La Justicia Y El Proceso De Kafka
enfaizal11 de Agosto de 2013
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La Justicia y El Proceso De Kafka
La justicia y la literatura siempre han estado de la mano, por lo menos personalmente es concebido así. No podemos dejar escapar tantos títulos y de maravillosos autores que hemos recorrido a lo largo de nuestros estudios, mencionando sólo algunos como Hans Kelsen, Julius Hermann von Kirchmann, Miguel de Cervantes Saavedra y por supuesto Franz Kafka.
Considero importante hacer una breve reseña de Franz Kafka para poder adentrarnos con mayor facilidad a su pensamiento y siquiera acercarnos al conocimiento del porqué de su estilo literario. Podemos relatar que nació en la ciudad checa de Praga hacia 1883, en el seno de una familia de clase media alta y de religión judía. Su padre fue una figura autoritaria que marcó fuertemente la personalidad y vida emocional de éste (existe la tan célebre carta que Kafka escribiría a su padre). Durante su período en la Universidad entabló amistad con Max Brod, posteriormente quien divulgaría la vida y obra de este escritor.
Históricamente la ciudad de Praga donde nació Kafka (1), era un hervidero constante de conflictos entre la población mayoritaria eslava y la minoría de origen germano, con especial incidencia en el aspecto lingüístico y ordenamiento social.
Importante es saber que Kafka estudió leyes y se graduó de abogado en una universidad alemana para posteriormente dedicarse al ejercicio del derecho penal; es probable, que esto lo haya influenciado para escribir una de sus más maravillosas obras, El Proceso. Aunque no se dedicó completamente a ejercer el derecho, sí es innegable que sus estudios influyeron en su literatura. Cuentan algunos autores (2) que Kafka era alegre y afable con sus compañeros pero al mismo tiempo mantenía una personalidad ansiosa, desplazada y huraña (muy influenciada por la imagen arbitraria de su progenitor).
Franz Kafka fallece a consecuencia de una tuberculosis, que en tiempos aquellos era causa de muchas muertes dados los precarios tratamientos para una cura investigados hasta ese momento. Su compañero Max Brod fue designado albacea de los bienes de Kafka. El escritor le rogó en fase terminal que destruyera todas sus obras no publicadas (entre ellas "Carta al Padre", "América", "El proceso" y "El castillo"). Por suerte para quienes amamos la lectura, Brod no cumplió los deseos de Kafka y los escritos vieron la luz, revisados por el propio Max Brod, junto a los publicados en vida por Kafka.
El Proceso es una gran novela, que nadie que la haya leído podrá olvidar, puesto que cada vez que se piense en justicia nos encontraremos una y otra vez ante comportamientos que de una u otra manera reproducen todo lo que ocurre en la novela. Todos hemos realizado diversos trámites, solicitado créditos ante un banco ó buscado simples informaciones y ha tocado esperar pacientemente a que suceda.
Cuando leía el Proceso de Kafka, me imaginaba que no existía país alguno donde se cometieran tantas injusticias como los escalofriantes relatos de este novelista, y pensaba que lo narrado allí era un montaje. Pero, al leer periódicos y revistas, escuchar la radio, conocer algunos procesos penales a fondo, nos convencemos que este autor está describiendo lo que palpó en el ejercicio de su profesión de abogado.
En El Proceso, Kafka describe situaciones extremas en donde un hombre es acusado sin que se le comunique el por qué y ello desencadena toda una serie de realidades aterradoras que acaban por absorber al infortunado Joseph K, su protagonista. Lo más espectacular de la novela es que el autor se limita a exponer lo que le va ocurriendo al protagonista pero ni siquiera se preocupa por contar sus sentimientos y la angustia que experimenta. Y, sin embargo, ésta está siempre presente, se siente cerca.
Esta novela comienza así: "Es probable que alguien haya calumniado a Joseph K., pues, sin haber hecho nada malo, fue detenido una mañana" (3). Desde el principio sabemos que K. es inocente. El problema no radica en la detención en sí, sino en probar que el detenido es culpable o inocente.
Joseph K., el personaje del libro El Proceso es un simple empleado de un banco que es detenido en su habitación sin razón aparente. Joseph despierta
3. Kafka, Franz. El Proceso. Pág. 5 Edit. Momo Ediciones.
una mañana común y corriente pero se sorprende al ver dentro de su habitación a dos personas desconocidas hasta entonces para él. Al preguntarles a ellos el porqué de su intromisión en su lugar de vivienda, ellos le responden que está detenido y que ha sido acusado ante la corte pero se niegan a imputarle ningún cargo. Sólo le ordenan que tiene que presentarse a declarar.
Joseph indaga el porqué de las causas reales de su detención, preguntando el motivo a éstos detectives pero no obtiene respuesta alguna. Piensa en un comienzo que se trata de una broma de sus compañeros de oficina, pero advierte que no es así. También considera Joseph que ahí hay un error pues él no ha cometido delito alguno que amerite una detención, pero los detectives no le responden.
• Joseph K es notificado telefónicamente para asistir a la indagatoria y asiste a la misma.
Es el deseo en ésta idea expresar la esperanza que siente Joseph al verse notificado por parte de la justicia para hacerle ver a él mismo que es requerido a indagatoria. Joseph en éste episodio, tiene la certeza del comienzo del proceso en el cual se ve envuelto según él mismo, de manera injusta. Llega al sitio de indagatoria y describe este sitio como confuso y sombrío.
Aunque Joseph alberga la esperanza que toda esta pesadilla va a terminar pronto, en mi concepto personal apenas está comenzando. Escogieron el día domingo para la indagatoria, teniendo en cuenta su trabajo en el banco (4).
• Discurso de Joseph K sobre la justicia y su aparato.
En mi concepto personal es esta la parte más importante del libro en donde Joseph K resume todos sus sentimientos hacia la justicia que le ha tocado enfrentar.
En este importante discurso, Joseph manifiesta toda su sensación de impotencia y cómo de una manera inexplicable él se ve inmerso dentro de un enorme mar de confusión. Discurre además sobre la honestidad de los funcionarios bien sean éstos policías, jueces, detectives o vigilantes de la llamada justicia.
4. Ibidem, Pág. 37
Joseph se había mantenido calmado y a la espera de un resultado positivo que dejase ver su presumible inocencia, pero a partir de este momento comienza una carrera desesperada y sin fin, para lograr su cometido (5).
• Joseph K critica nuevamente a los códigos y a la justicia.
K asistió a una nueva y aparente citación, pues al no verse citado creyó internamente que estaba obligado a asistir al igual que el domingo anterior.
Una vez estuvo allí, quiso revisar unos libros que estaban sobre una mesa pero éstos no podían tocarse puesto que pertenecían al juez. Esto hizo nuevamente despertar su rabia e ira contra la justicia.
Ese sentimiento es el que llevará durante todo el libro, al afirmar que “deben ser códigos y la manera como se aplica aquí la justicia obliga a condenar al inocente sin que este conozca la ley”. (6).
• Sensación de impotencia de K al encontrarse en medio de tanto papeleo, tantas personas y no encontrar ayuda ni salida.
K sigue alimentando esa sensación de impotencia y soledad frente al proceso que le tocó enfrentar.
Es tan inmenso su sentimiento de impotencia que no encuentra salida en medio del caos y la incertidumbre que se convirtió en justicia. Veía como la justicia castigaba a los inculpados muchas veces sin serlo pero lo peor aquí es que a K nunca le dejaron ver ni conocer qué delitos había cometido. (7)
• Castigos y latigazos a los agentes Franz y Willem por las supuestas quejas de K.
Intempestivamente quienes habían sido los detectives que detuvieron a K, fueron sometidos a castigos crueles y latigazos por parte de la justicia. Curiosamente los acusadores de K ahora eran acusados y castigados por lo que K se había quejado de ellos. Ellos eran simples trabajadores de la justicia que sólo cumplían sus órdenes, eran además jefes de familia que con su bajo sueldo debían sostener a las mismas.
Incluso, los mismos detectives pusieron en duda lo que era la justicia. K intentó sobornar al verdugo con dinero para que no los castigara más, pero esto tampoco funcionó. Finalmente y después de intentarlo todo, tuvo que irse y cerrar la puerta tras de sí, para evitar que fuese involucrado con ésta situación y complicase aún mas su proceso (8).
• El tío Leni aparece en escena para ayudar a su sobrino K a salir del proceso.
En la conversación sostenida con él, lo inculpa entre otras cosas por no tener abogado y no hacer una buena defensa.
El tío Leni juzga a Joseph pues anteriormente actuaba con más objetividad y en ese entonces no hubiese puesto en tela de juicio a toda la familia, al involucrarse en ese proceso tan engorroso. El Tío Leni contacta a un abogado que había sido compañero y amigo suyo y en quien confiaría el proceso de Joseph.
Joseph lo incita a calmarse pues, según él mismo no había cometido ningún delito y no había indicios de culpabilidad (9).
• Conversación y visita al abogado Huld.
El Tío Leni lleva a su sobrino Joseph donde el abogado y amigo Huld en busca de una real defensa para su sobrino. El abogado
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