Diversidad Cultural
fannydereck22 de Septiembre de 2014
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Temas. 1 Diversidad cultural en MEXICO:
Etnia, lenguas, religión y MINORIAS culturales.
México es un país de diferentes etnias y religiones. Es un país con siglos de tradición y de historia donde el mestizaje es una de sus características principales. De la fusión de los indígenas mesoamericanos y de los españoles nació este gran país.
México es un país de diferentes etnias y religiones. Es un país con siglos de tradición y de historia donde el mestizaje es una de sus características principales. De la fusión de los indígenas mesoamericanos y de los españoles nació este gran país.
Además de los indígenas mesoamericanos y de los españoles, en México debemos destacar también los africanos o los asiáticos que llegaron en la época de la Nao de China.
México y su política interior, hasta la revolución, fueron de la mano con una política racista, tras la revolución, se entendió que en la diversidad está la riqueza y el mestizaje comenzó a ser respetado.
Así las cosas, se podría decir que a día de hoy, México es un país formado por indígenas en un 30%, por mestizos en un 55% y un 15% restante que mantiene la ascendencia europea. La religión
predominante en México es la católica.
Las principales etnias (que nosotros llamamos grupos indigenas) son:
Nahua, Maya, Zapoteco, Mixteco, Otomí, Tototnaca, Tzotzil, Tzeltatl, Mazahua, Mazateco, Huasteco, Chol, Purépecha , Chinanteco, Mixe, Tlapenaco, Tarahumara, Mayo, Zoque, Popoluca, Chatino, Amizgo, Tojolabal, Huichol.
1-Lenguas.
Las lenguas de México son aquellos idiomas empleados por los habitantes del país. La gran cantidad de lenguas que se hablan en el territorio mexicano hacen del país uno de los que poseen mayor diversidad lingüística en el mundo. Además del idioma español, cuyos hablantes en sus variedades locales constituyen la mayoría lingüística, se hablan en México sesenta y siete lenguas y agrupaciones lingüísticas indígenas. Por la Ley de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas que se promulgó en 2001, las lenguas indígenas y el español han sido declaradas lenguas nacionales por su carácter histórico, por lo que cuentan con la misma validez en todo el territorio mexicano.[1]
La relación entre el español y las lenguas indígenas ha pasado por diversos momentos desde que los europeos llegaron a América. En el caso mexicano, numerosas lenguas indígenas se beneficiaron de la labor intelectual de los primeros misioneros evangelizadores que mostraron un celo particular por aprender los idiomas nativos y cristianizar
a los americanos en sus propias lenguas. Estos y otros intelectuales en los años posteriores a la Conquista produjeron las primeras gramáticas y vocabularios de las lenguas náhuatl, maya, otomí, mixteca y purépecha, entre otras, y adaptaron el alfabeto latino para escribirlas. En contraste con este interés, numerosas lenguas se perdieron antes de que pudieran ser estudiadas sistemáticamente, pues sus hablantes fueron asimilados culturalmente o exterminados físicamente. Por eso, en muchos casos quedan pocos o ningún testimonio de su existencia, apenas menciones de su existencia en algunos escritos y pequeños vocabularios. Se calcula que hacia el siglo XVI, en México se hablaban más de cien lenguas.
A partir de la independencia de México, se planteó la necesidad de castellanizar a todos los pueblos indígenas, pues se veía en la diversidad lingüística una dificultad para integrarlos a la sociedad nacional. Hasta el siglo XX, la única lengua de enseñanza y de gobierno era el español; los primeros intentos de alfabetización en lenguas indígenas tenían por objeto que los educandos adquirieran la escritura para después continuar el proceso educativo exclusivamente en español.
La población hablante de lenguas indígenas en México no es conocida con precisión. El censo del Inegi señala que se trata de alrededor de seis millones de personas, pero el dato corresponde sólo a los mayores de cinco años. La población étnica indígena fue calculada por la CDI en 12,7 millones de personas en 1995, lo que equivalía al 13,1% de la población
nacional en ese año (1995).[2] A su vez, la CDI sostenía que en 1995, los hablantes de lenguas indígenas en el país sumaban alrededor de siete millones. La mayor parte de esa población se concentra en la región.
Uno de los grandes problemas que presenta el establecimiento de relaciones genéticas entre las lenguas de México es la falta de documentos escritos antiguos que permitan conocer la evolución de las familias lingüísticas. En muchos casos, la información disponible consiste en unas cuantas palabras registradas antes de la desaparición de un idioma. Tal es el caso, por ejemplo, del idioma coca, cuyos últimos vestigios lo constituyen algunas palabras de las que se sospecha pertenecen más bien a alguna variedad del náhuatl hablado en Jalisco. Swadesh calculaba que el número de idiomas hablados en el territorio mexicano llegaba a los ciento cuarenta. Actualmente sólo sobreviven sesenta y cinco.
1-Religion y minorías culturales.
México no tiene una religión oficial, según la Constitución de 1917, que también ha impuesto limitaciones a la iglesia que han puesto en evidencia la intromisión del estado en temas eclesiásticos. El gobierno prevé contribuciones financieras a la iglesia, y la iglesia participa en la educación pública. Sin embargo, Navidad es una fiesta nacional y todos los años durante la Semana Santa y la Navidad en México todas las escuelas, públicas y privadas, envian a sus estudiantes a un periodo vacacional.
En 1992, México levantó casi todas las restricciones a las religiones, incluida la concesión de
estatus legal de todos los grupos religiosos, concediendo derechos de propiedad limitados, y el levantamiento de las restricciones sobre el número de sacerdotes en el país.[1] Hasta hace poco, los sacerdotes no tenían derecho a votar, y hasta ahora no pueden ser elegidos para cargos públicos.
En ciertas regiones, la profesión de un credo diferente del católico es vista como una amenaza para la unidad comunitaria. Se argumenta que la religión católica forma parte de la identidad étnica, y que los protestantes no están dispuestos a participar de los usos y costumbres tradicionales (el tequio o trabajo comunitario, la participación en las fiestas patronales y cuestiones similares). La negativa de los protestantes se debe a que sus creencias religiosas no les permiten participar en el culto a las imágenes. En los casos extremos, la tensión entre católicos y protestantes ha dado lugar a la expulsión o incluso el asesinato de los protestantes en varios pueblos. Los casos más conocidos son los de San Juan Chamula [5] [6], en Chiapas, y San Nicolás, en Ixmiquilpan [7], Hidalgo.
Un argumento similar fue presentado por un comité de antropólogos para solicitar al gobierno de la República la expulsión del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), en el año 1979, al cual se acusó de promover la división de los pueblos indígenas al traducir la Biblia a los idiomas vernáculos y evangelizar en un credo protestante que amenazaba la integridad de las culturas populares. El gobierno mexicano prestó atención al llamamiento de los antropólogos y canceló
el convenio que tenía celebrado con el ILV. Los conflictos también se han dado en otros ámbitos de la vida social. Por ejemplo, dado que los Testigos de Jehová tienen prohibida la rendición de honores a los símbolos patrios (algo que en las escuelas públicas de México se realiza cada lunes), los niños que han sido educados en esa religión eran expulsados de las escuelas públicas. Este tipo de problemas sólo se resuelven con la intervención de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y no siempre con resultados favorables para los niños.
Las minorias étnicas de México son el conjunto de colectividades cuyos miembros reconocen un lazo particular que los une. Este vínculo es de orden cultural, histórico, político y económico. De manera oficial, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que la nacionalidad mexicana es única e indivisible, pero reconoce su naturaleza multicultural, sostenida originalmente por sus pueblos indígenas. Tradicionalmente, México se ha definido como nación mestiza, o como lo dijera José Vasconcelos Calderón (1925), el crisol de todas las razas tanto cultural como étnicamente.[1
2- Patrimonio cultural de los mexicanos.
Etimológicamente, la palabra patrimonio nos remite a los bienes que heredamos de nuestros padres y, extensiva y figuradamente, de nuestros ascendientes. Herencia de nuestros padres y de los padres de nuestros padres, el patrimonio nos remonta hasta el tiempo en que la existencia de los individuos se difumina en la de las familias y ésta en la de los pueblos.
A la idea de patrimonio corresponde la de los pueblos. A la idea de patrimonio corresponde también, en este sentido, y de modo primordial, la noción de colectividad.
"Patrimonio" ha pasado a significar una realidad muy vasta: todo aquello que, como testimonio de los valores y el trabajo de las generaciones pasadas, forma hoy parte de los bienes individuales o sociales que han merecido y merecen conservarse. En efecto, lo que unas generaciones transmiten a otras no son sólo cosas: son también ideas, conocimientos, representaciones del mundo, valores, costumbres
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