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El Movimiento Por Los Derechos Civiles: Orígenes Sociales Y Periodización


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2013  •  4.302 Palabras (18 Páginas)  •  538 Visitas

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El Movimiento por los Derechos Civiles: Orígenes Sociales y Periodización

Si bien la mayoría de los historiadores coincide en que la población negra de los Estados Unidos mejoró su situación social a partir de la década del sesenta, y como resultado de las victorias que el movimiento por los derechos civiles lograra, los orígenes de dicha movilización continúan siendo tema de debate. El fallo de 1954 de la Corte Suprema de Justicia que puso fin a la doctrina de “separados pero iguales” en el campo de la educación pública ha sido considerado a menudo el detonante del movimiento por los derechos civiles. Sin embargo, algunos historiadores encuentran sus orígenes en la década del treinta y otros en la del cuarenta. El propósito de este trabajo es comparar y contrastar diferentes hipótesis con respecto a la periodización y las bases sociales del movimiento. Se considerarán diferentes factores: las políticas del gobierno federal, los cambios demográficos y económicos, el crecimiento de los sindicatos y el papel que jugaron los líderes y las organizaciones negras.

En su ensayo titulado “Southern Reformers, The New Deal, and the Movement’s Foundation,” Patricia Sullivan intenta probar que la decisión que la Corte Suprema de Justicia tomara en 1954 en el caso Brown vs. Board of Education of Topeka no desató la lucha de los negros por la igualdad racial. Sullivan arguye que los historiadores deberían desviar su atención de los eventos y líderes de la década del sesenta y analizar las fuerzas que confluyeron en los años treinta y cuarenta, y que prepararon el camino para el fallo que la Corte Suprema anunciara en 1954. En su análisis de la década del treinta y los avances hacia la igualdad racial, Sullivan le da notable crédito a las políticas que el gobierno federal implementara durante el Nuevo Trato, afirmando que “marcaron un alejamiento de la complacencia nacional que había caracterizado a los años veinte.” Desde su punto de vista, los extensivos programas del gobierno federal que promovían el trabajo y la ayuda inmediata fueron significativos porque implícitamente desafiaban a la supremacía blanca sureña y a los “derechos de los estados.” Sin embargo, Sullivan admite que, aunque la Dirección de Obras Públicas (Public Works Administration) y la Dirección para el Mejoramiento del Trabajo (Work Progress Administration) prohibían la discriminación racial, a menudo dichas cláusulas no eran respetadas y los programas no siempre eran distribuidos equitativamente.

Sin embargo, ciertos acontecimientos políticos demuestran que cambios significativos ya estaban en marcha en los años treinta. Sullivan señala que durante la elección presidencial de 1936 la población negra de Carolina del Sur tuvo una movilización sin precedentes y votó por Franklin D. Roosevelt aunque estuviera prohibido para los negros participar en las primarias del partido Demócrata. Además, en algunos estados del Sur, tales como Georgia y Carolina del Sur, los negros peticionaron para ser incorporados al partido Demócrata, el partido del Nuevo Trato.

Sullivan atribuye especial importancia a la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (National Association for the Advancement of Colored People -NAACP) y al liderazgo de Charles Houston, quien luchó por la igualdad racial utilizando un número de tácticas legales. En la década del treinta, la NAACP intentó organizar a los negros aprovechando el activismo de base y canalizando la movilización que había generado la Depresión y el Nuevo Trato. Houston, líder de la NAACP y vicerrector de la Facultad de Derecho de la Universidad Howard, lanzó una campaña legal en contra de la desigualdad en la educación. Sullivan sostiene que al entrenar abogados negros del calibre de Thurgood Marshall y Oliver Hill para luchar en las cortes contra la privación de los derechos civiles y la segregación, Houston preparó el terreno para la decisión que la Corte Suprema tomara en 1954.

El historiador David Levering Lewis coincide con Sullivan en que el fallo de la Corte Suprema de 1954 fue el resultado de un largo proceso de litigación por los derechos civiles. Lewis subraya la importancia de la estrategia legal que la NAACP diseñara en 1931, y que produciría primero “unas pocas y luego una catarata de victorias en la Corte Suprema.” Tanto Sullivan como Lewis se refieren a un caso de 1938 en el que Corte Suprema falló que la Facultad de Derecho de la Universidad de Missouri debía admitir a Lloyed L. Gaines ya que reunía todos los requisitos, y no había ninguna Facultad de Derecho para negros en todo el estado. A este fallo le siguieron otras decisiones favorables similares en 1947, 1948 y 1950.

La evidencia que presentan tanto Sullivan como Lewis con respecto a las victorias legales que lograron los negros demuestra el papel preponderante que tuvieron los abogados de la NAACP desde los comienzos de la década del treinta. La litigación por los derechos civiles alcanzó su punto cúlmine con el fallo de 1954 pero había comenzado unos veinte años antes bajo el liderazgo de Charles Houston quien había planeado e implementado esta estrategia legal a través de todo el Sur. Sin embargo, Houston consideraba que las batallas en las cortes eran sólo una de las estrategias destinadas a ganar y asegurar los derechos civiles de la población negra. La movilización y la organización de los negros como una fuerza política eran también cruciales.

Sullivan hace una interesante observación con respecto al esfuerzo realizado por la NAACP. La mayoría de los historiadores, señala Sullivan, tienden a medir el impacto que tuvo el Nuevo Trato en la población negra centrando su análisis en la conducta de los votantes negros en las áreas urbanas del norte del país, en el número de negros que fueron miembros de la administración de Roosevelt, en los esfuerzos políticos realizados por las organizaciones negras, dejando así de lado la decisión por parte de la NAACP de fomentar el poder de acción de los individuos y nutrir el liderazgo. Como Houston afirmara, dicha tarea era realizada “a partir de las aspiraciones, determinación, sacrificios y necesidades del grupo.”

Un ejemplo de este esfuerzo por educar políticamente a la población negra fue la fundación en el estado de Tennessee del Highlander Folk School en 1932, una institución integrada que serviría como modelo de las escuelas para la ciudadanía que se multiplicaron a través del Sur en la década del sesenta. La escuela estaba basada en la teoría de que los individuos sabían lo que necesitaban aprender y podían fijar sus propias metas. Líderes tales como Septima Clark y Benice Robinson le daban prioridad a lo que los alumnos querían leer y escribir, reconocían los conocimientos que ya poseían y

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