HISTORIA BMW

HISTORIA DE BMW

La historia de la marca es un factor esencial para comprender la cultura organizacional de la empresa. BMW se fundó en el norte de Munich en 1917 con el nombre de Bayerische Motoren Werke (fábrica de motores de Baviera) y fue el resultado de la fusión de dos empresas pioneras en el mundo de la aviación. El hecho de comenzar trabajando para la industria aeronáutica no es algo anecdótico; tengamos en cuenta que a principios del siglo XX, dicha industria se encontraba en pleno auge y atraía a los mejores ingenieros del mundo, a quienes aportaba un estímulo a su espíritu inventor. Este origen fue el que creó el emblema de la marca, un círculo con dos cuadrantes blancos y otros dos azules que representan una hélice que gira. El fin de la Primera Guerra Mundial supuso la primera crisis para una empresa cuyos únicos productos habían sido los motores de aviación. BMW decidió, entonces, diversificar su gama de productos, diseñando la primera motocicleta, la R32, cuyos principios básicos, desarrollados en 1923, mantuvieron su vigencia hasta los años noventa. Cinco años después, BMW tuvo la oportunidad de entrar en el mercado del automóvil por medio de una operación que incluía la compra de una fábrica en Eisenach junto con la licencia para la fabricación de un utilitario llamado "Dixi", nombre del primer automóvil con la marc a BMW. La historia de BMW se convierte en una interminable lista de hazañas en el mundo de la aviación y en una sucesión de éxitos deportivos tanto en motos como en automóviles. Estos éxitos, unidos a las diversas circunstancias que desde el punto de vista empresarial vivió el Grupo BMW tras la Segunda Guerra Mundial, empezaron a forjar el espíritu de la marca: un esfuerzo constante por intentar lo aparentemente imposible, por superar limitaciones existentes y por abrir nuevos horizontes. Fruto de dicho espíritu se creó una filosofía de fabricación basada en la innovación tecnológica y en la ingeniería, y además, en la tendencia a la deportividad en sus modelos.

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN DEL SECTOR

Sin duda alguna, el sector de la automoción está en el centro de la actualidad, pero no por la calidad, la belleza, o los tipos de motores que presentan los nuevos modelos, sino más bien, por una cierta agonía presente en empresas centenarias, conllevando al cierre de muchas de ellas. La industria del automóvil, es quizás, una de las más globales que existen. Se venden coches en todos los rincones del mundo, a la vez que se fabrican en un gran número de países desarrollados y en vías de desarrollo. Sector que sin lugar a dudas, a todos nos atrae, puesto que cada uno de nosotros somos clientes potenciales. En verano de 2007, la economía cambió de sentido; poco nos importa a estas alturas, si fueron las hipotecas o la burbuja inmobiliaria. Durante varios años, la economía mundial ha crecido

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por una aparente positiva globalización. El sector del automóvil, tras la banca, entró en severa crisis, sobre todo porque la rueda de consumo poco a poco se fue parando. La crisis se centra en este sector, en los siguientes puntos: la caída de volúmenes, sobrecapacidad y necesidad de consolidación. En lo que respecta a Europa, la división política propia de una Unión que no es estado, ha impedido hacer el ajuste de capacidad necesario. Ningún país ha permitido, de momento, que se cerrasen sus plantas. En Europa sigue existiendo sobrec apacidad y antes o después se desencadenarán nuevas crisis. El balance para la industria nacional es razonablemente positivo pues las amenazas de deslocalización se han congelado, al menos temporalmente, y los competidores más duros están ahora en países con los que competimos mejor, como son: Alemania y Francia. Europa del Este y el Magreb tendrán que esperar unos años más para que inquieten al mercado español y eso ha hecho, por ejemplo, que las plantas de Renault en Valladolid o de Nissan en Barcelona tengan una nueva oportunidad. Por otra parte, no deja de ser sorprendente como la coartada medioambiental ha forzado a los fabricantes a sacar al mercado una tecnología que, en general, se encontraba todavía en fase experimental. Los coches eléctricos no estaban en el calendario de lanzamientos de ningún fabricante occidental, pero esta crisis ha sido el catalizador necesario para satisfacer las necesidades «sostenibles» de los gobiernos y estos productos han salido a la palestra dando un salto de gigante respecto a su desarrollo. Sean o no la mejor solución, gracias a esta crisis veremos un nuevo tipo de vehículos que no serán mayoritarios , pero sí que darán mucho que hablar. Las previsiones en los próximos meses para el sector de automoción (en general), no parece que vayan a ser demasiado buenos para el sector. En este sentido cabe recordar que el año pasado (durante los 6 primeros meses) el mercado experimentó crecimiento mes a mes, debido fundamentalmente a las ayudas del Gobierno para el sector y el efect o de anticipación de compras que supuso el anuncio de la subida del IVA en Julio. En general y hablando a nivel de todo el 2011 la mayoría de los análisis parecen coincidir en la idea de que el mercado permanecerá más o menos estable con relación a las cifras que se alcanzaron en 2010. En definitiva, parece ser, que el sector del automóvil se encuentra saliendo de una gran crisis de la que deberá reconfigurarse en una estructura diferente a la que tenía antes de entrar y, quien sabe, si con alguna lección aprendida.

ANÁLISIS DE LOS PRINCIPALES COMPETIDORES DE LA EMPRESA.

Para analizar la ventaja competitiva de la empresa podemos hacer referencia a algunos elementos de las fuerzas de la competencia del esquema de PORTER. En concreto dos, lo que llamaríamos la rivalidad competitiva y los entrantes potenciales.

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Por rivalidad competitiva se entiende a aquellas organizaciones que satisfacen la misma necesidad en el mercado y emplean la misma tecnología que nuestra empresa. Si entendemos necesidad como exigencia, en el caso del grupo BMW debemos tener en cuenta que la necesidad del perfil de sus compradores es la exclusividad, el prestigio, la calidad y evidentemente la necesidad de desplazarse. Sin embargo no ocurre lo mismo con la necesidad de los compradores de otras marcas del sector automovilístico. Es decir, las exigencias de los compradores de FORD, por ejemplo, se centran más en la necesidad básica de desplazarse que la exclusividad requerida a BMW. Por tanto, como rivales competidores debemos señalar a otras marcas europeas,

especialmente alemanas, que ofrecen productos de una gama de lujo con un precio

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