EL HUMANISMO Y EL DESARROLLO DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO
anavelizaval11 de Mayo de 2015
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CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES de la ÉPOCA MODERNA
Con el nombre de Época Moderna o Tiempos Modernos se designa al período histórico que va desde la conquista de Constantinopla por los turcos otomanos en 1453 hasta el inicio de la Revolución Francesa en 1789. También se consideran inicio de los nuevos tiempos: el descubrimiento de América en 1492 y los comienzos de la Reforma Luterana en 1517.
DESARROLLO DE LOS TIEMPOS MODERNOS
S. XV 1789 Renacimiento Estado Nacional Liberalismo Económico Humanismo Capitalismo Absolutismo Burguesía Mercantilismo Ilustración Reforma Descubrimientos Revolución Francesa Geográficos
La desintegración del mundo medieval permitió el surgimiento, desarrollo y difusión de nuevas concepciones y tendencias que produjeron grandes transformaciones materiales y culturales que configuraron el mundo moderno. El Renacimiento y la Reforma crearon las bases para una nueva cosmovisión. A consecuencia del espíritu antropocéntrico de la vida y el nacimiento de nuevos movimientos religiosos, se deshizo la unidad de la Iglesia Cristiana. La Iglesia Católica vería resentida su hegemonía espiritual en Occidente con la acción de nuevas confesiones religiosas.
Uno de los hechos políticos esenciales de los Tiempos Modernos, fue la formación del Estado Nacional, centrado en la persona del monarca. Este cambio se inició a fines de la Edad Media, con el estudio del Derecho Romano; la voluntad del Príncipe es la ley suprema. Se comienza a uniformar el Derecho y suprimir los privilegios feudales. Esta nueva realidad política se traduciría en el reemplazo de las monarquías feudales por las monarquías absolutas. Surgieron poderosos Estados Nacionales y se afianzan las monarquías absolutas. Los Estados europeos adoptarían políticas destinadas a robustecer su poder interno y aumentar su influencia internacional. Las luchas por el predominio en Europa sólo fueron contenidas por las ideas del “concierto de naciones” y del “equilibrio europeo”.
Durante los siglos XVI y XVII tuvieron lugar violentos conflictos religiosos pero paulatinamente el espíritu de beligerancia decayó produciéndose una secularización progresiva de la cultura, donde el Estado y los estilos de vida se organizaron según las tendencias mundanas y fines terrenales. En el ámbito científico y tecnológico hubo grandes avances, facilitando el dominio de la naturaleza en beneficio del hombre. Surge una gran confianza en el poder de la razón y la sociedad se constituye en conformidad a principios racionales.
La sociedad estamental, heredada del Medioevo, se mantiene en lo esencial: la nobleza pierde su rol político pero conserva sus privilegios sociales y económicos; igual cosa sucede con el clero en los países católicos. La burguesía consolida su poder económico y aspira a la influencia política.
Simultáneamente con las actividades comerciales se desarrollaron las actividades financieras y aparecen nuevas formas de pago, de crédito y de inversión. A pesar del incomparable incremento del comercio y las finanzas, la agricultura continuó siendo la base económica. La mayor parte de la población seguía viviendo en el campo y obtenía sus medios de subsistencia de la agricultura. En el siglo XVII, cuando los monarcas absolutos están en el máximo esplendor de su poder, la agricultura recibe un gran apoyo con proyectos y recursos que favorecen su modernización.
El descubrimiento y conquista de los continentes y pueblos de ultramar expanden el horizonte de la historia europea a una dimensión propiamente universal.
LA ECONOMÍA CAPITALISTA EN LOS TIEMPOS MODERNOS
A partir del Renacimiento las actividades económicas experimentaron un notable aumento. Contribuyeron a ello los descubrimientos geográficos, el espíritu mundano y de lujo del Renacimiento. Surgen nuevas artes, industrias, técnicas e inventos. Toma importancia la economía monetaria. La ciudad se convirtió en el centro de la vida económica, política y cultural. En Italia destacaron los puertos de Génova y Venecia y las ciudades de Roma, Florencia y Milán. En Alemania, Augsburgo, Nüremberg y Francfort. En Flandes (actual Bélgica), Gante, Brujas y Amberes. En Francia, Paris y Lyon. Con los descubrimientos geográficos toman importancia los puertos de Lisboa, Bristol y Londres.
El comercio y la industria pasan a ser más importantes que la agricultura. Se formaron grandes fortunas. Es el inicio del Capitalismo de tipo comercial y financiero.
Los Reyes, para robustecer su poder y financiar la burocracia, el ejército mercenario y las guerras, necesitaron mucho dinero, especialmente oro y plata. Recurrieron a los banqueros para obtener préstamos y a los súbditos para recibir contribuciones.
A los monarcas les interesaba consolidar el Estado Nacional y por ello favorecieron el comercio y la industria, construyeron caminos y mejoraron las comunicaciones. Trataron de atraer banqueros y obreros especializados. Protegieron la industria nacional, concediendo privilegios a los comerciantes y estableciendo derechos aduaneros.
Se desarrollan nuevas prácticas comerciales tales como el crédito, la letra de cambio, el cobro de intereses y la operatoria contable. Toman importancia los Bancos y las Bolsas de Valores. Líderes en estos cambios fueron las Repúblicas Italianas.
Una Nueva Clase La Economía deja de ser una realidad moral-teológica para ser una realidad con fines y leyes propias, que trata de justificarse a sí misma. Toma importancia una nueva clase social, la burguesía. El clero y la nobleza, las clases privilegiadas de la Edad Media, comienzan a perder poder político, entre otras razones debido a que se estrechan los lazos entre las monarquías absolutas y la burguesía. La alta burguesía se transformó en prestamista de los Reyes, ejemplo de esto son los florentinos Médicis y los banqueros Függer y Welser en Alemania.
La burguesía se dividiría en tres segmentos: Alta burguesía, de grandes financistas, banqueros y comerciantes; Mediana burguesía, de empleados, comerciantes y profesionales; y Baja burguesía, de menores recursos, entre los cuales destacan los artesanos. La alta y mediana burguesía además ejerció influencia en la política, cultura y el arte (mecenas).
Capitalismo Comercial El capitalismo se fue imponiendo como sistema económico y la actividad más desarrollada fue el comercio. Este capitalismo comercial explica la creación de Compañías de Comercio Colonial como la Compañía de las Indias Orientales, organizada por Inglaterra en 1600 y Holanda en 1602. Eran “sociedades por acciones”; nace el comercio a distancia, aparece el comercio de muestrario y la venta a comisión. Paralelamente se desarrollo el capitalismo financiero con Bancos y Bolsas de Comercio. Se destacan el Banco de Ámsterdam (1609) y el de Inglaterra (1694).
El comercio colonial experimentó gran desarrollo a partir del siglo XVII. A Europa llegaron especias, algodón, azúcar, seda, tabaco, café, arroz, etc. Los metales preciosos, sacados especialmente de México y Perú, pasarían de España al resto de Europa. El oro y plata permitió acumular grandes capitales. Sin embargo, la abundancia de metales preciosos produjo una desvalorización de la moneda y un alza general de los precios. Francia, Inglaterra y Holanda fueron los países más favorecidos con este comercio colonial.
Nuevas Ideas Económicas
El Mercantilismo (siglo XVI hasta mediados del XVIII). Constituyó la forma temprana del Capitalismo. En este sistema hubo una estrecha relación entre política y economía; fue una economía estatista. La autarquía económica fue la finalidad, y se fundamentaba en que la riqueza de un país está en relación directa a la acumulación de metales preciosos (oro y plata). Para lograr este objetivo:
Se debía fomentar las exportaciones y restringir las importaciones. Se debía aplicar tarifas aduaneras proteccionistas para lograr una balanza comercial a favor (superávit) Era necesario tener colonias como proveedoras de materias primas y mercados exclusivos. Ello implicaba desarrollar la marina mercante nacional. Era necesario desarrollar la industria nacional para lograr la autarquía económica.
Todos los países importantes de Europa practicaron el Mercantilismo. Se destacó Francia, donde se le llamó Colbertismo (por Jean-Baptiste Colbert, ministro de finanzas del rey Luís XIV).
El Fisiocratismo (siglo XVIII) fue una doctrina de carácter agrario que se desarrolló especialmente en Francia. Sus principales representantes fueron los economistas franceses Quesnay, Gournay y Turgot. Creían en leyes naturales y perfectas que regulaban la economía. Se oponían a la reglamentación del Mercantilismo pues la economía debía gozar de libertad. La fuente de riqueza es la tierra, por ello la única rama de la producción que debía pagar contribuciones era la agricultura ya que era la verdadera creadora de valor. Sus defensores invocaban el principio del laissez-faire (dejar hacer) y señalaban que debía desaparecer toda intervención en la industria y el comercio. Defendían la propiedad privada.
El Liberalismo Económico.
Se convertiría en la doctrina económica más importante a fines del siglo XVIII y se desarrollo paralela al liberalismo político. El economista escocés Adam Smith es considerado el Padre de la doctrina.
Adam Smith escribió la obra: “Ensayo sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de
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