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Ensayo Banco De Mexico


Enviado por   •  18 de Julio de 2014  •  1.577 Palabras (7 Páginas)  •  387 Visitas

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ENSAYO BANCO DE MEXICO

El jefe de gobierno o presidente de la República y junto con él los integrantes de su gabinete económico, tienen plena convicción en dos asuntos complementarios: antes que nada, en que la inflación es un fenómeno pernicioso cuya aparición debe evitarse a toda costa; segundo, que la política monetaria a cargo del banco central debe tener como misión principal la conservación de la estabilidad monetaria.

Asimismo, en el país grupos muy amplios respaldan dicha visión y ese hecho facilita grandemente la encomienda del banco central, quizá no sería indispensable que el banco central fuese dotado con el atributo de la autonomía.

Desgraciadamente, el mundo real nunca suele ser tan perfecto. Aún si la administración en turno tiene una convicción muy firme sobre la conveniencia de conservar la estabilidad monetaria, la autonomía del banco central le puede servir como un recurso de gran utilidad para resistir y defenderse de las presiones de las fuerzas inflacionarias los cuales, según se ha dicho, suelen ser “poderosas, vastas y sutiles”. Y las cosas pueden complicarse aún más, tan sólo por el hecho de que en una democracia existe siempre incertidumbre sobre el perfil y las ideas que sostendrá el siguiente gobierno o los que le sucederán.

La autonomía de un banco central puede concebirse en dos dimensiones: en primer lugar, como un atributo cuando la estabilidad de precios no se siente amenazada por el amago o la posibilidad de que se desea aplicar políticas expansionistas. Pero la autonomía se convierte en una verdadera salvaguarda que el banco central está obligado a reivindicar, en caso de que la posibilidad mencionada amenace con convertirse en certeza.

La utilidad de que el banco central sea una entidad independiente se confirma así en todas las situaciones posibles. Aún en un contexto muy propicio para la estabilidad. Ello, dado que la lucha contra las fuerzas inflacionarias se facilita y puede desplegarse con mayor eficiencia con tasas de interés más bajas.

Pero aunada a la utilidad de la autonomía del banco central, está también la cuestión muy importante de su fortaleza. La experiencia de México en los ya casi ochenta años de existencia de la banca central revela algo fundamental: que la fortaleza de la autonomía de la banca central es algo relativo. Esa fortaleza no puede ser por supuesto absoluta, como no lo es ni lo puede ser ninguna creación humana. La historia de la banca central en México es muy ilustrativa al respecto.

Una de las principales conclusiones a que se llega es que el presidencialismo del sistema político resultó para la autonomía del banco central uno de los peores venenos. Muy justificadamente se ha considerado a la autonomía de la banca central, si no como parte integral de la división de poderes característica de un régimen republicano, al menos como una expresión de esa forma de organización política. En otras palabras, la independencia del instituto central constituye una cesión real de poder.

Pero en momentos claves de la experiencia mexicana esa cesión de poder resultó intolerable en un contexto de predominio absoluto del Ejecutivo sobre el resto de los Poderes. En su esencia, no hubo gran diferencia respecto a las causas que en su momento dieron lugar al arrasamiento tanto de la autonomía reglamentaria como de la carismática. En cuanto al avasallamiento de la primera, la justificación fue un programa de reformas sociales de corte “popular” cuya aplicación no podía posponerse.

La segunda se explicó por la necesidad de procurar dizque un crecimiento económico más rápido, avanzar los intereses del “tercer mundo”, modificar el régimen de propiedad de las principales empresas del país.

En la historia de México la autonomía reglamentaria ha sido rendida en dos ocasiones en la historia. En una primera instancia, ello ocurrió porque el Banco de México perdió la mitad de su capital por quebrantos que sufrió a causa de una serie de créditos cuestionables que concedió el Consejo de Administración. En una segunda instancia esa pérdida tuvo verificativo simplemente por el incumplimiento flagrante de las topes a la expansión crediticia señaladas en el ordenamiento orgánico del Banco de México.

Desde la anterior perspectiva, no hay la menor duda de que la superación del viejo régimen caracterizado por el partido único y el predominio del Ejecutivo, ha significado un gran avance. En el nuevo contexto, la muerte de la autonomía del banco central sólo podría sobrevenir como consecuencia de su remoción legal. Pero una reforma de esa naturaleza no sería cosa sencilla. Implicaría una reforma constitucional, lo cual no es tan fácil de conseguir visto el asunto desde la perspectiva de los procesos legislativos.

Otro elemento coadyuvante del fortalecimiento de la autonomía es el apoyo que esta figura pueda encontrar en la sociedad, e n el orden mundial.

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