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Historia De Cochabamba

emysnet5 de Agosto de 2012

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HISTORIA DE COCHABAMBA

HISTORIA DE COCHABAMBA: EPOCA PRE-HISPANA

Los valles centrales de Bolivia que son parte del departamento de Cochabamba han sido desde siempre poblados por numerosas tribus, por su fertilidad y su clima agradable, a medio camino entre las frías alturas del Collasuyo, y las calientes junglas de la Amazonia. Existen huellas de hombres prehistóricos dedicados a la caza y la recolección de frutos, en la zona de Carayani, pero recién se puede datar una cultura mas avanzada a partir de 2.000 a.C., que ha dejado innumerables restos de cerámica, pues al parecer casi todos los pueblos de esta parte de Bolivia eran expertos ceramistas, y se los puede clasificar en grupos distintos según los diseños y el colorido de su cerámica.

Los pueblos que habitaban esta tierra han dejado constancia del nombre con el que se denominaban a si mismos: Canas, Karis, Urus, Cotas, Mojocoyas, Chanés, Chuwis o Chues, Guaraníes y Mitimaes. Que no eran un grupo étnico uniforme, se puede ver por las diferencias en su alfarería, cuyos distintos estilos dan nombre a algunas culturas según la región de donde proceden. Así, por ejemplo, tenemos a la de Aiquile, con su cerámica monocroma y ondulada, la Tupuraya de Cercado, Arani y Mizque, con cerámica bicolor dediseños geométricos, y la Mojocoya del sudeste, que hacían cerámicas de color rosa condiseños en espirales y escalonados. Asimismo, existen pruebas arqueológicas de que estos pueblos tenían trato comercial con los Tiwanacotas, que se establecieron en Omereque, y eran los más avanzados culturalmente, a juzgar por su alfarería y construcción. Por su parte, los Chané y Chues no han dejado esa clase de vestigios en arcilla.

Todos ellos fueron sometidos por los Quechuas, quienes alcanzaron a pasar de Qochapampa hasta la entrada a los valles del norte cruceño, donde los Chiriguanos les hicieron dar media vuelta. Por este motivo es que los indígenas del lugar que persisten en nuestros tiempos hablan el idioma incaico. Probablemente fueron los colonizadores incas quienes le dieron al valle el nombre que tiene, composición de los vocablos “Qocha” y “Pampa”, que significan laguna y planicie respectivamente, y aluden a la abundancia de agua y a las suaves colinas aplanadas de clima tibio que caracterizan a la región. Los conquistadores hispanos, para no perder la costumbre de adaptar todos los dialectos al suyo, lo pasaron a pronunciar como Cochabamba.

HISTORIA DE COCHABAMBA: EPOCA COLONIAL

El primer español que se aventuró por estos sitios fue Garci Ruiz de Orellana, un hombre de la expedición de Pizarro (posiblemente del grupo de Gonzalo, o en todo caso Hernando, pues Francisco no pisó estos lares), quien llegó en 1540, según unos, y 1542, según otros. Le encantó el sitio, que vio apto para plantar huertos, de modo que se las arregló para regresar más adelante a parlamentar con los caciques de Sipe Sipe, y adquirir por ciento treinta pesos de plata las tierras donde está la ciudad, que los nativos llamaban Canata (por los Canas, habitantes originales del lugar), según consta en un acta de compra extendido en Potosí. Allí se construyó una finca, que llamó Chacra del Algarrobal (actual Plazuela Osorio). Tras él llegó otro español, Pedro de Estrada, que adquirió las tierras vecinas a las suyas, y Gerónimo de Osorio, que hizo lo propio alrededor de 1565.

Ya en 1571, el Virrey del Perú, Francisco de Toledo, dio luz verde al proyecto del hacendado Gerónimo de Osorio de fundar una villa en el sitio. Este le tuvo que comprar sus tierras a Ruiz de Orellana, dándole otras a él y a otros terratenientes, que se negaban a moverse de sus fincas. Fundó en esas tierras la Villa de Oropesa el 15 de agosto de ese año, al pie del cerro de San Sebastián, un sitio que ahora se llama Las Cuadras, por la parcelación en cuadriculas que hizo para repartir terrenos entre los primeros moradores. El nombre lo decidió Osorio para honrar a su patrocinador, pues el Virrey tenía el titulo nobiliario de Conde de Oropesa, y entre sus posesiones en España había una villa homónima. El fundador fue su primer Corregidor y Alcalde, residiendo en ella hasta su muerte en 1573.

Por razones que aun hoy los historiadores no se explican satisfactoriamente, al año siguiente de la muerte del fundador, apareció otro para refundar la villa. Sebastián Barba de Padilla, quien aparentemente ya había sido funcionario durante el gobierno de Osorio, le pidió al Virrey que le diera la venia para volver a fundar la Villa de Oropesa. No se sabe con qué argumentos convenció a Toledo, pero éste se lo permitió, y así el 1 de enero de 1574 se realizó la segunda fundación, en la actual Plaza 14 de Septiembre.

HISTORIA DE COCHABAMBA: EPOCA INDEPENDISTA

El sistema colonial que rigió en las siguientes centurias era muy gravoso para las castas ubicadas en la parte baja de la escala: los indios tenían que empadronarse en un censo, que los Corregidores usaban para extraerles absurdos impuestos por bienes, en muchos casos innecesarios, que forzaban a los indígenas a aceptar, para luego cobrarles una tasa elevada. Y a los mestizos, que se dedicaban a oficios artesanales, se les exigía un impuesto anual por ejercer, además de regalías sobre la producción. Como era previsible, esto causaba continuas disputas, que estallaron en revuelta en 1730, con el nombramiento por parte del Virrey Armendáriz de un nuevo Juez Revistador (especie de oficial supervisor), con la misión de averiguar que hacían los corregidores de la provincia de Cochabamba con el dinero de las recaudaciones, pues había denuncias de doble padrón y cobros fraudulentos. El funcionario, Manuel Venero y Valverde, llegó en momentos en que el Corregidor de la ciudad había causado un tumulto por empadronar arbitrariamente a los mestizos y criollos en las listas de impuestos, en las que sólo se debía incluir a indígenas, violando así sus derechos.

La ciudadanía mestiza, criolla e india se alzó en armas bajo el comando de Alejo Calatayud, mestizo y artesano platero de oficio, haciendo huir al Juez Revistador a Oruro, desde donde se quejó ante la Audiencia de La Plata, que envió tropas para reprimirlos. En noviembre de 1730, los hombres de Calatayud se enfrentaron a las tropas coloniales a hondazos, pedradas, cuchilladas y palos. Tuvo que intervenir la Iglesia Católica para apaciguar a los dos bandos, haciéndoles firmar un acuerdo de capitulación mediante el cual en Cochabamba se establecería un gobierno de criollos, no ya de españoles, que se encargaría de sus propias necesidades, sin desmarcarse de la autoridad del rey, del virrey y de la Audiencia.

Se nombró como nuevas autoridades a los criollos José Mariscal (Alcalde) y Francisco Rodríguez (Registrador), quienes no tardaron en traicionar a Calatayud. En enero de 1731, un grupo de criollos que hasta entonces había estado de su lado, emboscó al líder de la revuelta en casa de su compadre Rodríguez, llevándolo en secreto a una prisión, donde lo estrangularon. Su cadáver fue maltratado de manera horrenda; primero se le colgó, ya muerto, en la Plaza de Armas, luego se lo llevó al cerro San Sebastián para desmembrarlo y enviar su cabeza a La Plata, donde lo exhibieron en una pica en la plaza. En la capital, algún simpatizante robó la cabeza para enterrarla a escondidas.

En 1776, cuando pasaron la Audiencia de la tutela del Virreinato del Perú al del Rio de la Plata, la nueva administración incluyó a Cochabamba dentro de la inmensa provincia de Santa Cruz. Pero en 1782, el rey Carlos III de España ordenó crear el modelo de administración territorial de Intendencias. Con ello, al año siguiente se expendió una Cedula Real, con fecha del 5 de agosto, ordenando trasladar el gobierno de Santa Cruz al valle, creándose la Intendencia de Cochabamba, una de las cuatro que componían la Audiencia de Charcas. Tenía la nueva Intendencia bajo su jurisdicción a los partidos de Cliza, Mizque, Sacaba, Tapacari, Arque, Ayopaya, Vallegrande, Santa Cruz, y la gobernación de Moxos. Toda esta vasto territorio de valles era conocido como el granero de la colonia, por sus abundantes cosechas de cereales.

Después de los levantamientos en La Plata y La Paz, los patriotas cochabambinos se organizaron para empezar la lucha en septiembre de 1810. El día 14 del mes, Francisco del Ribero se dirigió a la ciudadanía reunida para proclamar una declaración a favor de independizarse, que fue vitoreada. El año anterior, él y otros caudillos locales habían respondido al pedido del Presidente de la Audiencia, Vicente Nieto, de acudir a sofocar la rebelión indígena contra los españoles en Oruro, donde triunfaron. Ahora, pasados al bando revolucionario, decidían formar una junta de guerra, reclutar a todos los hombres que pudiesen y lanzarse a la carga contra los realistas, adhiriéndose a la causa de los argentinos, cuyo Primer Ejército Auxiliar ya pisaba suelo potosino. Se organizaron milicias comandadas por Ribero y Esteban Arze, quienes de inmediato sublevaron la zona rural entre Cochabamba y Oruro, obstaculizando el movimiento de los realistas, que no podían circular rápido entre norte y sur, ni les alcanzaban las tropas para correr a apagar las docenas de focos guerrilleros que empezaron a rodearlos. Arze se dirigió a Oruro para auxiliar a los patriotas locales, enfrentándose al realista Piérola, hombre de Goyeneche, a quien derrotó en la batalla de Aroma.

Después de derrotar al Primer Ejército Auxiliar Argentino en Guaqui en 1811, donde pelearon los cochabambinos, Goyeneche tuvo que ir a Cochabamba, donde logró apaciguar la rebelión en dos batallas seguidas e imponer un gobernador. Se concentró

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