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El Hombre Antiguo


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2013  •  1.654 Palabras (7 Páginas)  •  379 Visitas

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I.TESIS DE LA ANTIGÜEDAD DEL HOMBRE

¿De dónde vino el hombre? La pregunta ha preocupado al pensamiento humano durante miles de años. A ella hay que atribuir muchos de los mitos y religiones del mundo, basados en los esfuerzos por explicar la creación de la Tierra y de los hombres.

La historia de la creación, según la Biblia, es un buen ejemplo. La mayoría de los cristianos y judíos modernos interpretan sus conceptos como símbolos de espíritu y majestad de Dios. El mundo no fue creado en seis días, aunque lo diga la Biblia.

Empezaron a encontrar piedras y huesos con formas raras. Poco a poco los escépticos comenzaron a comprender que en un tiempo la Tierra estuvo habitada por animales ya desaparecidos. Años después, nuevas excavaciones produjeron nuevos enigmas. En 1771, en un yacimiento de Alemania aparecieron huesos humanos junto con restos de osos de cavernas que no solo indicaban la existencia de animales antiguos, sino que también la existencia de hombres antiguos. Su descubridor, Johann Friedrich Esper, quedó atónito. “¿Eran de un druida, o de un hombre antediluviano, o de un mortal de tiempos más recientes?” No quiso ver la solución lógica y dedujo que los fragmentos se habían juntado por azar.

Otros adivinaron la verdad, mas nadie los escuchó. En 1790, John Frere halló extraños utensilios de piedra con los restos de animales extinguidos en Hoxne, Inglaterra. En 1830, C. P. Schmerling encontró en unas cavernas belgas muchos artefactos de piedra con huesos de rinocerontes y mamuts extinguidos desde hacía mucho, y además desenterró dos cráneos humanos. Estos pasmosos hallazgos pasaron, en general, inadvertidos.

El primero que intentó demostrar de manera sistemática que los “utensilios” de piedra eran en verdad utensilios, fue el francés Jacques Boucher de Perthes. Interesado en la arqueología, empezó a hurgar en los yacimientos de grava cerca de Abbeville, en el norte de Francia, y le desconcertó el número de objetos de pedernal que no solo no correspondían a los fosos, pues eran de piedra diferente, sino que mostraban señales inconfundibles de ser obra humana. Después de varias investigaciones decidió coleccionar y organizar sus hallazgos; y en 1838 y 1839 se expusieron ante dos sociedades eruditas francesas, que los rechazaron.

1.1 LOS ESCROLLOS DE LA EVOLUCION.

El trabajo de los evolucionistas fue doblemente difícil. A pesar de su fe en la evolución humana, tenían tan pocas pruebas fósiles que sus teorías eran en gran medida especulativas.

Darwin escribió el origen del hombre sin un solo fósil subhumano para apoyar su teoría. Otro obstáculo era la prensa, que explotó el sentimiento antievolucionista para aguijonear a los lectores con caricaturas ridiculizadoras. Pero la marea cambiaba.

En los valles y cavernas de Europa se descubrían restos humanos, utensilios y artefactos antiguos. Poco a poco menguaron los escrúpulos victorianos sobre el hombre prehistórico, y la evolución se convirtió en palabra respetable.

1.2 EL HOMBRE MONO QUE NO EXISTIÓ.

Los primeros investigadores se proponían armonizar la teoría darwiniana del origen del hombre con la doctrina de la “cadena del ser” que comenzaba en la creación. Si el hombre había evolucionado, en algún punto del pasado debería de existir un “eslabón perdido” entre él y los monos. En 1912, Charles Dawson había descubierto porciones de un cráneo que, reconstruido, resultó ser de un hombre con la mandíbula inferior parecida a la del mono, se conoció por el “hombre de Piltdown” (hombre del amanecer). El hallazgo provocó una polémica que duró 40 años.

A principios del decenio de 1950, tres científicos ingleses decidieron resolver la cuestión de una vez por todas. Los métodos modernos podían determinar con precisión la edad de un fósil. Kenneth P. sometió esos fósiles a pruebas químicas y Weiner y LeGros a análisis anatómicos. El resultado de esa investigación fue que el cráneo era de un hombre actual y el maxilar de un mono con los dientes limados para desfigurarlos.

1.3 CUESTION DE TIEMPO.

Cuando se descubrió el fraude de Piltdown, se puso de manifiesto un hecho básico de la paleoantropología: solo conociendo su edad se puede determinar la importancia de un fósil. Su edad relativa suele determinarse por los estratos donde se halla; pero los conocimientos atómicos trajeron técnicas que dan la edad absoluta y constituyen una revolución en la antropología.

Los métodos de datación absoluta miden la desintegración radiactiva de una muestra; con estos datos, los científicos determinan su edad.

Para fijar la del hombre prehistórico, los dos métodos más usados son el del carbono 14 para la materia orgánica y el del argón-potasio, el cual puede revelar la edad de los estratos volcánicos y, por extensión, de los fósiles asociados con ellos. Éste último método permite en nuestros días a los científicos afirmar con absoluta certeza que hace tres millones de años ya existían homínidos que caminaban erguidos.

II. HOMO ERECTUS: POR FIN EL HOMBRE.

Cuando en el decenio de 1890, Eugene Dubois descubrió fragmentos de un “hombre mono” fósil

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