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El Foco Del Postmodernismo


Enviado por   •  5 de Enero de 2014  •  1.843 Palabras (8 Páginas)  •  224 Visitas

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El Foco del Postmodernismo

La fotografía, como arte visual, es definida como el procedimiento que permite fijar y reproducir, a través de reacciones químicas y en superficies preparadas para ello, las imágenes que se recogen en el fondo de una cámara oscura (Definicón.de, 2008). La imagen fotográfica en el postmodernismo es una manifestación representativa de un período o época, la cual crea un amplio género de movimientos artísticos, culturales y filosóficos que de muchas maneras se opone al modernismo, al juzgar que fracasó por no darle al hombre la felicidad que esperaban.

Se podría decir que hubo una revolución paradigmática y una segunda secularización en el paso del Modernismo al Postmodernismo. Mires (1996) define el paradigma como un nuevo “estilo de ver”, de percibir, de conocer y pensar, ver algo mas que la simple visualización, esas cosas pueden ser observadas desde distintos puntos de vista y desde distintos modos. Un nuevo paradigma posee particularidades de cambiar “las relaciones de semejanzas” entre las cosas, es decir, produce desordenes, caos y el desaparecimiento de comunidades científicas. La fotografía en el modernismo era utilizada de una manera racional, estética, para un fin específico como por ejemplo acumular y organizar datos, mientras que en el postmodernismo hubo un resurgimiento en la práctica de la fotografía viéndola desde un punto de vista subjetivista, que trata de recomponer la idea del mundo que nos rodea utilizando la imagen fotográfica como una ventana a la realidad, haciendo uso de las técnicas de manipulación y ficción, en fin, tratando la fotografía como arte, un arte ambiguo, dudoso, lleno de fluctuación, no racional, mayormente intuitivo, movible, resbaladizo, que se nos escapa de las manos y no le interesa las definiciones precisas, como tampoco lo que pudo haber sucedido con la historia y no tiene interés en legitimarse dentro del mundo (Arranguren, 2012). Se evidencia entonces un nuevo paradigma radical, al notar el gran cambio en el modo de ver el uso de la fotografía en el trascurso de esas dos épocas, siendo visto entonces el siglo XVIII como un período racional y el siglo XIX como un período subjetivo.

Según Sibilia (2009), en la postmodernidad emerge la “tiranía de la visibilidad”, un movimiento de mutación subjetiva que empuja los ejes del Yo desde el interior hacia el exterior, una especie de exhibicionismo latente. El modernismo por el contrario evitaba que su vida privada fuera expuesta a la hostilidad del mundo público, a ese orden social que le resultaba ajeno, falso e hipócrita. La imagen fotográfica, en el postmodernismo, es el lenguaje semiótico utilizado por esas personas para exteriorizarse y exhibirse, para ser reconocido por los demás y tomado en cuenta por la comunidad artística y el sistema institucional que le sobrelleva. Llevan su pensamiento, su vida privada al exterior público a través de su arte. Por esto las imágenes tomadas por los fotógrafos artísticos suelen ser exhibidas en exposiciones, museos, redes sociales, etc. Sibilia (2009) proponía que el valioso tesoro encarnaba en la particularidad de la propia experiencia individual, en su experiencia subjetiva que se va construyendo poco a poco a medida que las personas de vayan desenvolviendo en su medio. Era importante entonces ser auténtico. En el siglo XVIII se caracterizo como una época cuantitativa por estar en consonancia con el racionalismo y las ambiciones universalistas “hombre universal”, donde se habla siempre de verdades generales, los sujetos se observan así mismo como a los demás en su cualidad de representar al género humano, sintiéndose orgullosos de ser iguales a todos y el siglo XIX como un período cualitativo por subrayar la singularidad de cada sujeto, el universo íntimo saliendo a la luz, lo mas valioso de cada sujeto es aquello que lo torna único precisamente todo lo que no comparte con los demás miembros, el carácter original de su personalidad, su propio “Yo” como algo único e indiferente del resto del mundo, para ser reconocidos y tomados en cuenta por una sociedad.

Por otro lado Brunner (1998), expone que vivimos en un mundo cada vez más complejo, rico en conocimientos, pero a su vez más opaco e incomprensible, esto nos ha vuelto más inseguros. La inseguridad contemporánea se expresa en una buena parte por las imágenes del arte, ya que como se dijo anteriormente, es mediante ese lenguaje (imágenes fotográficas) con que se proyecta esa cultura en la que vivimos esa cultura postmoderna que promete aventura, poder y alegría, pero que a su vez amenaza con destruir todo lo somos, tenemos y conocemos, al surgir una disonancia entre lo que es real y lo imaginario. La fotografía al ser manipulada mediante distintas técnicas artísticas, puede llegar a perder el sentido de lo empírico, de lo que es la imagen viéndola desde un punto de vista comprensible para todos, sino mas bien se vuelve inalcanzable, debido a los avances de esa fuerza del inconsciente del artista, el complejo espesor del “yo” y las convulsiones fragmentadas del mundo (Sibilia, 2009).

Brunner (1998), propone ciertas características fundamentales que describen el ser postmoderno que pueden relacionarse con la fotografía. Primero pertenecer a un mundo que se aleja rápidamente de cualquier territorio conocido, donde algo nuevo nace, como la manera subjetivista de la imagen fotográfica apartada de ese carácter racional de antes. Seguida de está que ser postmoderno es contribuir a deconstruir todo lo que queda o resta del viejo mundo, se evidencia al ver que la fotografía contemporánea no puede desechar al pasado, sino mas bien lo incluye, lo nuevo siempre tendrá algo de lo viejo, rompiendo con la estética clásica de la representación y el formalismo en la fotografía de la modernidad, que se opone al pasado y lo rompe para empezar de nuevo. En tercer lugar el clima de la postmodernidad es de un generalizado vaciamiento del sentido, no hay cabida para pretensiones totales de razón, solo quedan juegos de lenguaje, solo hay interpretaciones que se convierten en comunicación. El propio lenguaje, la propia conciencia, la propia moralidad como productos accidentales, como literalización de lo que una vez

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