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Educación Y Trabajo En América Latina


Enviado por   •  9 de Mayo de 2013  •  3.856 Palabras (16 Páginas)  •  346 Visitas

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3 La Organización Internacional del Trabajo define el trabajo decente como “un trabajo productivo con remuneración justa, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para el trabajador y su familia, mejores perspectivas en el desarrollo personal y social, libertad para que manifiesten sus preocupaciones, se organicen y participen en la toma de decisiones que afectan sus vidas así como la igualdad de oportunidades y de trato para hombres y mujeres” (OIT, 2007: 49).

1. Educación y trabajo en América Latina

Las tendencias recientes en el mundo del trabajo y la evolución de los sistemas educativos y de formación profesional han colocado a los jóvenes latinoamericanos frente a una compleja paradoja: aún cuando los niveles educativos alcanzados son mayores a los de generaciones anteriores, tanto en años de escolaridad formal como en la diversidad de trayectos formativos, los jóvenes encuentran hoy serias dificultades para lograr una inserción laboral y social plena (Ibarrola, 2004; CEPAL/OIJ, 2004).

Esto no significa que la relación entre mayores niveles de educación y mejores oportunidades laborales, y por consiguiente mayores ingresos, no se mantenga a nivel individual o en determinados grupos poblacionales. Por el contrario, la asociación entre nivel de educación e ingresos es sumamente estrecha y se ha mantenido en los últimos años. Según datos del Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina para un conjunto de países de la región, en el periodo 2000-2004 las personas ocupadas con nivel primario incompleto representaban el 21% del total y se quedaban con el 11% del ingreso, mientras en el otro extremo los ocupados con estudios terciarios completos representaban el 10% del total y recibían el 25% del ingreso (SITEAL, 2006).

Las dificultades en la inserción laboral no deben ser analizadas como un fenómeno exclusivo del mercado laboral, otras dimensiones, como las tendencias del sistema educativo o las desigualdades socioeconómicas, juegan un papel destacado en esta contradicción que afecta vínculos profundos del tejido social. La inserción laboral en los jóvenes constituye un elemento clave en el pasaje a la vida adulta, ya que la generación de ingresos propios permite reducir o eliminar la dependencia económica familiar. Los sujetos constituyen de esta manera su propio hogar y se insertan plenamente en la sociedad. El trabajo brinda integridad social y conlleva legitimidad y reconocimiento social (Weller, 2007).

La década del 90 y la primera mitad de los años 2000 no han favorecido la inserción de los jóvenes latinoamericanos al mundo del trabajo. En este sentido, si la sociedad no puede ofrecer alternativas de trabajo decente a un amplio conjunto de jóvenes que han transitado con éxito el sistema educativo, alcanzando en muchos casos una escolarización mayor a la de sus padres, entonces tampoco les asegura su inserción social3. El rol de la educación y el mercado de trabajo como vehículos para el progreso personal y social comienza a ser cuestionado, lo cual significa un obstáculo para la cohesión social y un desafío de gobernabilidad democrática (OIT, 2007). En el contexto actual, la exclusión social se ha convertido en una realidad para un creciente número de jóvenes.

No es posible entender las tendencias divergentes entre la educación y el empleo sin detenerse en cada una de estas dimensiones. Se analizará brevemente algunos elementos claves de la evolución reciente en estos ámbitos.

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4 La continuidad de este periodo de crecimiento sostenido es actualmente incierta en la región, en el contexto de la profunda crisis de los mercados financieros y económicos desatada hacia fines de 2008 a partir del estallido de la burbuja del sector inmobiliario en los Estados Unidos. Dado el nuevo escenario mundial el Fondo Monetario Internacional prevé una importante desaceleración del crecimiento en los países de América Latina y el Caribe, pasando de un crecimiento promedio de 5.1% en el periodo 2005-2008 a un proyectado de 3.2% para el 2009 (FMI, 2008). En relación al desempleo, la Organización Internacional del Trabajo prevé un aumento de la tasa de desempleo mundial, que en el caso de América Latina y el Caribe pasaría del 7,3% en 2008 a situarse entre 7,6% y 8,5% según diferentes escenarios hipotéticos, lo cual involucra entre 1 y 3 millones de trabajadores (OIT, 2009).

5 Existen distintos criterios para definir conceptualmente al sector informal. Un primer criterio centra la atención en el tamaño de la empresa y la baja productividad de sus actividades, una segunda alternativa focaliza en el incumplimiento de las regulaciones laborales, y finalmente, una tercera opción refiere a la legalidad de las actividades (Ibarrola, 2004). En cualquier caso, el sector informal abarca el trabajo informal urbano (vendedores ambulantes, servicios de poca calificación), un alto porcentaje de las micro y pequeñas empresas (muchas de carácter familiar) y las actividades delictivas.

Las economías nacionales y el mercado de trabajo

Las últimas décadas han sido escenario de profundos cambios en las economías nacionales de la región. Procesos como la apertura comercial y la integración regional, el debilitamiento del sector estatal, la aceleración del cambio en los mercados y las nuevas formas de organización de la producción, han significado nuevas dinámicas en el mercado de trabajo, donde la tendencia general ha sido la precarización de las condiciones laborales. En este contexto, los fenómenos del desempleo y la informalidad han ganado una notable trascendencia.

El crecimiento del desempleo irrumpió en la región durante la década del 80. Inicialmente fue provocado por cambios en la estructura productiva de los países ante los procesos de apertura comercial e integración económica, pero en poco tiempo demostró su carácter estructural, manteniéndose incluso en períodos de crecimiento económico. Los años recientes han significado una disminución del desempleo en la mayoría de los países latinoamericanos, cuyas economías vivieron una etapa de fuerte crecimiento derivada de la expansión mundial de la demanda por materias primas, que significó una mejora en sus términos de intercambio y en los niveles de exportación4.

A pesar de este cambio de tendencia, los resultados alcanzados en el ámbito del empleo han sido insuficientes para superar los desequilibrios existentes en los mercados de trabajo: los índices de desempleo de los jóvenes en el 2005 eran mayores en promedio a los verificados en la década del 90 (OIT, 2007).

La segunda característica que afecta las economías nacionales es la marcada heterogeneidad: coexisten en la región un

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