El Niño Y La Hormiga

El niño y la hormiga

Había una vez un niño que se llamaba Juan, ese niño tenía dos hermanos y su papá había muerto y supuesto su mamá los consentía mucho, su hermano menor se llamaba Héctor y el otro que era su hermano mayor se llamaba Diego. Juan tenía 5 años, su hermano menor tenía 2 años y su hermano menor tenía 9 años.

Una vez jugando en la calle con sus dos hermanos se pelearon por caída de su hermano menor a causa del juego que ellos estaban realizando, porque para la edad de aquellos niños no era la adecuada para andar saltando uno encima del otro, su hermano se golpeó porque Juan sin querer levantó la mano y su hermano se cayó y se raspó la cara, a causa de eso su mamá le pegó a tal punto de casi dejarlo cojo.

A causa de lo ocurrido con su hermano ya nadie quería jugar con él, ni su hermano mayor, ni su hermano menor, ni sus vecinitos, ni sus amigos, el se puso muy triste porque él sabía muy bien que lo que le pasó a su hermano él no tuvo la intención de hacerle semejante barbaridad y que ya le habían pegado y él se preguntaba...

¿Por qué todos me ignoraron y me rechazaron, acaso fue tan grave mi terror que no merezco perdón?

Por un mes entero se lo pasó así y nada nunca cambiaron las cosas, todos lo menos preciaban y lo ignoraban, ni si quiera lo miraba.

Un día llorando en su cuarto dijo: Quisiera ser como las hormigas pequeñas pero se aman y se apoyan entre sí. Sentado en el patio de su casa, apareció un genio por un momento pensó que era un sueño, pero no, era la realidad. El genio le preguntó tienes tres deseos que te puedo hacer posibles, pide lo que quieras, el niño Juan sin poder creerlo se quedó callado por un momento.

Obvio y lógicamente el niño Juan sus deseos… ya se imaginara lo que pidió primero…

El niño Juan respondió con gran emoción al genio y le dijo: Quiero que me hagas una hormiga, su segundo deseo fue pedirle al genio que todos los que lo habían menospreciado que sean menospreciados también, su tercer y su último deseo fue que a su mamá le fue que a su mamá le fuera mal en su trabajo diariamente, el genio desapareció pero le dejo una nota al niño que decía: “estos deseos nunca serán quebrantados, son eternos”.

El niño se dijo así mismo, bueno ya tengo lo que quiero ya soy una hormiga, o mejor dicho soy como el tamaño de una hormiga porque sigo teniendo el mismo aspecto de humano todavía.

Empezó a descubrir el mundo de las hormigas, como vivían, como se alimentaban, como se ganaban la vida, estaba solo en busca de un hormiguero para poder conocer más a fondo, de cómo iba a ser su vida eterna.

Por fin encontró un hormiguero a pesar de tanto buscar y buscar. Entro por la colonia de las hormigas, todos se le quedaban viendo porque tenía diferente aspecto de todos, caminando tropezó con una hormiga, la hormiga pidió perdón por no haberse movido y el también pidió perdón y desde entonces fueron mejores amigos.

Un día la hormiga le dijo: Vamos a explorar lo que hay alrededor, bueno dijo el niño, fueron muy lejos del hormiguero. Pasaron cosas sus mayores temores, por ejemplo se encontraron una tarántula que al verlos enseguida lo primero que pensó era comérselos, lograron escapar y lo vencieron.

Su otro temor o gran problema fue de cuando llovió y no sabía ni donde ir porque el pánico los invadió por completo hasta llegar a tal punto de meterse a una cueva desconocida y allí se fueron a tropezar con una gallina y cuando los vio rápidamente los persiguió y picotearlos, entonces apenas pudieron escapar de igual manera.

La hormiga pensando y él niño a su lado… Entonces la hormiga le dijo: Sabes amiguito así como esas pruebas que pasamos, así son las vidas de todas las familias, atraviesan problemas y tantas situaciones que lo hacen a uno entrar en desesperación, pero a pesar de todo ellos nunca abandonan

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