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ENSAYO SOBRE RACIONALIDAD AMAZONICA

yermos23 de Mayo de 2013

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Autor:

Julio César Olórtegui Sáenz

Catedrático Principal de la Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades - UNAP

Iquitos – Perú

2008

ENSAYO SOBRE RACIONALIDAD AMAZÓNICA:

Julio César Olórtegui Sáenz

I. CARACTERÍSTICAS DE LA AMAZONÍA

En la Selva del Amazonas, como en otras muchas culturas (primitivas y arcaicas), el hombre y la naturaleza tienen entre sí una interrelación que se manifiesta en vivencias sociales, ecológicas, espirituales y religiosas. Esta relación se desarrolla en la selva amazónica desde tiempos ancestrales, en que el hombre la habitó, puede afirmarse que, todavía hoy en día, el poblador amazónico, lucha por mantener incólume este equilibrio que le ha permitido su subsistencia y que a nosotros nos permite apreciar su magnificencia.

La Amazonía es el mayor bosque tropical de la tierra y en la actualidad es el mejor conservado, cuando se compara, por ejemplo, con los de África e Indonesia. Por tanto, puede decirse que las características ecológicas del ecosistema sostenido de la región amazónica propician que esa originaria conexión espiritual con la naturaleza siga siendo, como en su pasado, el eje de las vivencias y de la cosmovisión de sus habitantes. En el mundo amazónico –una especie de mundo dentro del mundo– todo gira en torno a la Naturaleza, a una Naturaleza divinizada y sacralizada. Así, el mito y el chamanismo, que son los pilares sobre los que se asienta el pensamiento y la existencia de los aborígenes de esta Cuenca, constituyen una realidad interrelacionada con el entorno natural y los espíritus que la habitan: los mitos amazónicos hablan siempre de acontecimientos relacionados con aspectos ecológicos y espirituales de la selva y el fenómeno del chamanismo se mueve en torno a una concepción y a un uso sagrados de la botánica. La amazonía se presenta, entonces, como el medio natural idóneo para la supervivencia en una relación de existencia equilibrada con el ecosistema.

La Cuenca Amazónica abarca el sistema tropical y el sistema de ríos más grande del mundo. Pertenece a la vasta región natural de América del sur, que con 3 millones de Km2 está constituida por los países: Perú, Bolivia, Brasil, Surinam, Guayana, Venezuela, Colombia y Ecuador.

El río Amazonas (que atraviesa la amazonía) recoge las aguas de cerca de un millar de tributarios principales desde los macizos montañosos de los Andes, de Guayana y del Planalto del Brasil, que vivifican a todos los ecosistemas que encuentra en su amplio recorrido. Descarga sus aguas en el Oceano Atlántico con un promedio de 220.000 m3 por segundo. Se forma en Perú por la confluencia de los ríos Ucayali y Marañón (frente al caserío Grau, cerca de la ciudad de Nauta) y su longitud es de 6.280 km. desde el Ucayali y de 5.620 km desde el Marañón. Hoy sabemos que nace en la Cordillera andina peruana, a 6.000 m s/n/m, próximo al valle del Colca (Arequipa).

La descarga del Amazonas equivale al 15.47% del agua dulce vertida por todos los ríos y el nivel de sedimentación alcanza en el curso medio 0.1 gramos por litro. Esta sedimentación convierte a los suelos por donde se desplaza, en suelos de alta fertilidad.

Por otra parte, esta gran Cuenca Amazónica de la región neotropical de América del sur constituye un universo verde y húmedo de agua y vegetación, que ha permanecido, en todo su ámbito, tal y como era desde la época Terciaria (hace 70.000.0000 de años), desde entonces la humedad y la temperatura han permanecido constantes, donde los días y las noches duran siempre el mismo tiempo. Estas condiciones de estabilidad contribuyen a que la amazonía tenga una megadiversidad biológica, pues se estima que existen entre 5 y 30 millones de especies. De ellas solamente hay descritas 1,4 millones, entre las cuales 750.000 son insectos, 40.000 vertebrados, 250.000 plantas y 360.000 de la microbiota. En la amazonía se reconocen un total aproximado de 60.000 especies de plantas superiores, 2.500 especies de artrópodos, 2.500 especies de peces y 300 de mamíferos. Cada sustrato de suelos tiene su propia formación vegetal, siendo las especies de cada uno totalmente diferentes.

Toda la biodiversidad de la amazonía tiene una representación viva en la Cuenca amazónica de Perú. Sin embargo existen varias especies endémicas del oriente peruano. La selva peruana es hoy en día uno de los espacios naturales mejor y más conservados de toda la Amazonía. En su biodiversidad, un área que abarca cuatro millas cuadradas (unos 760.000 m2), alberga 1.500 especies de plantas y 750 especies de árboles y en una hectárea pueden encontrase 41.000 especies de insectos. Más de 200 ríos riegan esta selva, que ocupa el 70% de la extensión del país (más de la mitad del territorio nacional) y que se encuentra habitada por menos del 11% de la población peruana. Sus dos zonas principales son la selva alta y la selva baja, cuyo límite superior es de 500 m., donde se registra una pluviometría de 3000 mm anuales, una temperatura media entre 22º a 26º C en la selva alta y de 27,5º C en la baja , y una humedad oscilante entre 80% y 90% durante todo el año. Todo ello hace que la vida natural sea exuberante, cuando se tiene en cuenta la mancha verde que en el territorio nacional peruano ocupa la amazonía, frente a la Sierra andina y la costa.

La diversidad de suelos, ecosistemas y genes ha dado lugar a varias maneras de afrontar el medio. En cada espacio geográfico se han originado diferentes formas de ver el mundo y hacer uso de él, que les permitió atesorar experiencias milenarias de comprobación que las han dado validez de verdadera etnociencia. Esta diversidad de pueblos (se calcula que existen actualmente no menos de 60 etnias dependientes de cuatro filums y 12 familias lingüísticas).

En su conjunto, los aborígenes americanos descienden de grupos de paleoasiáticos que llegaron al nuevo continente a finales del paleolítico, a través de una ruta de 2.000 km de ancho, que permitía el paso a pie entre Siberia y Alaska, antes de que se fundieran los glaciares, hace 40.000 años y se inundara el paso natural y apareciendo lo que hoy llamamos Estrecho de Bering, estos grupos eran ya homo sapiens de tipo mongoloide, cazadores-recolectores que se asentaron en el nuevo continente. El antecesor de los actuales indígenas de América fijó su residencia, hace 24.000 años, en las orillas de un lago de México y hace 20.000 en un refugio rocoso al sur de la altiplanicie peruana, y hace 12.000 el hombre ya había llegado al extremo meridional de América del sur. En estos años y a raíz de un marcado cambio climático se dio una gran migración de pueblos hacia la Amazonía. Y así surgió la agricultura y la cerámica, y la separación de poblaciones homogéneas provocó diferenciaciones culturales y lingüísticas, pero su adaptación al mismo hábitat hizo converger a culturas de distintos grupos.

Los indígenas se hallaban ya en América del sur hace 12.000 años a.C. sin embargo en la amazonía no se conocen restos arqueológicos anteriores al año 2000 a. C. Los yacimientos más conocidos son los de Tefé, Santarém y Marajó de Brasil; y en la parte peruana tenemos los del complejo Cumancaya en los ríos Ucayali (Tutish-cainyo –2000-1000 a.C. –) y Napo (Yasuní –50 a.C. –), y los hallados en Sangay, Andoas, Nauta y Santo Tomás, donde se han encontrado muestras de alfarería de estilo Skakimu y Barracoide. Por otra parte, hace más de 5.000 años se dio una migración procedente de diferentes direcciones: una de los Andes conformada por la familia Arawac, la Tupí-Guaraní desde la región del Chaco (que se bifurcó en dos direcciones: una hacia Brasil y otra al Atlántico), y la Caribe.

Betty Meggers ha realizado una interesante investigación ecológica de la relación del hombre con su medio ambiente y su adaptación a la naturaleza amazónica. En su estudio parte de la premisa que los pueblos primitivos se consideran a sí mismos como parte de la naturaleza (ni inferiores ni superiores), desde concepciones animistas y sobrenaturales, y que son una tradición cultural de los avances y retrocesos, que existen en un nivel biológico para mantener el equilibrio de un ecosistema. Pues bien, en este proceso ecológico de adaptación humana, la amazonía presenta unas características ecológicas muy especiales, cuyas condiciones ambientales crean la selva tropical en un área de 5.750.000 km2 y donde se incluye la Cuenca Amazónica.

El territorio peruano que ocupa este espacio verde es paradigmático, cuando se habla de la amazonía, no sólo por la importancia de su extensión (que es la segunda en superficie después de Brasil) sino además por la buena conservación de su hábitat y la multitud de etnias que lo habitan: en la actualidad el oriente peruano sustenta una población nativa e indígena dos veces y media mayor a la del Brasil, (que, como decíamos, es el país de Sudamérica que más extensión de selva contiene), es decir unos 60 grupos étnicos de indígenas.

Estos aborígenes vivían de la agricultura (yuca, plátano y variedad de frutas silvestres), de la pesca en ríos y cochas (lagos) y en menor medida, de la caza, para la que usaban lanzas, arcos, cerbatanas y plantas venenosas. Su forma de organización social era comunitaria y no poseían la noción de la propiedad privada, ni de la acumulación de posesiones y riquezas. Sin embargo, en ocasiones, se libraban luchas entre las diversas etnias por instalarse y dominar las tierras aluviales. Sus relaciones sociales se basaban en el

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