Historia De Las Ideas
mayensss22 de Octubre de 2013
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En España se caracterizó por:
El contexto Internacional
El Inicio: las juntas autónomas americanas
En Europa con la ocupación napoleónica de España y la captura de la familia real española, Napoleón impuso en 1808 las “abdicaciones de Bayona” por las que el monarca Fernando VII y su padre y predecesor Carlos IV renunciaban a sus derechos a la corona de España (que incluía a los territorios americanos), en favor del emperador Napoleón, quien los otorgó a José Bonaparte, luego de lo cual Fernando VII quedó cautivo. Todo ello desencadenó el levantamiento de los pueblos de España conocido como Guerra de Independencia española (1808-1814) contra la ocupación Napoleónica, y de la creación de Juntas de autogobierno en la península.
En los años siguientes se sucedieron pronunciamientos en cada lugar del continente americano para formar juntas de gobierno americanas para conservar los derechos de la persona del rey Fernando VII, pero sin embargo autónomas de cualquier gobierno de España, sea o no derivado de la ocupación de Napoleón. De esta forma en América comenzaron una serie de movimientos locales que desconocían los nombramientos americanos provenientes de España para el gobierno colonial, y que se justificaban por la abdicación forzada de los herederos legítimos de la monarquía española y la usurpación del trono español por José Bonaparte. En el año 1808, el Ayuntamiento de México, se erigió en la primera Junta autónoma americana, con el apoyo inclusive del virrey de Nueva España José de Iturrigaray, sin embargo el movimiento fue disuelto y concluyó con el encarcelamiento de los miembros del ayuntamiento y la destitución de Iturrigaray.
En síntesis Las guerras de independencia hispanoamericanas fueron una serie de conflictos armados que se desarrollaron en las posesiones españolas en América a principios del siglo XIX, en los cuales se enfrentaron los partidarios de establecer nuevas naciones independientes contra las autoridades virreinales de los reyes de Expaña Carlos IV y Fernando VII y los partidarios de la Monarquía española. Las guerras de independencia tuvieron tanto el carácter de guerra civil como el guerra internacional , entre naciones.
El conflicto iniciado en 1808, con el establecimiento de juntas autodesignadas en México y Montevideo, y se sigue de la constitución de los nuevos estados independientes. Casi todos los países latinoamericanos continentales de la actualidad ( Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), reconocen en este movimiento sus orígenes como naciones independientes. Panamá, y los países del Caribe de habla hispana (Cuba, Puerto Rico y República Dominicana) reconocen sus orígenes independientes en otros procesos históricos.
Entre sus líderes independentistas, algunos llamados libertadores, se encuentran la mayor parte de los “padres de la patria” de los países hispanoamericanos, como Francisco de Miranda, José María Morelos, Eugenio Espejo, Miguel Hidalgo, José de San Martín, Simón Bolívar, José Miguel Lanza, José Artigas, Francisco de Paula Santander, Antonio Nariño, José de Fábrega, José Miguel Carrera, Bernando O’Higgins, Antonio José de Sucre, Manuel Belgrano, Martín Guemes, Joaquín Olmedo, León de Febres-Cordero, Fulgencio Yegros, Francisco Morazán, Matías Delgado, entre otros. Y las libertadoras Juana Azurduy[1], Manuela Sáenz[2], Bartolina Sisa[3], Gertrudis Bocanegra[4], Luisa Cáceres[5], Policarpa Salavarrieta[6], Micaela Bastidas[7], Josefa Ortíz de Domínguez[8], Dolores Bedoya de Molina, y Josefa Lastiri, que son claro ejemplo de la participación femenina en el proceso de la independencia de América Latina.
Hasta Tegucigalpa llegaron las noticias de los movimientos sociales liderados por Francisco de Miranda en Venezuela, Mariano Moreno en Argentina, el cura Hidalgo en México, enmarcados en la ocupación del territorio español por el ejército napoleónico, el abandono de la Corona por Carlos IV, la detención del príncipe heredero Fernando VII.
Los virreinatos quedan abolidos durante la vigencia de la Constitución de Cádiz en 1812 y 1820. El territorio queda dividido en veinte provincias totalmente autónomas y dependientes directamente de Madrid. Para el virreinato de Nueva España sus divisiones son seis inicialmente y se añaden posteriormente dos: San Luis de Potosí y Nicaragua. El 31 de mayo de 1820 Juan Ruiz de Apodaca restablece por última vez la constitución española en el virreinato de Nueva España.
Otros caudillos fuera de este periodo como Tupac Amaru II que forman parte de identidades nacionales propias, no son parte de guerra contra la monarquía de Fernando VII de España.
La inestabilidad de la monarquía española ocurrió durante el gobierno de José de Iturrigaray (1803-1808). Hacia fines de 1807, Napoleón Bonaparte en acuerdo con Godoy y Carlos IV, ocupó España para invadir Portugal. En marzo de 1808, el pueblo español se sublevó y proclamó a Fernando de Borbón, a como rey de España. Napoleón a través de las abdicaciones de Bayona entregó la corona de España a su hermano José Bonaparte y dio inicio a la Guerra de la Independencia Española.
En México, los criollos del Ayuntamiento encabezados por Francisco Primo de Verdad y Ramos y Juan Francisco Azcárete y Lezama, propusieron un sistema de gobierno popular en ausencia del rey, que fue unánimemente rechazado por el sector español de la Real Audiencia. Pocos días después, al negarse Iturrigaray a brindar reconocimiento a la Junta de Sevilla y a la Junta de Oviedo, los españoles decidieron derrocarle arguyendo que pretendía hacerse rey de la Nueva España. Pedro de Garibay fue nombrado en su reemplazo, pero en mayo de 1809 fue sustituido por el arzobispo de México, Francisco Xavier de Lizana y Beaumont, quien otorgó libertad a los implicados en la Conjura de Valladolid, en diciembre de 1809, que pretendía independizar al reino. Sucesora de esta conspiración fue la Conspiración de Querétaro, encabezada por Miguel Hidalgo y formada por Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro y su esposa Josefa Ortíz de Domínguez, los militares Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo. La conspiración fue descubierta e Hidalgo adelantó la insurrección para el 16 de septiembre, en la madrugada, cuando inició la Guerra de la Independencia de México, conocido como el Grito de Dolores, con el hecho conocido como el Grito de Dolores.
Hidalgo rápidamente consiguió reunir a más de 60.000 hombres y tomó pacíficamente San Miguel el Grande, Celaya y Salamanca. Al entrar en Guanajuato el 28 de septiembre se produjo la Toma de la Alhóndiga de Granaditas, y días más tarde el consecuente saqueo. Las tropas insurgentes marcharon a Valladolid, a que entraron pacíficamente el 17 de octubre, y donde Hidalgo fue proclamado Generalísimo y y Allende capitán general. En esa visita recibió las adhesiones de Ignacio López Rayón y José María Morelos. Tras entrar en Toluca el 5 de octubre, los insurgentes derrotaron a los realistas de Torcuato Trujillo el 30 de octubre en la Batalla del Monte de las Cruces pero Hidalgo se resistió a tomar la Ciudad de México, lo que hubiera permitido ganar a los insurgentes la guerra pues capturarían la capital. Se retiraron al Bajío, donde Félix María Calleja del Rey les derrotó en la Batalla de Aculco el 7 de noviembre. La desavenencia entre los insurgentes llevó a Allende, Abasolo y Aldama a retirarse a Guanajuato, donde Calleja les derrotó el 26 de noviembre. Hidalgo marchó a Valladolid y más tarde a Guadalajara, tomada el mismo día de la derrota de Aculco por José Antonio Torres, apodado El amo. En ambas ciudades se cometieron masacres de españoles. Luego de su derrota en Guanajuato, el bando militar de la insurgencia se unió a Hidalgo en Guadalajara, donde se estableció el primer gobierno de México. El 17 de enero de 1811, Calleja derrotó finalmente a los insurgentes en la Batalla del Puente de Calderón, quienes huyeron al norte del país con al intención de refugiarse en Estados Unidos de América. En Zacatecas Hidalgo fue despojado del mando militar en favor de Allende, y el 21 de marzo Ignacio Elizondo les tendió una trampa y les detuvo en las Norias de Acatita de Baján. Los insurgentes fueron sometidos a juicio en Chihuahua y ejecutados. Allende, Aldama y Jiménez el 26 de junio (a Abasolo se le conmutó por prisión perpetua en Cádiz, España) e Hidalgo fue fusilado el 30 de julio. Luego de su ejecución, se les decapitó y sus cabezas fueron exhibidas en la Alhóndiga de Granaditas.
LAS PARTICULARIDADES DE LA INDEPENDENCIA DE CENTROAMÉRICA.
Los criollos y la gente cercana a ellos estaban cansado de la marginación y desprecio de que eran objeto por parte de los españoles penisulares.
Los criollos tuvieron conocimiento de las nuevas ideas que circulaban en Europa respecto a la no divinidad del poder de los reyes, y a los ideales de libertad, igualdad y fraternidad. Conocedores también del malestar de la mayoría mestizada, los criollos se lanzaron a la aventura de alcanzar la libertad.
En los primeros años del siglo XIX, se empezaron a gestar movimientos insurreccionales en Centroamérica y el resto del continente.
En Centroamérica, el 5 de noviembre de 1811 se inició una revuelta guiada por el padre Matías Delgado, que llamó a la insurrección tocando las campanas de la iglesia La Merced. El movimiento
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