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Historia De Guadalajara


Enviado por   •  1 de Octubre de 2014  •  5.191 Palabras (21 Páginas)  •  215 Visitas

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Los restos humanos de mayor antigüedad en el estado presentan una edad aproximada a los 15 mil años y consisten en fragmentos de cráneos y otros restos que se encontraron en la ribera de los lagos de Zacoalco y Chapala. Además se han localizado puntas de flecha, raspadores, anzuelos, agujas y otros artefactos hechos de hueso.

Otros vestigios recuperados consisten en fauna pleistocénica encontrados en Ameca, Zacoalco, San Marcos, Sayula y la ribera del lago de Chapala. Se suman a estos hallazgos, puntas de flecha, de aproximadamente 10 mil años, encontradas al sur de Zacoalco y San Marcos.

Prueba fehaciente de la presencia humana son los petroglifos y pinturas rupestres encontradas en Cabo Corrientes, San Gabriel, Jesús María, La Huerta, Puerto Vallarta, Mixtlán, Villa Purificación, Casimiro Castillo, Zapotlán el Grande y Pihuamo.

Se cuenta con elementos suficientes para suponer que la aparición formal de los primeros asentamientos humanos en el occidente de México se remonta hace 7 mil años.

Para su estudio, la evolución cultural en esta región ha sido dividida en dos etapas a partir del inicio de la agricultura y el asentamiento en aldeas, hacia el año 1500 antes de nuestra era.

La primera etapa abarca un poco más de 2000 años y se caracteriza por la adopción de la vida en las aldeas, así como la práctica de la agricultura que se sumó a la caza y a la recolección. La vida sedentaria les permitió dedicarse a otras actividades como la fabricación de cerámica, la práctica de ceremonias religiosas y funerarias, y del trueque.

De esta época datan las tumbas de tiro, esta manifestación cultural se presentó únicamente en el occidente de México y en Sudamérica; y consisten en cámaras o recintos funerarios subterráneos. En Jalisco, destacan las tumbas encontradas en Acatlán de Juárez, El Arenal y en Casimiro Castillo.

La segunda etapa de las culturas de occidente se ha denominado “Tolteca” y se caracteriza por el dominio militar en unos pueblos sobre otros más débiles. En esta época se perfeccionaron los trabajos de cerámica, apareció la técnica metalúrgica del oro, la plata y el cobre; y además se vigorizó la actividad comercial tanto local como foránea.

Recientes investigaciones de campo, han permitido obtener valiosa información arqueológica que demuestra, de manera concluyente, que en la zona occidental de México surgieron ricas culturas que manifestaron su grado de desarrollo en arquitectura monumental, grandes asentamientos y sistemas de irrigación, así como un posible sistema de escritura ideográfica. Estos descubrimientos vienen a poner fin a la idea equívoca de que en los sectores occidentales de México, las culturas prehispánicas eran simples y de pequeña escala.

La rica diversidad de vestigios arqueológicos con que se cuenta en la entidad es una valiosa herencia cultural de nuestros antepasados indígenas; su distribución en el estado abarca prácticamente todas las regiones de la entidad. Como ejemplo se pueden mencionar las zonas arqueológicas de “El Ixtépete”, “El Grillo” localizados en el municipio de Zapopan; “La Providencia”, “Laguna Colorada”, “Las Cuevas” “El Arenal” y “Palacio de Oconahua” en el municipio de Etzatlán; “Huitzilapa” y “Cerro de la Navaja” en la municipalidad de Magdalena; “Guachimontones” en Teuchitlán; “Coyula” en Tonalá; “Atitlán”, “El Mirador”, “El Reliz” y “Las Cuevas” en San Juanito de Escobedo; “Portezuelo” en Ameca; “Las Pilas”, “Huaxtla” y “Santa Quitería” en el municipio de El Arenal; “Cerrito del Istle” (Hiztle) en el municipio de Huejuquilla el Alto; “Las Calles” (cerro de Portezuelo) en La Barca; “Centro ceremonial Ixtapa” en Puerto Vallarta; “Santa Inés” y “La Tepalcatera” en el municipio de Sayula; “Mesa de San Francisco” en Tamazula; entre muchos otros localizados a lo largo y ancho de nuestro estado.

El territorio del actual estado de Jalisco estuvo habitado por diversas etnias: bapames, caxcanes, cocas, cuachichiles, huicholes, cuyutecos, otomíes, nahuas, tecuejes, tepehuanes, tecos, purépechas, pinomes, tzaultecas y xilotlantzingas. Otros autores mencionan también a pinos, otontlatolis, amultecas, coras, xiximes, tecuares, tecoxines y tecualmes.

En el siglo XVI, a la llegada de los españoles, los habitantes de la región noroccidental de México, en general, fueron sometidos pacíficamente a la autoridad de la corona hispana.

Para lograr la conquista de esta región se realizaron varias expediciones durante el primer tercio del siglo XVI, incursionando en estas tierras Cristóbal de Olid (1521), Alonso de Avalos (1521), Juan Alvarez Chico (1521), Gonzalo de Sandoval (1522), Francisco Cortés de Sanbuenaventura (1524), y Nuño Beltrán de Guzmán (1530) acompañado de Pedro Almíndez Chirinos y Cristóbal de Oñate.

Con la empresa de Nuño de Guzmán, da principio la colonización neogallega y casi termina su conquista cuando toma posesión de las tierras situadas a la margen derecha del Río Lerma, el 5 de junio de 1530, dándole el nombre de Conquista del Espíritu Santo de la Mayor España, a los territorios sometidos por él y sus capitanes.

A fines del año de 1531, Guzmán fundó la Villa del Espíritu Santo de la Mayor España como capital de las tierras por él conquistadas.

Sin embargo, por cédula real del 5 de enero de 1531 se dispuso que el término impuesto a la conquista fuera sustituido por el de Provincia o Reino de Nueva Galicia y su capital debería llamarse Santiago Galicia de Compostela; tales acuerdos llegaron a conocimiento de Guzmán hasta enero de 1532, quien a pesar de sus súplicas y argumentos enviados a la corona española, pidiendo se conservaran los nombres por él elegidos, finalmente cumplió con la voluntad real.

La provincia neogallega comprendió desde el siglo XVI hasta el siglo XVIII los actuales estados de Nayarit, Zacatecas, Aguascalientes, así como gran parte de los de Jalisco y Sinaloa, y una pequeña fracción de los de San Luis Potosí y Durango. El territorio de la Nueva Galicia comprendía, en total, 22 alcaldías y 13 corregimientos.

El 4 de diciembre de 1786, Carlos III expidió la ley titulada “Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de intendentes de ejércitos y provincia en el reino de Nueva España”, mediante la cual se estableció en el virreinato el sistema político-administrativo de intendencia, que se mantuvo hasta las primeras décadas del siglo XIX. Con este sistema, Nueva España se vio dividida en 12 intendencias

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