normaron el comportamiento de los esclavos como fueron el Reglamento para regular el comportamiento de negros , publicado por el Ayuntamiento de la Habana en junio de

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