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HISTORIA DE MÉXICO EL MEXICO ANTIGUO


Enviado por   •  1 de Julio de 2018  •  Ensayos  •  2.764 Palabras (12 Páginas)  •  137 Visitas

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HISTORIA DE MÉXICO

EL MEXICO ANTIGUO

 

DR. MARCO ANTONIO NAVARRO CHÁVEZ

 LIC. CINDY MELISSA DUARTE RUIZ

03 DE MARZO DE 2018

EL MÉXICO ANTIGUO

No cabe duda de la bastedad del territorio de nuestro país, pues basta echar una mirada a la variedad de ecosistemas: flora, fauna, climas, relieves, etc. Que resguardan nuestras fronteras para dar cuenta de ello. Desde las costas de Baja California hasta la de Yucatán, pasando por su centro en el que anida el valle que dio origen a una de las más grandes civilizaciones del mundo antiguo.

        Es precisamente por la influencia tan marcada de los grupos asentados en el cetro del país que, a nuestros ojos  parecieran ser las únicas existentes, perdiendo de vista el resto de nuestro territorio en el que se desarrollaron otros grupos étnicos que, por lo áspero del terreno que los rodea, vivían en el más profundo exilio del contacto con otros grupos, o como otros que por la dominación española desaparecieron.

        Dicho en un par de párrafos suena como si todo ese nivel de desarrollo fuera algo sencillo, pero es el resultado de un proceso lento, de muchos cientos de años en los que tuvieron una gran importancia el desarrollo de las técnicas de agricultura tales como la domesticación del maíz y otras plantas; el desarrollo de las relaciones comerciales entre pueblos, los avances en la construcción de los grandes centros ceremoniales, etc. Lo que constituye el florecimiento y auge de las culturas mesoamericanas.

Pero para poder entender mejor el desarrollo de la civilización en nuestro país es conveniente echar un vistazo un poco más atrás y poder determinar cómo y en qué condiciones aparece el hombre en nuestro territorio.

Para empezar debemos partir del hecho de que la primera especie de hombre que aparece en tierras de lo que hoy es México,  es nada más y nada menos que el Homo Neanderthalensis, o sea el  penúltimo peldaño en la escala evolutiva del hombre antes de llegar al “Homo Sapiens” o al hombre moderno tal y como lo conocemos, hace aproximadamente unos 35,000 años a. C. llegado a América gracias al congelamiento de los mares del norte, lo que le permitió al Homo Neanderthalensis cruzar hacia nuestro continente.

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Pero no todo el desarrollo y auge de la civilización de América se centra sólo a la llegada del hombre al continente, sino que hubieron de pasar alrededor de unos 30,000 años, periodo en cual tuvieron lugar hechos  importantes para perpetuar la estancia del hombre en estas tierras, que van desde una formación social que responde a las necesidades de alimento de la tribu, hasta una domesticación parcial de algunas plantas, generando así una agricultura incipiente por el momento, misma que será la base sobre la que descanse posteriormente gran parte del desarrollo de la civilización.

Para el año 2,500 a.C. aproximadamente, la vida del hombre en Mesoamérica se torna sedentaria y, como resultado de esto, se constituye una formación social que pasa de una pequeña aldea, con una estructura de funcionamiento sencilla, a una villa con una estructura de funcionamiento más compleja, jerarquizada, concentrado el poder económico-religioso-militar en la figura de un “Jefe” que ha de ser quien administre los recursos con que cuenta la villa.

1,300 años más tarde, con el desarrollo de importantes obras de infraestructura, así como de una significativa mejoría de la agricultura, traen consigo un incremento considerable de la población. De aquí y hasta el 500 a. C., durante esta etapa de creciente desarrollo, es lo que se conoce como “preclásico medio” caracterizado por el surgimiento de señoríos. Es a partir de este florecimiento que otras manifestaciones del desarrollo se materializan en el aspecto artístico, pues se da un movimiento escultórico importante que da identidad a una buena parte de las tribus de Mesoamérica.

Nuevos estilos arquitectónicos tendientes a la monumentalidad, cambios en la escultura, en la cerámica ritual y en el orden simbólico, marcan el paso a un nuevo periodo, el llamado “preclásico tardío” (500 a.C. a 200 d.C.).

No hay motivos precisos que den cuenta del momento en que se fijan las bases para el cambio de un periodo a otro; pero lo cierto es que el nivel de desarrollo alcanzado que presentan las regiones para este momento: una consistencia demográfica y una riqueza económica, son condiciones que no tenían siglos atrás.

Un ejemplo muy claro de ello lo podemos encontrar en Monte Albán, que durante este periodo se consolidó como una potencia política y urbana gracias a su actividad militar; de igual manera podemos situar a Cuicuilco, Teotihuacán y La Venta y junto con éstas otras tribus del sureste que conforman la llamada región del Izapa, de la cual tenemos en ese periodo la invención de “la cuenta larga”, un sistema de medición calendárico que permitía fechar un suceso en el tiempo. [pic 3]

El desarrollo de estas tribus, debido a su población en aumento, hizo prioritaria la organización de manera regional, es decir, agrupando cierto número de pueblos dando origen a regiones cada vez más ricas en territorio y poderío militar y político; mismo que hizo más fuertes las relaciones comerciales entre regiones.

Para el año 100 a.C. y el 200 d.C. tiene lugar, entre otros tantos eventos importantes para el valle de México, el abandono de Cuicuilco convirtiéndose así Teotihuacán en el centro político religioso más importante. A este periodo se le conoce como “protoclásico”.

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Este periodo se caracteriza por un avance cualitativo de Teotihuacán, pues el desarrollo urbano alcanzado la ubica ya como una ciudad propiamente dicha; la distribución de su población en el territorio agrupado en gremios les permitió tener un mejor control de su producción. La estructura social de Teotihuacán comprende cuatro estratos: 1) los clanes. 2) una subdivisión de los clanes en alto clan y bajo clan, donde el alto clan tenían trato preferencial dentro de los complejos habitacionales donde vivían, así como de un trato funerario especial. 3) los artesanos, agricultores y otros trabajadores. 4) la clase dirigente compuesta por altos mandos políticos, religiosos y militares. Organizados de esta manera e impulsando las grandes obras públicas, así como de un mercado interno fuerte capaz de satisfacer las necesidades de su población y un comercio sostenido con otras regiones consolidó el gran poder de los soberanos en el valle de México.

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