ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

ETAPAS DE LA HISTORIA DE MEXICO

Amci14 de Enero de 2014

5.171 Palabras (21 Páginas)782 Visitas

Página 1 de 21

1 ETAPAS DE LA HISTORIA DE MEXICO

“ La tierra es el punto de partida. Su distribución, la forma en que se divide y explota, repercute sobre la economía y organización de cada país. A ello se vincula la prosperidad o el bienestar de los habitantes y hasta su sistema político. La tierra es la base principal de la producción que da vida a los pueblos. De ahí que su régimen se vincule a las luchas sociales de todas las naciones, en distintas etapas”.

EPOCA PRECOLONIAL

En los pueblos Anahuac la distribución territorial rústica era desproporcionada, los señores y guerreros poseían las mejores tierras en cuanto a calidad y cantidad; sin embargo a la clase teocrática y al pueblo también se le asignaban tierras.

La gene del pueblo poseía tierras en pequeñas extensiones, pues el Calpulli era una parcela pequeña y pertenecía al Calputlalli como comunidad. El consejo del Calputlalli distribuía las tierras entre los solicitantes del mismo barrio para su explotación y uso personal, mas no las otorgaban en propiedad sino con modalidades sociales.

Cuando los conquistadores europeos en el siglo XV arribaron al continente americano y lo sometieron, el contraste de razas y culturas motivó polémicas condenando o defendiendo a los indígenas.

En la etapa precortesiana alboreo el problema agrario entre los indígenas conquistados por el pueblo azteca, durante el colonia, este problema encontró múltiples razones para perfilarse definitivamente; nuevamente, la comunidad agraria surgió en esta época como producto del mestizaje de dos razas; por esto en México, no puede prescindir del estudio histórico del problema y del Derecho Agrario, pues es menester encontrar en el pasado la raíz de instituciones jurídicas actuales.

LA PROPIEDAD TERRITORIAL

ÉPOCA PRECOLONIAL. LAS CIVILIZACIONES AZTECAS, TOLTECA, MAYA. SU ORGANIZACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL

No podría entenderse nuestro actual sistema de propiedad territorial, sin previo, aunque somero análisis de la organización social de las tribus más connotadas que poblaron el territorio nacional.

Nos referimos, en particular, a los pueblos precolombianos que brillaron por su organización y grado de civilización que alcanzaron. Por sus características peculiares, tres fueron los que destacaron por su mayor desarrollo económico, social, político y cultural: los toltecas, los aztecas y los mayas-quiché; sin que esto signifique que los zapotecas, los mixtecas y los tarascos no hayan tenido una relevante civilización. Las ruinas que dejaron en el Estado de Oaxaca los dos primeros y en el Estado de Michoacán el tercero, prueban, de manera irrefutable, que esas razas fueron poseedoras de una gran cultura.

La organización social y política de esos pueblos constituye el antecedente de las instituciones que, en etapas posteriores de su desenvolvimiento histórico, adoptó el pueblo mexicano.

Alrededor del año de 1325 de nuestra era, los aztecas, tras de una larga y azarosa peregrinación que iniciaron en la región norte del país, se establecieron en el territorio que tiempo después se llamóAnáhuac en el Valle de México.

Con paciencia y asiduidad en el trabajo lo convirtieron, de excesivamente pantanoso que era, en fértil y apto para la agricultura.

Construyeron chinampas, que destinaron a la agricultura para aprovechar los islotes del Lago de Texcoco, en las que se advertía y resaltaba el celo del agricultor por obtener su mejor aprovechamiento y rendimiento.

Estas chinampas o parcelas aún perduran en Xochimilco y en otras partes del Valle de México, como un testimonio ancestral de una agricultura primitiva y rudimentaria y de una forma de explotación de la tierra definitivamente superada.

En sus faenas de campo no dispusieron más que del esfuerzo y habilidad del individuo, ya que desconocieron los valiosos auxiliares del hombre, que los conquistadores trajeron del viejo mundo: el caballo, el asno y el buey.

Su clara percepción de la importancia que reviste el almacenamiento de las aguas, los impelió a construir presas y canales de derivación, de ejecución irreprochable.

Tuvieron virtudes fundamentales y fueron disciplinados, sabiendo reconocer y acatar el principio de autoridad. Conscientes del valor y fuerza de la convivencia pacífica de ios conglomerados humanos, mantuvieron la armonía entre las castas en que estaba dividida la tribu.

Su organización política fue depositada, originalmente, en una clase aristocrática integrada por un grupo de notables que se elegían por su saber, su ilustración, sus propiedades o por otros merecimientos, la que gobernaba y dictaba las normas de convivencia; pero como el gobierno de tan reducido grupo de privilegiados suscitaba frecuentes divisiones, porque faltaba la unidad para establecer la cohesión entre los diversos grupos de familias, que a la sazón integraban la tribu, decidieron adoptar el régimen monárquico.

Alcanzaron su máximo esplendor bajo el reinado despótico de Moctezuma. Fue entonces cuando fincaron en definitiva su hegemonía política sobre todo el Valle de México y sometieron a su dominación a la mayor parte de las +7wtribus vecinas.

En lo que atañe a su organización social, dispusieron de tribunales en los que estaba proscrita la corrupción y el cohecho. Administraban justicia por medio de un juez supremo y de jueces delegados, que residían en las regiones sometidas al reino.

Las leyes civiles, penales y los tribunales de los aztecas, fueron, para su época, un modelo de simplicidad y de equidad. Tuvieron igualmente un cuerpo de investigación y vigilancia que mantenía informados a los gobernantes de las faltas, abusos y delitos cometidos por los individuos y los funcionarios públicos.

El comercio revistió importancia y se desarrolló grandemente a base de trueque con otros pueblos vecinos.

El Barón de Humboldt, que recopiló muy valiosos informes sobre la civilización azteca, fijó su atención en el sistema que emplearon para cultivar la tierra y lo elogia sin regateos, reconociendo el adelanto a que habían llegado.

Del historiógrafo, señor Orozco y Berra, tomamos los siguientes datos:

Las características principales en la organización política y social, eran las siguientes:

Se dividían en dos grandes clases. La clase noble y la clase plebeya. La clase noble provenía del origen, especialmente de los allegados a la monarquía. Las gentes entre quienes se reconocía algún servicio eminente prestado :en las guerras con las demás tribus, o entre quienes se advertía superioridad intelectual o de sapiencia, eran las que pertenecían a la nobleza azteca.

La clase plebeya estaba constituída por la masa del pueblo, por la mayoría de gentes dedicadas al trabajo rudo del campo y a otros trabajos de arte a que eran afectos los aztecas.

En cuanto a la distribución de tierras, podemos decir que se dividían en 4 grupos:

- las tierras que pertenecían a la Corona, es decir, a la familia real;

- las tierras que pertenecían a la nobleza, en segundo lugar;

- en tercer término las tierras que pertenecían a guerreros;

- en cuarto lugar las pertenecientes a los sacerdotes y templos y, por último,

- las tierras que pertenecían a la comunidad, a los plebeyos.

Las tierras que pertenecían al reino y a la familia real, eran indudablemente de la mejor calidad; grandes extensiones de terrenos fértiles y de fácil cultivo, los más privilegiados por la naturaleza, y tenía que ser así, puesto que la fastuosidad de la monarquía azteca exigía grandes tributos e incontables elementos para sostenerse y para derrochar el lujo de que nos habla la historia.

Al lado de las tierras de la monarquía estaban las tierras de la nobleza, las de los favoritos del Rey, que eran de la mejor calidad, puesto que pertenecían a la gente más influyente, y la misma exigencia de lujo y de derroche que hacía la monarquía tenía que hacer la nobleza para hacerse acreedora a aquella influencia de que se disfrutaba. Las tierras de los guerreros eran también de magnífica calidad, igual que las de la clase sacerdotal. La clase sacerdotal llegó a ser una verdadera casta que pesó en los destinos del pueblo azteca, no sólo en el aspecto espiritual, sino muy fundamentalmente en el económico.

La historia nos relata que el número de sacerdotes que llegó a haber en lo que fue la Gran Tenochtitlán, alcanzó más de 5,000 individuos. Toda esa gente, que no trabajaba, que se dedicaba exclusivamente al servicio del culto, y a predecir los destinos del reino, vivía en la mayor fastuosidad, y como era natural, la exigencia de elementos para sostenerse tenía que ser cada vez mayor.

En último término venían las tierras que pertenecían a los vecinos, es decir, a la comunidad, a la clase plebeya. Las tierras de esta cuarta categoría estaban alejadas del centro de la región y eran tierras de ínfima categoría. Los vecinos las cultivaban en comunidad y pagaban numerosos y pesados tributos a las otras clases sociales. Estas tierras constituyeron lo que se llamó el calpulli. El Rey, como señor absoluto, era dueño de todos los destinos del pueblo ...

Las tribus establecidas en las tierras de la misma o diferente filiación, se habían subdividido casi indefinidamente; cada pequeño territorio tenía su propio señor, cada pueblo o fracción superior, ya subordinado a otro, ya independiente. La conquista mexicana sujetaba a las tribus al pago del tributo y al contingente de armas, municiones y soldados para la guerra; pero dejaba a los señores naturales su señorío, al pueblo sus usos y costumbres. Tomábanse algunas tierras, ya para que labradas en común dejaran

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (33 Kb)
Leer 20 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com