EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA, UN PROCESO LIBERADOR
joivertorres11 de Marzo de 2014
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EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA, UN PROCESO LIBERADOR.
Autor:
JOIVER ADOLFO TORRES PEDREROS
ID: 000357314
Ensayo presentado para la materia de
FUNDAMENTOS DE PEDAGOGÍA
Al profesor
LINDON YANI VÉLEZ
FUNDACIÓN UNIVERSITARIA CATÓLICA LUMEN GENTIUM
FACULTAD DE EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN ARTISTICAS
2013
EDUCACIÓN EN AMÉRICA LATINA, UN PROCESO LIBERADOR.
La cultura es el lugar donde habita el hombre, el ser humano existe mientras haya una cultura. Por esto el hombre la vive, la conserva, la impone, la transmite y la transforma, de forma que sea un lugar donde se pueda sentir identificado con su entorno. Para lograr esto, la misma cultura permite establecer los límites de la convivencia y la forma como se relaciona con mundo, lo que conocemos como educación. Así, es posible entender la educación como un proceso humano y cultural complejo, donde entra en juego lo psicológico, biológico y social, que busca la perfección y la seguridad del ser humano, para permitirle alcanzar su búsqueda permanente, la búsqueda de la libertad.
Como dice Aníbal León (2007), la educación presupone una visión del mundo y de la vida, una concepción de la mente, del conocimiento y de una forma de pensar; una concepción de futuro y una manera de satisfacer las necesidades humanas. Necesidad de vivir y estar seguro, de pertenecer, de conocerse, ser creativo y ser productivo. Sin embargo, todas las herramientas, para entender el mundo, vivir, pertenecer, descubrirse y crear, las proporciona la cultura. Por esta razón, La cultura al igual que la educación es dinámica, cambia con el tiempo, porque devienen una de la otra, se alteran, crecen y decrecen, vienen a ser y dejan de ser.
Modelo pedagógico tradicional
La colonización europea de América comenzó a finales del siglo XV después de que Cristóbal Colón llegara en 1492 financiado por la Corona de Castilla. El Imperio español y el Imperio portugués fueron los primeros en realizar la conquista y controlaron gran parte de América Central, América del Sur y el Caribe, cuyos recursos extraídos convirtieron la colonia en una de las mejores empresas. Inicialmente con la figura de encomiendas de la corona y posteriormente con la figura de hacienda, se conformaron grandes propiedades territoriales al estilo feudal para la continua explotación o aprovechamiento. Los comuneros o dueños de la tierra tuvieron gran importancia en las luchas de independencia, por esto, muchas de sus estructuras de poder y sistemas económicos subsisten hasta la actualidad. Incluso las grandes potencias extranjeras terminaron adoptándolo como sistema e iniciaron una nueva forma de colonia a través de la figura de propiedad o posesión de tierras.
El tradicionalismo pedagógico pasa a hacer parte de la cultura colonial en Latinoamérica. Comienza a gestarse en la escolástica en el siglo XVI, como filosofía propia de la iglesia católica con una clara subordinación de la razón a la fe. Se difunde en las escuelas públicas en Europa y luego en América Latina y su finalidad primordial como modelo era trasmitir el conocimiento a través del pensamiento eurocentrista y evangelizador. Participa además, de una transición del pensamiento medieval dogmático-religioso, al pensamiento clásico como resultado del renacimiento. Etapa en la que se concede a la escuela el valor de ser la institución del pueblo, accesible a todas las clases sociales, indispensable para la construcción de las naciones y reconocimiento moral y social. Esta escuela tradicional, adquiere carácter de pedagógica y se convierte en el medio ideológico y cultural con propósitos de formar valores y la ética a niños y jóvenes, así como educarlos en las conductas de la comunidad y prepáralos para el trabajo.
El modelo tradicional influyó notablemente en los procesos de enseñanza y en los sistemas educativos, por lo que muchos de sus preceptos aún subsisten de forma inconsciente o consiente en las prácticas pedagógicas y centros educativos. Sus mayores representantes fueron Platón, Comenius y Herbart, haciendo énfasis en el concepto de tradición como “entrega”, así el contenido de la enseñanza consiste en trasmitir un conjunto de conocimientos y valores sociales acumulados por las generaciones adultas, que llegan a los alumnos como verdades acabadas e irrefutables. El maestro es el centro del proceso de enseñanza, trasmisor de información y sujeto del proceso de enseñanza, piensa y transmite los conocimientos y exige que el alumno elabore y trabaje mentalmente, memorice, narre y exponga. La evaluación apunta a los resultados dados y verificables, pruebas escritas, o tareas para el hogar, con el refuerzos negativos del aprendizaje en forma de castigos, notas bajas o llamado a los padres.
Segun Flórez (1994), en este modelo el método y el contenido en cierta forma se confunden en la imitación y emulación del buen ejemplo, del ideal propuesto como patrón y cuya encarnación más próxima se manifiesta en el maestro. De esta manera, las lecciones de clase centradas en la educación moral y en la instrucción cívica, enfatizando en la importancia del deber, la obediencia, la honestidad, el patriotismo y el valor. La relación maestro-alumno puede ser calificada como autoritaria-vertical y el desarrollo del ser humano se logra con la educación del carácter y de las facultades del alma: entendimiento, memoria y voluntad. El método se fundamenta en el transmisionismo de los valores de una cultura, por esto, es logrado con base en la memorización, la repetición, y la ejercitación.
Tradicionalismo pedagógico le viene muy bien a las necesidades del colonialismo e imperialismo. Para Implantar, sostener y asegurar el sometimiento a algo, que mejor el aprendizaje como forma de autoridad, un régimen academicista y profundamente conductista y neoconductista , orientado hacia la religión y la moral, con un enfoque psicológico, pedagógico y dogmático. La delimitación del carácter, la disciplina como medio para educar, el predominio de la memoria, el currículum centrado en el maestro, pasividad y distanciamiento del alumno y anulación de su derecho a la comunicación, la reflexión y la proposición, además de los contenidos positivistas, ajenos a las experiencias vivenciales de los estudiantes, están muy ligados a las necesidades de una cultura colonialista de imponer verdades absolutas y restringir la participación. En definitivas, este modelo constituye un sistema cerrado, organizado, jerarquizado y muy competitivo, que asegura la soberanía de la escuela como institución para la formación del hombre al servicio de la sociedad imperante.
Modelo pedagógico desarrollista
La modernidad trajo consigo la Ilustración y el desarrollo de nuevas estructuras culturales enmarcadas en el capitalismo o racionalidad económica moderna, además de la idea de progreso ilimitado seguida por las grandes potencias. Solo fue hasta mediados del siglo XX, cuando América Latina, prácticamente en crisis, se ve obligada a replantearse, ya que el efecto de las guerras mundiales hizo evidente el estado de dependencia de estas nuevas estructuras de colonia que eran las grandes potencias. Además, los problemas de abastecimiento de muchos productos durante esta época, demostraron la necesidad promover y desarrollar una industria nacional para ser más independiente, es decir, dar inicio al desarrollismo industrial Latinoamericano.
Los nuevos conceptos de Desarrollo del siglo XX establecen la división de dos mundos, por un lado, los países desarrollados del Norte y por otro, subdesarrollo Latinoamericano. Esto reorienta las políticas educativas junto con la idea de pasar de una economía esencialmente agraria, hacia una economía industrial o de consumo masivo. Así, los países subdesarrollados deberían invertir en activos y educar los nuevos cuadros que requiere la industria, para poder alcanzar una situación de desarrollo autónomo. Lo que implica, efectuar los cambios en los procesos de enseñanza y aprendizaje, con el objetivo de satisfacer las demandas del desarrollo con respecto a avances científico-técnicos. Es decir, promover una nueva escuela, que fomente la unidad nacional, entregue habilidades útiles en la vida como educación técnica e industrial, que promueva la alfabetización y unifique programas y métodos de estudio.
De esta forma, la educación se convierte así en motor del desarrollo y del progreso económico. Esta concepción alcanza su auge con la teoría del capital humano, planteada por Schultz (1960), para quien la educación debe ser considerada como cualquier otra forma de capital físico o inversión, ya que existe una relación entre crecimiento económico y las tasas de escolarización en los niveles educativos. Los conocimientos y habilidades tienen valor económico e intercambiable en el mercado, se difumina la frontera entre trabajo y capital. La teoría del capital humano
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