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El Proceso De Frank Kafka

123ers67520 de Abril de 2014

905 Palabras (4 Páginas)421 Visitas

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"El Proceso" cuenta la historia del arresto y procesamiento de José K. por motivos que él mismo ignora y que trata desesperadamente de averiguar.

José K. busca un abogado, intenta informarse acerca del estado de su proceso y se topa con reglamentos, leyes incomprensibles y jerarquías infinitas dentro de la estructura de la justicia, sin encontrar nunca al juez encargado de instruir su proceso. Finalmente, la sentencia se cumple.

José K. es sorprendido, una mañana, por dos hombres quienes le in¬forman que se le ha iniciado un proce¬so. Estos mismos guardias le proporcionan la clave a la que estará en adelante sujeto: la esperanza, al atenerse a ella co¬menzara a entender el mecanismo de la justicia

Por otra parte, también el co¬nocimiento de los hechos es incierto, incompleto porque la maquinaria de la justicia está rodeada de misterio: "La jerarquía de la justicia comprendía grados infinitos, entre los cuales se perdían los propios iniciados. Ahora bien, los debates ante los tribunales permanecían secretos en general, tan¬to para los pequeños funcionarios co¬mo para el público".

Existe una básica negación de la posibilidad de conoci¬miento y las preguntas que se plantean al principio de la novela quedarán sin respuesta hasta la muerte de José K., quien por lo menos logra en apariencia entender su ejecución.

"La cuestión esencial es saber de qué soy acusado. ¿Qué autoridad dirige el proceso? ¿Son ustedes funcionarios?":

Ninguna respuesta es posible: tanto los guardias como el abogado le dicen que interroga como lo haría un niño, y que ése no es, por cierto, el camino de la comprensión.

Por eso José K. no logra entender nunca el carácter de su pro¬ceso y todos sus actos se encaminan a influir negativamente sobre su situa¬ción: su mayor error es la impaciencia, que lo precipita en los constantes equivocas donde se confunde.

Estos equívocos son propios de la realidad con la que José K. debe enfrentarse, puesto que nadie asume, en ella, la apariencia que sería natural a su función: la comisión investigadora, por ejemplo, sesiona en una casa mísera -en realidad la casa del ujier-; cuando K. llega frente al juez de instrucción siente que ese "tribunal" se parece bastante a una reunión política en la que existen dos bandos antagónicos que lo aplauden o abuchean; actúa como si esta impre¬sión suya correspondiera con la realidad y por lo tanto se equivoca; en vez de contestar con humildad a las preguntas, pronuncia un larga discurso, violando todas las convenciones.

Pone en duda la autoridad del juez de instrucción y la pertinencia del proceso mismo. En una palabra, desconoce las leyes del juego y pierde su oportunidad: "Quie¬ro simplemente -dijo el juez- hacer ¬notar que usted mismo se ha frustrado hoy, por no haberse dado cuenta de la ventaja que un interrogatorio repre¬senta siempre para un acusado".

Sin embargo, ni siquiera el juez puede con¬fiar demasiado en la solidez y perma¬nencia de sus propias palabras; la mu¬jer del ujier -que es seducida por K., como todas las que encuentra en el transcurso de su proceso, quizás a cau¬sa del hecho mismo de ser un conde¬nado- le dice que el juez ha informa¬do largamente por escrito sobre los resultados del interrogatorio, tal como si éste hubiera existido realmente.

José K. no tie¬ne fe en las defensas que pueden orga¬nizar sus abogados. Opina que él mismo podría escribirlas mejor, compo¬niendo un informe auto biográfico que, lógicamente, se postula como alterna¬tiva frente a los procedimientos tradi¬cionales y codificados de la justicia.

José K. se engaña de nuevo al pensar que es el primer acusado que sabe defender¬se. En realidad nada sabe y lo que pro¬pone es un trabajo imposible: escribir esa defensa puede ser tarea intermina¬ble

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