EL INFORTUNIO DE UN ADOLESCENTE

EL INFORTUNIO DE UN ADOLESCENTE

Había una vez un niño llamado Pinocho Ticona en el distrito de La Natividad – Tacna, un niño de 13 años, alto para su edad pues a simple vista pareciera de más años, es un tanto robusto, con el pelo negro y con una nariz un tanto Sui Generis que era su mayor atractivo o filing. Pinocho Ticona un niño con proyectos personales, él se imaginaba que cuando fuera grande estudiaría la carrera de leyes en la “Universidad Alas Peruanas” como todo niño tiene todo el derecho del mundo a soñar, a ilusionarse y entusiasmarse con su futuro.

El padre de Pinocho Ticona es Gepeto, un hombre de 42 años de edad sumido en la melancolía y la depresión ya que su pareja, el amor de toda su vida había sido ultimada en un asalto a mano armada cuando salía junto a su esposo Gepeto de una celebración de aniversario en donde laboraban. Producto de ese acontecimiento tan nefasto y doloroso se hunde en una melancolía profunda y se refugia en la bebida, en el consumo del alcohol, mientras más pasaba el tiempo, mayor era su dependencia hacia un vicio que ni siquiera en sus pesadillas se hubiese imaginado en el pasado.

Esa adicción al alcohol provoco que su relación con su hijo fuera conflictiva, y lo descuido completamente, sus calificaciones bajaban alarmantemente, su alimentación empezó a ser deficiente y llegar a casa era como estar en una guerra ya que todo era gritos y reclamos de parte de su padre.

Ante la soledad de su vida presente, conoció a Paolín, un adolescente de 19 años, despreocupado, relajado, que vive el día a día intensamente, generalmente infringiendo la ley. Su negocio era la venta de sustancias psicoactivas y la trata de niños y adolescentes, es decir era un reclutador de adolescentes púberes para hacer el trabajo sucio, pues ellos no tenían consecuencias punitivas como las de un adulto, mayores de 18 años.

Caminando pinocho melancólico por varias cuadras a la salida de su colegio es interceptado por paolin. Él es vecino y conocía el drama del adolescente víctima de tragedias a tan temprana edad. Pinocho no deseaba hablar con él, pues le había aconsejado un día su mama no le dirigiera palabra alguna, pero en su mente se dijo “no pierdo nada “el dialogar con paolín. En la plática este le propone que toda esa soledad, impotencia, cólera que lleva consigo pinocho, tienen una solución; al oír aquello pinocho lo escucha atentamente. Paolin que tiene una personalidad segura le propone que puede tener todo el dinero que quisiese para solucionar sus problemas, de alimentación, salud y vestimenta, ya que su padre se había desentendido de él.

Su propuesta consistía en que pinocho Ticona debía entregar unos paquetillos a unos chicos que solían ir a la plaza ubicada cerca del colegio donde estudiaba, pues en dicha plaza había muchos niños jugando al aire libre lo cual haría impensable que sería en centro de operaciones de una mafia criminal e indigna. Pinocho Ticona lo acepta,

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