Estado intervencionista (1920- 1938)
Patricia Araya MartinezEnsayo23 de Junio de 2017
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Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública
Cátedra de Teoría de la Administración Pública
Profesora Ester Olivas
Estado intervencionista (1920- 1938)
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Alumnos:
- Marcela Bustamante.
- Gonzalo Pino.
Introducción.
La presente investigación se refiere al estado intervencionista entre los años 1920-1938, que se define como su nombre lo indica en la intervención por parte del estado a la actividad económica tanto privada como pública. Es decir, aquel donde la administración pública se hace cargo de regular las actividades del país.
La característica principal de este estado, es la renovación que existió tanto en la lógica de las personas como en el actuar de estas. Para analizar este tipo de estado es necesario mencionar sus periodos históricos y la situación económica y social que vivía el país, como también los gobiernos que transcurrieron en estos años mencionando sus características y sus principales logros.
Una de las causas o problemáticas que existieron en estos años fueron las abundantes crisis que hubo tanto en el terreno social, político y económico.
La investigación del estado intervencionista se realizó para comprender primero, el nombre de este estado y los hechos que lo llevaron a ser unas de las épocas más estudiadas de estos años. Investigar sobre este estado, la influencia política y en especial en la administración pública que se vivía en estos periodos, son de interés académico como social, para saber la historia que ha pasado en el ámbito de nuestra carrera y lograr ser un mejor profesional con las herramientas necesarias.
En el marco de la historia de Chile se viven diferentes tipos de estados y eso es lo que deseamos dejar en claro con este informe, demostrar la influencia que tuvo este estado para llegar al que tenemos hoy.
Período histórico y situación económica-social del país.
En este período existieron grandes cambios para el país, tanto físicos como de pensamientos, logrando ser uno de los más influyentes para llegar al tipo de Gobierno que se tiene hoy en día. Durante estos años, nuestro país recibió los duros efectos de la Gran Depresión, celebró importantes avances en materia de infraestructura de transportes -como la creación del ferrocarril que unió a Iquique con Puerto Montt-, y disfrutó de la industria del cine realizando la primera película sonora filmada en Chile. Destacan los locos años 20 y el comienzo de una transformación social que poco a poco cambiaría el rol de la mujer chilena.
Hasta el segundo lustro del siglo XX se concibe al Estado como un guardián del orden público, que no debe intervenir en los asuntos económicos y sociales que se planteen en el país.
Esta idea es puesta en tela de juicio durante convenciones del partido radical en los años 1903 y 1906, especialmente por parte de Valentín Letelier, y se presentan los deseos de cambio a los cuales aspiraba la población, que durante estas dos primeras décadas del siglo XX había incorporado nuevos actores al ámbito nacional: entre ellos la naciente clase obrera, los estudiantes, algunos intelectuales de izquierda y la presencia preponderante de los militares como garantes del orden nacional y de la institucionalidad.
En la década de 1920 la idea de un Estado interventor se ha socializado en el mundo, en consideración a que el Tratado de Versalles, -tratado de paz que se firmó en la ciudad de Versalles que terminó oficialmente con el estado de guerra entre la Alemania del segundo Reich y los Aliados de la Primera Guerra Mundial-establece que la reconstrucción de Europa, asolada por la Primera Guerra Mundial, debería ser una tarea de los estados y no producto de iniciativas particulares. En esta fecha se dio inicio a un Gobierno, que trajo una nueva forma de hacer política. Arturo Alessandri, fue un innovador, aunque su programa no fue tan distinto al de su contendor Luis Barros Borgoño, este impuso su candidatura con el apoyo popular.
En la Constitución de 1925 - En gran parte obra de Arturo Alessandri- se le da al Estado amplias facultades en la planificación, en cautelar el bien común, el derecho al trabajo, el seguro social, la salud pública y la educación, que es declarada como su atención preferente.
Fin del ciclo salitrero
Los recursos que el Estado recaudaba del impuesto de exportación del salitre correspondían, en la administración balmacedista, al 50% de las entradas fiscales.
Durante la década de 1920 se produjo un significativo proceso de transformación en el quehacer económico del país, pues con la caía vertiginosa de la explotación del salitre, comenzaron a cerrar muchas de las oficinas salitreras, provocando una alta tasa de cesantía y una preocupante recesión económica. Una de las principales causas de esta baja es la aparición en el mercado internacional del “salitre sintético” o los fertilizantes nitrogenados sintéticos, de precio muy inferior al natural. Esto produjo que el cobre tomara mayor importancia para el país en la segunda década del siglo XX.
En el Gobierno de Carlos Ibáñez, se piensa que modernizar es sinónimo de estatizar; de ahí que se organice el aparato estatal, creándose el Ministerio de Fomento, direcciones generales y superintendencias. Se funden algunos servicios públicos, se reestructuran otros y se amplía la burocracia para cumplir las nuevas funciones del Estado. Se intervienen y supervigilan los organismos intermedios (municipalidades, sindicatos, centros previsionales) y se acentúa el peso estatal de la educación.
En la segunda mitad de la década de 1920, Chile vivió una sensación de prosperidad económica, estimulada por una fuerte expansión del gasto público del gobierno de Carlos Ibáñez del Campo y destinada a modernizar la infraestructura productiva del país; pero esto produjo un masivo endeudamiento externo producto de los créditos en dólares que fluían desde Nueva York - que se imponía como la nueva capital financiera del mundo- . Pero cuando llego la crisis económica internacional - comenzó en octubre de 1929 con el derrumbe de la Bolsa de Nueva York y provocó una falta de liquidez que llevó a una drástica caída de los precios internacionales de las mercancías y de la mayoría de los activos, ocasionando una crisis bancaria a escala mundial- , se produjo una baja en todo los sentidos para este país, teniendo que enfrentar a parte de la millonaria deuda, una crisis a nivel internacional, que se pensó sería la caída más grande del capitalismo, incluso según un informe de la Liga de las Naciones (World Economic Survey) Chile fue el país más devastado por la Gran Depresión.
Las exportaciones de salitre y cobre se derrumbaron, provocando graves consecuencias sobre la economía interna, al caer los ingresos fiscales y disminuir las reservas. A mediados de 1931, la situación económica del país pareció tocar fondo, obligando a la suspensión del pago de su deuda externa por primera vez en la historia: un 16 de julio de 1931.
La sociedad chilena se vio fuertemente sacudida por el impacto de la crisis. Miles de cesantes recorrieron las calles de ciudades y los campos; cientos de obreros salitreros volvieron sin esperanza y recursos desde el norte. En Santiago, el gobierno a través de los Comités de Ayuda a los Cesantes debió alimentar y albergar a miles de familias; las ollas comunes proliferaron en los barrios, y mucha gente terminó viviendo en cuevas en los cerros aledaños a la ciudad.
La crisis financiera aumentó las protestas en contra del gobierno de Ibáñez del Campo, quien se vio obligado a renunciar y partir al exilio el 26 de julio de 1931. La caída de Ibáñez dio paso a una grave crisis política, sucediéndose en poco más de un año varios regímenes de gobierno, entre ellos la mítica República Socialista, que sólo duro doce días.
De nuevo en la Presidencia, Arturo Alessandri Palma enfrentó el desafío de levantar a una nación postrada por la crisis. En materia política, puso en marcha un sistema electoral donde todas las fuerzas democráticas pudieron acceder a representación parlamentaria, por la vigencia de un sistema electoral de representación proporcional. Los partidos de izquierda – comunista y socialista- obtuvieron un espacio en el sistema político, y el gobierno respetó la legislación laboral y las organizaciones sindicales.
Otro hito en este proceso tendente a dar protagonismo al Estado, se alcanza a partir del gobierno del Frente Popular en 1938, donde se crea la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) 1939.
Gobiernos y sus principales logros.
Durante el período 1920-1938 hubo distintos presidentes al mando de nuestro país entre los cuales están los siguientes:
- Arturo Alessandri Palma (1920-1925): Con un programa progresista apoyado en general por los sectores medios y populares, proponía la libertad electoral, estabilización de la moneda, un arreglo de los conflictos internacionales pendientes, el fomento de la industria y de las obras públicas, la protección de los trabajadores, entre otras propuestas de legislación social. Las tareas del nuevo mandatario eran por una parte ejecutar las medidas necesarias para reactivar la economía de nuestro país y también responder a las expectativas que tenían los sectores que lo habían apoyado, quienes reclamaban medidas de protección social y laboral. La administración entrante adoptó las medidas necesarias para lograr una reactivación temporal de la industria salitrera. En cuanto a los déficits fiscales generados por la drástica caída de los ingresos, el gobierno recurrió a créditos externos y “emisiones de emergencia” que provocaron una caída en el tipo de cambio y el aumento en la inflación. Sus promesas con respecto a la legislación social y laboral no perduraron mucho ya que tuvieron frenos en el Congreso Nacional, provocado por la resistencia de la mayoría opositora en el Senado, hasta que el descontento social, provocó una crisis el 4 de septiembre de 1924, cuando un movimiento militar tomó el poder del país. En este movimiento militar el General Altamirano asumió la vicepresidencia del país y enseguida se creó una Junta de Gobierno integrada por él, el Almirante Francisco Nef y el General Juan Pablo Benne, la que procedió a disolver el congreso y aceptar la renuncia de Alessandri, de ésta manera se termina el régimen parlamentario lo que produce un quiebre en el régimen constitucional de Chile.
- Emiliano Figueroa Larraín (1925-1927): con la aprobación de las Fuerzas Armadas, los presidentes de los partidos se decidieron por Emiliano Figueroa, “el caballero de la época de los coches de posta”, como se le conocía. Entre las obras del gobierno de Figueroa, se encuentran la modernización de la administración pública y la creación de la Contraloría General de la República. Esta última institución tiene por función controlar, de acuerdo con la ley, los actos administrativos del gobierno y demás reparticiones públicas.
- Carlos Ibáñez del Campo (1927-1931): Colaboró en el gobierno de Emiliano Figueroa como ministro de Guerra (1925) y ministro del Interior (1927). Asumió la vicepresidencia de la República ese mismo año, luego de la renuncia de Figueroa. Ahí, Ibáñez fue proclamado candidato presidencial único, ganando las elecciones. Bajo este gobierno, la educación experimentó importantes reformas, haciéndose obligatoria para los niños y jóvenes entre siete y 15 años. En 1927 se implementó una reforma educacional que abarcó desde la enseñanza primaria hasta la universitaria, basada en la pedagogía activa, dándose especial énfasis al sentido nacionalista que esta debía tener. Otro hecho destacado fue la dictación de la ley de autonomía universitaria, que garantizaba la independencia académica y administrativa de la Universidad de Chile.
Aunque en el ámbito económico se crearon la Caja de Crédito Minero (1927) y la Caja de Crédito Industrial (1928), instituciones que beneficiaron e impulsaron sus respectivas actividades, la vinculación de la economía chilena a los préstamos externos, provenientes sobre todo de Estados Unidos, financió los planes expansivos del gobierno, pero al mismo tiempo, la tornó vulnerable a las variaciones económicas mundiales. La crisis de 1929 repercutió con fuerza en el país, ya que se perdieron los mercados compradores del salitre. Ante esta situación, el gobierno creó la Compañía de Salitres de Chile, COSACH, en la que el Estado controlaba el 50 por ciento de las acciones. Esta iniciativa no tuvo los efectos esperados, por cuanto la compañía no fue capaz de entregar al Fisco los montos estipulados.
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