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Halperini Donghi - Revolución y guerra


Enviado por   •  6 de Junio de 2017  •  Resúmenes  •  2.542 Palabras (11 Páginas)  •  266 Visitas

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- Desde el siglo XVI, el Alto Perú fue considerado de gran importancia por las riquezas que poseía, hasta que Buenos Aires tomó la delantera por los puertos y comenzó el declive del anterior. La segunda mitad del siglo XVIII encuentra al norte argentino dominado por las clases aristocráticas (que poseían gran parte de las tierras), la mayoría de los mestizos relegados, y la producción de la caña de azúcar en auge. En las provincias, la producción de madera para carretas, ganadería y la agricultura (maíz, trigo) eran prioridad. El comercio libre comienza a crecer, y se agrega el Litoral a la ruta comercial entre el Alto Perú y Buenos Aires. Los productores del Noroeste tendrán que comenzar a vender más barata su producción para poder competir con los productos importados de España.

- En el Litoral, las zonas de mayor crecimiento fueron Entre Ríos (Grandes cantidades de bosque en el centro, bañados y ríos en los costados), Asunción, la Banda Oriental del Uruguay (En el sur con más control por Montevideo, y en el norte un comercio ilícito con Brasil), y en menor medida también Corrientes. El caso de Santa Fe fue especial, ayudado por la gran fertilidad de las tierras, algunos españoles poseían la mayor parte de dichas riquezas, destacándose la Iglesia, y las fuerzas militares al norte, defendiéndola de los indios. En Buenos Aires, la zona del norte (Areco, San Nicolás, Pergamino) muy productivas, sobre todo en ganadería, y al sur (Cañuelas). Aun así, comienza a sufrir la competencia por parte de Entre Ríos y de la Banda Oriental del Uruguay, con tierras fértiles y muchas aún sin ocuparse.

- En Entre Ríos y en la Banda Oriental, en el siglo XVIII surge ‘El Gaucho’, denominación despectiva de los ladrones y contrabandistas de ganado y cueros, aplicada por los habitantes de las ciudades a todos los campesinos. Por otro lado, los indios presionan incansablemente sobre las tierras españolas: para ellos, como para los colonos, indígenas del sur, centro y oeste se unen para combatir las fuerzas colonas, que rápidamente se desplazan desde Buenos Aires hasta Mendoza mediante fortines. Se logra estabilizar lentamente para comienzos del Siglo XIX, pero no del todo, ya que los robos de ganado y venta ilegal del mismo por parte de los indios continúan; aun así, la relación de estos con los cristianos es mas amena.

- Desde principios del siglo, Buenos Aires era comparable a ciudades españolas de segundo orden. Las reformas del 70 (libre internación a Chile y Perú; comercio libre con los más importantes puertos peninsulares), consolidan el ascenso comercial de Buenos Aires. La libre relación con los mandantes peninsulares, acompañada por un control estricto con respecto a los agentes en el Interior, refuerzan el enriquecimiento de los mercaderes porteños. De este modo la distribución de los lucros comerciales favorece al núcleo porteño tanto frente a la península cuanto frente a los centros menores del Interior. Los principios de este arte de comercio colonial se basan en los grandes beneficios orientada a la exportación de cueros. El ascenso comercial de Buenos Aires fue no obstante efímero, la fragilidad de su fortuna se vincula con la de la coyuntura guerrera. En guerra primero con Francia y luego con Inglaterra, España veía amenazada y luego cortada, su vinculación con las colonias. Con una legislación, se concedieron libertades comerciales antes negadas. Esa coyuntura no sólo disminuyó la presión metropolitana sino que alejó también del escenario rioplatense a las potencias comerciales mejor consolidadas. Buenos Aires, ante la necesidad, llega a tener su flota mercante, lo cual genera que ocupe un lugar de cierta importancia. Pese a la expansión ganadera, el principal rubro de exportación sigue siendo el metal precioso. La industria del salado (en expansión) cubre una parte ínfima de las exportaciones y aun menos cuentan las exportaciones agrícolas. La mayor parte del metal Altoperuano debía ser atraído hacia Buenos Aires mediante mecanismos comerciales. La hegemonía del sector comercial es entonces un aspecto necesario del orden colonial. Una de las razones del recelo con que los sectores mercantiles enfrentarán la crisis revolucionaria radica en ello.

- La sociedad se ve a sí misma dividida por líneas étnicas. En el Litoral la esclavitud coloca a casi todos los pobladores de origen africano, aun donde la población negra es de más reciente migración, aparecen hombres de color que han logrado ubicarse en niveles sociales más altos; artesanos y comerciantes, muchas veces dueños de esclavos. Una vez libres son incorporados a una estructura social muy dividida. Por una parte estaban los españoles, descendientes de conquistadores; por otra los indios. En el virreinato, la pureza de sangre, se basaba en la exención de tributo. Toda esta concepción ubica en el nivel más alto de la sociedad a un número muy grande de gente, quienes se denominaban a sí mismo ‘Nobles’. La frontera de la nobleza comienza a incluir africanos emancipados, quienes desarrollan un conjunto de actividades más propicias al ascenso social, con tareas principalmente artesanales, terminando los mulatos por ser la amenaza externa más grave. Pero también hay amenazas internas entre esos nobles. Ellos, que se llamaban a sí mismos gente decente, incluyen entre sus filas a un vasto sector semi indigente. En el Interior, la solidaridad de la gente decente es muy intensa, muy abierto a nuevas incorporaciones de peninsulares y de extranjeros. La división entre castas e indios no tenía en el Litoral la relevancia que conservaba en el Interior, la diferencia comienza a ser sensible en Buenos Aires a través de la importancia numérica del sector dependiente (sectores vinculados a lo administrativo y mercantil) y el sector medio independiente (artesanos). Resulta también original en Buenos Aires la estructura de los sectores bajos: la proporción de esclavos es abrumadoramente alta. Esa masa esclava contribuye a mantener un sector marginal de blancos pobres y sin oficio. El ascenso económico y social dentro de la estructura local es muy difícil. A pesar del débil impacto de los cambios económicos, la sociedad que surge entre los pastores de las pampas, hay una total indiferencia por las variedades étnicas. Esto es inevitable teniendo en cuenta que no es infrecuente que en ausencia del patrón, la autoridad más alta en la estancia es un capataz mulato o negro liberto. En esa zona, la riqueza y el prestigio superan a las condiciones de linaje. En la cultura y el estilo de vida, la representación y la Iglesia juegan un papel central, entre otras cosas asegurando el contacto entre lo más alto y lo más bajo de la jerarquía social. El orden tradicional aparece asediado por todas partes; su meta radica en el mantenimiento del orden colonial. La revolución va a significar el fin de ese pacto colonial. En cuarenta años, se pasará de la hegemonía mercantil a la terrateniente, de la importación de productos de lujo a la de artículos de consumo perecedero, de una exportación dominada por el metal precioso a otra marcada por el dominio de los productos pecuarios. Esa transformación no puede darse sin cambios sociales.

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