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El Contrato Social JUAN JACOBO ROUSSEAU


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2014  •  2.090 Palabras (9 Páginas)  •  427 Visitas

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El contrato social

Juan Jacobo Rousseau

Contexto del Autor

Filósofo suizo, nacido en Ginebra en 1712 y falleció en Ermenonville, Francia en 1778. La educación que recibió en la infancia fue bastante irregular, pero nutrida de múltiples lecturas, ya en la edad adulta, Rousseau se relaciono con D´Alembert y Diderot.

Las ideas políticas de Rousseau influyeron en gran medida en la Revolución francesa, el desarrollo de las teorías republicanas y el crecimiento del nacionalismo. Su herencia de pensador radical y revolucionario está probablemente mejor expresada en sus dos más célebres frases, una contenida en El contrato social: El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado; la otra, contenida en su Emilio, o De la educación: El hombre es bueno por naturaleza, de ahí su idea de la posibilidad de una educación.

En 1762. Publica el Contrato Social obra sobre filosofía política y trata principalmente sobre la libertad e igualdad de los hombres bajo un Estado instituido por medio de un contrato social.

Se dice que este libro fue uno de los muchos incitadores de la Revolución francesa por sus ideas políticas. Bajo la teoría del contrato social se fundamenta buena parte de la filosofía liberal, en especial el liberalismo clásico por su visión filosófica del individuo como fundamental, que luego decide vivir en sociedad por lo que necesita del Estado de Derecho que asegure las libertades para poder convivir. Así también se dice que en este libro se exponen lo que en el futuro serían los principios de la filosofía política socialista, en parte por el concepto de la voluntad general.

La obra contiene 4 libros en este reporte de lectura se abordaran solo los dos primeros.

Reporte de lectura

En este libro se aborda una nueva modalidad de contrato social que consiste en devolver al hombre su estado natural, sin que por ello deba dejar de pertenecer a una comunidad. No es como quiere Hobbes, un contrato entre individuos, es un pacto de la comunidad con el individuo y del individuo con la comunidad. Cada uno de los asociados se une a todos y a ninguno en particular.

Libro 1

Comienza con una frase revolucionaria para su época “El hombre ha nacido libre, y en todas partes se halla entre cadenas”. El mismo que se considera señor de los demás no por esto deja de ser menos esclavo que los demás. (Rousseau, 1762 : 10 )

El Contrato Social parte de que la dominación se suele sustentar, al menos en sus inicios, en la fuerza y una vez ésta se consolida se trata de transformar en derecho para buscar su perpetuación. Empero, este derecho es contradictorio, o inestable, en el sentido que el único motivo por el que obedecen los demás es porque temen la fuerza del jefe, así que si apareciera otra fuerza superior a ésta ya no encontrarían sentido para seguir obedeciendo a la primera. De modo que, no se está hablando de derecho (u ordenamiento jurídico), sino de una relación de dominación basada en la fuerza. De hecho, uno de los aspectos que más trabaja Rousseau es el de la legitimación, por lo que ésta cobra especial importancia en las instituciones que propone.

Explicar los principios básicos por los que se debe constituir el Contrato social lo primero que se destaca es que el llamado estado de naturaleza se torna incapaz de superar las adversidades que se le presentan, por lo que se hace necesario que los hombres se organicen de otro modo, para que de esta manera puedan poner en común sus fuerzas. El Contrato Social es el mecanismo ideal para poder canalizar tal disposición de fuerzas y guiarlas en la búsqueda de la felicidad. La cláusula básica sobre la que se asienta este contrato es la enajenación total de todos los derechos de cada asociado a la comunidad. De esta manera, si la entrega es total a la comunidad, será idéntica para todos, por lo que los intereses individuales (egoístas) tenderán a desaparecer. Además, hay que añadir que este tipo de enajenación dota de solidez al pacto, de modo que cada asociado no podrá reclamar sus antiguos derechos.

El resultado del pacto es “un cuerpo moral y colectivo compuesto de tantos miembros como votos tiene la asamblea”, y es este principio del que recibe la razón de ser el acto de constitución. El Soberano, por tanto, corresponde a la totalidad de miembros de la asociación y encauzará la acción que nacerá de este cuerpo (la totalidad) y que podrá plasmarla mediante varios actos. Hay que destacar la relación entre los Súbditos (sometidos a las leyes) y el Soberano, ya que los primeros se encuentran comprometidos frente al Soberano y respecto de otros particulares que al igual que ellos se encontrarán integrados en el pacto.

Se debe entender el cuerpo político (Soberano) como el conjunto integrado por todos los miembros que forman parte del pacto, y por lo tanto no podrá ir contra sus intereses, a pesar de que una persona de manera individual puede “creer” que sus intereses difieren de los da la comunidad. Por ese motivo, se necesita que exista un compromiso que sea plenamente garantizable por el resto de los ciudadanos. Ya que resulta insolidario pretender disfrutar de los derechos del ciudadano sin acarrear con los deberes del súbdito. Si estos intereses individualistas triunfaran supondrían la muerte del cuerpo político

El resultado de este pacto, y el abandono del estado de naturaleza, es el estado civil, en el cual, aunque se hayan tenido que renunciar a las prerrogativas del estado de naturaleza , se ganará la libertad civil y la propiedad de todo cuanto posees

Libro 2

Se aborda un principio básico de su gobierno en la siguiente frase: “sólo la voluntad general puede dirigir las fuerzas del Estado según el fin de su institución, que es el bien común” (Rousseau, 1762: 45). Es ese acuerdo, de todos, el principio que debe regir la acción del Estado. Un Estado, en donde la meta debe ser el bien común, no el particular, ni la realización individual.

La soberanía, no podrá ser nunca enajenada, es el pilar fundamental sobre el que se sostiene la sociedad. Del mismo modo, como dicha soberanía es general y corresponde a un cuerpo único, conformado por la totalidad de las voluntades encarnadas en una común, es además indivisible. Esta voluntad general de la que habla Rousseau siempre debería perseguir la utilidad

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