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Desarrollo industrial en la era de Тrujillo


Enviado por   •  8 de Septiembre de 2014  •  Tutoriales  •  3.384 Palabras (14 Páginas)  •  429 Visitas

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DESARROLLO INDUSTRIAL EN LA ERA DE TRUJILLO

Durante la época de la segunda guerra mundial, el crecimiento industrial dominicano se vio estimulado por los ingresos en divisas generados por el aumento de la demanda de azúcar y melazas en Inglaterra y los estados unidos, y por la escasez de manufactura importadas debido a los controles de exportación impuestos por los estados unidos. El aumento del azúcar y la melaza produjo un ligero mejoramiento en la distribución del ingreso entre los trabajadores de la industria azucarera, los cuales demandaban más productos manufacturados en una época en que las mayorías de las importaciones se encontraban severamente restringidas. Pero lo mas importante para el desarrollo industrial dominicano fue una nueva convención con los estados unidos firmada en 1940 para poner fin a las limitaciones impuestas por la convención dominico-americana de 1924. esta nueva convención, que fue llamada por el gobierno “tratado Trujillo-hull”, brindo al gobierno dominicano la oportunidad de estimular directamente el desarrollo industrial mediante el otorgamiento directo de convenciones especiales tales como exoneración de impuestos a la importación de materias primas, maquinarias y equipos, y exenciones en el pago de los impuestos al consumo de la manufacturas locales .

El tratado Trujillo-hull marco el principio de la independencia financiera dominicana luego de casi 40 años de dominio y control fiscal por parte de los oficiales norteamericanos que administraban la receptoria dominicana de aduanas. En virtud de este acuerdo la administración de las aduanas dominicanas como las rentas internas retornaron a manos del gobierno dominicano y la republica dominicana recobro su capacidad de imponer o modificar sus impuestos de importación y exportación y de elaborar independiente mente sus propias políticas fiscales. En resumen, el tratado Trujillo-hull significo el comienzo del fin del arancel aduanero de 1919.

Estos cambios se reflejaron en la nueva constitución de la republica dominicana, aprobada en 1924, la cual, entre otras innovaciones, otorgaba congreso el poder de conceder exenciones de impuestos a empresas privadas que beneficiaran la economía nacional y que probaran ser un instrumento para atraer la inversiones de nuevos capitales. El artículo 90 de esta nueva constitución señalaba que el sector privado solamente podría obtener exenciones de impuesto mediante una legislación aprobada por el congreso o por contratos especiales ratificados por dicho organismo. El mismo artículo 90 indicaba además que aquellos a quienes se les otorgaran las concesiones especiales disfrutarían de ellas de manera irrevocable mientras durante el periodo de validez aprobado por el congreso.

Esta disposición constitucional marco la culminación de los esfuerzos realizados por los gobiernos tanto de Vásquez como de Trujillo para encontrar una formula que permitiera al Estado Dominicano promover la inversión industrial. Gracias a ella, el gobierno dominicano finalmente pudo formular su propia política industrial, aunque al principio esta no quedo claramente delineada.

Primeramente, el gobierno trato de enfrentar el problema de la escasez de importaciones ocasionado por el estallido de la segunda guerra mundial prohibiendo la exportación de ciertos productos manufacturados localmente. Poco después, prohibió la exportación y reexportación de todos aquellos productos o manufacturas consideradas como esenciales, tales como vehículos de motor y repuestos, ganado, carne, aves, botellas vacías, jabones, fósforos, tabacos y medicinas. Durante los años de la guerra esta lista sufrió muchos cambios según las necesidades nacionales, y en varias ocasiones el gobierno nombro comisiones especiales para regular la oferta y distribución de aquellas manufacturas industriales que el país podía producir o importar.

Trujillo acrecentó aun mas su fortuna vendiendo muchos productos importados tales como gomas de automóviles, gasolina, repuestos, ropas y zapatos a precios de monopolio, o cobrando comisiones a cambio de conceder licencias de importación.

Los cuantiosos ahorros realizados por Trujillo durante esos años despertaron aun más su deseo de invertir en nuevos proyectos industriales de sustitución de importaciones. Cuando estallo la guerra en 1939, ya el era un industrial incipiente con varios años de experiencia habiendo estado involucrado en la construcción de una refinería de grasas vegetales y una procesadora de carnes, y en adquisición de una fabrica de cerveza. Los años de depresión enseñaron a Trujillo las ventajas de la sustitución de importaciones, pero las trabas impuestas por la convención Dominica-Americana de 1924 y arancel de 1919 le habían impedido moverse en esa dirección.

En noviembre de 1944, fue aprobada por el Congreso la firma del primer contrato amparado en el Articulo 90 de la Constitución. Este documento se convirtió rápidamente en modelo para muchos otros contratos de inversión industrial en la Republica Dominicana. En vista de que en esa década no existían leyes especificas para promover la creación de industrias dedicadas a la sustitución de importaciones, es necesario examinar dichos contratos para entender la forma en que el gobierno dominicano ejecuto su política industrial luego de la Segunda Guerra Mundial. Como nadie ha estudiado hasta ahora dichos contratos ni la política industrial subyacente en ellos, conviene analizarlos a continuación para describir el proceso de industrialización de la Republica Dominicana de 1944 a 1961.

La Textilera Dominicana, C. por A. fue la primera de las plantas de sustitución de importaciones de la familia Armenteros. Tras el inicio de sus operaciones, otros comerciantes españoles y libaneses vieron cuan ventajoso resultaría transferir una parte de sus capitales a la industria manufacturera ya que los importadores de textiles habían estado en crisis desde en crisis desde el inicio de la guerra. Pero no fue sino hasta septiembre de 1949 fecha en que Jesús Armenteros Seis dedos, fundador de Textilera Dominicana, C. por A., firmo un nuevo contrato para un periodo adicional de cinco años de exoneraciones para su empresa, cuando otros comerciantes competidores de la familia Armenteros solicitaron también concesiones especiales del gobierno y se incorporaron al sistema de contratos.

Otro contrato para la producción de textiles similar al de la Textilera Dominicana fue firmado en enero de 1950 por José Antonio Najri, otro comerciante de origen libanés. Este contrato fue hecho a favor de la Algodonera, C. por A. una importante casa comercial que operaba una pequeña fábrica en Santo Domingo desde 1930 y se especializaba en la confección de camisas y medias para el mercado local.

Al examinar los contratos aprobados por

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