El libro es una crónica de los principales acontecimientos que tuvieron lugar en México de 1940 a 1970

RESUMEN

El libro es una crónica de los principales acontecimientos que tuvieron lugar en México de 1940 a 1970. En general se retratan los hechos políticos, económicos y culturales de ese periodo con un toque de humor. Durante estas tres décadas, o sea, cinco sexenios, los personajes principales fueron Ávila Camacho, Miguel Alemán, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, quienes manejaron el país a su conveniencia al convertirse en presidentes de la república.

El libro empieza con las elecciones de 1940, en las que se proponían Ávila Camacho, con el apoyo del presidente en turno y, en general, de todo el gobierno; y Juan Andrew Almazán, cuya “ola verde” crecía en las ciudades, obteniendo el apoyo de mucha gente.

El presidente Cárdenas había prometido que las elecciones serían muy limpias y que habrías respeto absoluto por el voto popular. Pero Almazán no dejaba de repetir que el gobierno llevaría a cabo un gran fraude. Las tensiones se hallaban al límite el 7 de julio; las casillas electorales se instalaban con un empleado de las autoridades y los primeros cinco ciudadanos que se presentaran. Obviamente todos querían ser los primeros en llegar. La Confederación de Trabajadores de México (CTM) había prometido 40 mil trabajadores para hacer “vigilancia electoral”, pero a última hora los obreros desobedecieron a sus líderes y las brigadas nunca aparecieron. Esto permitió que muchas casillas fueran ocupadas por almazanistas. Manuel Ávila Camacho se topó con la desagradable sorpresa de que todos los funcionarios de la casilla donde votó mostraban fotos de Almazán en las solapas.

La gente acudía a votar en grandes cantidades y, al menos en las ciudades, se hacía abrumadoramente a favor de Almazán y los candidatos del Partido Revolucionario de Unificación Nacional (PRUN). Aunque al poco llegaban las brigadas pro-Ávila Camacho y a balazos hacían huir a votantes y representantes de casilla.

El presidente Cárdenas, acompañado del subsecretario de Gobernación Agustín Arroyo, constató que la casilla donde él debía votar estaba en manos de almazanistas. Así que Arroyo llamó por teléfono a las brigadas para que intervinieran y el presidente pudiera votar en “condiciones adecuadas”. De esta forma los tiradores fueron abatiéndolos y haciéndolos huir. Se arregló la casilla, se puso una urna nueva y al fin pudieron votar tanto el presidente como su acompañante.

Después de esto se ordenó que se pusiera la nueva anáfora de votos, ya que sería inexplicable que en la urna tan sólo se encontraran el voto del general Lázaro Cárdenas, presidente de la República, y el de Arroyo, subsecretario de gobernación. El fraude electoral provocó desconfianza en la población y como respuesta para futuras elecciones se abstuvieron de votar 17 millones de mexicanos y votaban dos y medio millones. En realidad el poder se heredaba. El presidente, al terminar su periodo de gobierno, dejaba un sucesor; bastaba escuchar las siguientes palabras para poseer la banda presidencial: “usted será el presidente de la República”.

Esto provocaba un descontento que desembocaba en fuertes enfrentamientos durante las primeras elecciones a las que se refiere este primer tomo.

Miguel Alemán sube al poder en 1946, una de las características que trajo el mandato de Alemán es la conocida desaparición de poder, donde el presidente fue capaz de hacer que algunos gobernadores dejaran sus cargos por no estar afines con sus proyectos. En el año de 1947 destituye a gobernadores como Hugo Pedro Gonzales (Tamaulipas); Juan M. Esponda (Chiapas); Edmundo Sánchez Cano (Oaxaca) colocando a sus propios hombres. Había una gran desigualdad en la sociedad y se acrecentó los anhelos que continuarían años más delante de parecerse a Estados Unidos.

Debido a que muchos de los allegados al poder se enriquecían de manera extraordinaria, hubo quienes los criticaron en sus publicaciones como es el caso de Jorge Piñó Sandoval en su revista “Presente”; la respuesta por parte del mismo presidente fue la censura.

En cuanto a cultura hay un gran impulso en este sexenio de Alemán. Se crea el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA); los muralistas más importantes (Orozco y Diego Rivera) decoran con sus obras varios edificios públicos. Ya para 1951 la principal preocupación era el tema de la sucesión presidencial. Miguel Alemán pronuncia su idea de reelegirse o prorrogar su mandato, la CROM muestra su apoyo; pero finalmente ante la negativa de la mayoría este busca elegir a su candidato, lo cual fue una tarea muy difícil después de haber buscado su reelección. El secretario de gobernación, Adolfo Ruiz Cortines es el candidato por parte del PRI; Miguel Henríquez Guzmán lanza su candidatura independiente creando la Federación de Partidos del Pueblo; Vicente Lombardo Toledano se va a postular como candidato del Partido Popular y el PAN tuvo a tener su candidato por primera vez, siendo éste Efraín Gonzalo Luna.

En 1952 entra Adolfo Ruíz Cortines asumiendo el cargo a la presidencia como sucesor de Miguel Alemán, aunque el anterior presidente no se encontraba feliz de su sucesor. En su mensaje de toma de posesión menciona que la corrupción es una grave herida en el país (como si los ciudadanos no estuvieran conscientes de ello), entró deseoso por reducir la carestía y mencionó que aportaría nuevas ideas respecto a la economía para enfrentar la crisis. José Agustín menciona marcadamente que había un serio distanciamiento entre Miguel Alemán y su sucesor.

Un sector importante de los mexicanos que apoyó a Ruíz Cortines fueron las mujeres, ya que les concedía los derechos políticos totales, esto puede verse como una estrategia política para ganar seguidores.

En 1952, Fidel Velázquez había sido elegido nuevamente como secretario general de la CTM. A partir de este punto se desprendieron varias confederaciones: la Proletaria Nacional (CPN), la de Obreros y Campesinos de México (COCM), la Única de Trabajadores (CUT) y la Nacional de Trabajadores. Por consecuencia todas éstas formaron la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), la cual contó con la simpatía de Alemán pero ocasionó la furia de Fidel Velázquez porque según el actuaban como provocadores sin escrúpulos y porque parecía su único objetivo era dividir las agrupaciones más serias del país; incluso propuso la creación de una nueva central unificada y estaba dispuesto a renunciar.

Las exportaciones empezaron a crecer debido a la devaluación de los productos nacionales eran excesivamente baratos en el extranjero. Poco después cayeron los créditos para el campo, industria, transporte y empresas paraestatales; tanto el gobierno como el sector privado

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