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Historia Del Teatro Nacional De Argentina


Enviado por   •  14 de Septiembre de 2014  •  1.477 Palabras (6 Páginas)  •  221 Visitas

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TEATRO NACIONAL

Asignatura: Lengua y Literatura

Profesora: Rinaldoni, Sandra

Alumno: Trejo, Alan

Establecimiento: IPEM 277 “Esteban Echeverría”

Curso: 6º B “Economía y Administración”

Fecha de entrega: 09/09/2014

INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo, desarrollará la evolución del teatro nacional de la República Argentina que nació como tal del circo criollo en las últimas décadas del siglo XIX, con un carácter eminentemente popular, combinando elementos provenientes de diversas disciplinas dramáticas, como la pantomima (expresión mediante gesto sin usar palabras), la farsa (es una forma dramática en el que los personajes se desenvuelven de manera caricaturesca o en situaciones no realistas) y el monólogo crítico (discurso interesante que es fácil de seguir y que principalmente lo emite una sola persona tanto para hacia a un solo ente receptor). El teatro argentino tomó identidad a través de expresiones particulares como el sainete -principalmente-, la pieza cómica, el grotesco, y la revista criolla. Una variedad dramática de gran importancia para la cultura popular han sido el radioteatro y el teleteatro.

Además, se mencionará una obra con una breve biografía del autor y una sinopsis de la misma.

DESARROLLO

En 1783 se creó en Buenos Aires la primer Casa de Comedias; el gestor de esta empresa fue el Virrey de las Luces, como se le llamaba al Virrey Vertiz. El teatro de La Ranchería desapareció por un incendio en 1792; allí se estrenó, tres años antes, Siripo de Manuel José de Lavarden, considerada la primera obra de un autor local. Cuatro años después de ese suceso trágico, se inauguró una nueva sala teatral, el Coliseo Provisional; y se la consideró como la sala de la revolución, probablemente por lo cercana que ya se encontraba la revolución de mayo de 1810. En este teatro se estrenó El detalle de la acción de Maipú, cuyo autor se desconoce; una obra en la que se glosan con habilidad costumbres populares.

Más tarde estuvo en el cartel, El hipócrita político, donde sólo se conoce del autor lo que podrían ser sus iniciales: P.V.A.; se trató de una comedia urbana, en la que se reflejaba el hogar porteño de la época. También en aquel teatro, se estrenó Túpac Amaru, una tragedia escrita en verso.

Tiempo después, cuando Juan Manuel de Rosas llego al mando de un gobierno absolutista, apareció la petite pieza El gigante amapolas de Juan Bautista Alberdi; en esta ocasión, él utiliza por primera vez elementos del absurdo y del grotesco en la dramática argentina.

Mientras esto ocurría, diversas compañías europeas visitaban el Río de la Plata en forma continua. Por otra parte, el circo se desarrollaba bajo la influencia de los ejemplos: europeos y latinoamericanos en este género.

En 1884 apareció el drama gauchesco, Juan Moreira en forma de pantomima en el circo. Este folletín, de Eduardo Gutiérrez, que apareció en un diario de Buenos Aires, fue la base de la primera pieza de teatro gauchesco, que más tarde se completó dramáticamente con textos extraídos de la novela (1886).

Este ciclo se cerró en 1896, al estrenarse Calandria de Martiniano Leguizamón.

Por ese entonces Buenos Aires recibía gran cantidad de inmigrantes que llegaban a estas tierras en busca de una vida mejor. Con ellos, y de parte de los españoles, vino el sainete, estilo teatral que dio origen al sainete criollo. Surgió en ese momento, un grupo de autores que se inscribieron en este estilo y que contaban la vida de los porteños en los conventillos, en las calles y en los cafés. Entre ellos podemos citar a Roberto L. Cayol, Carlos M. Pacheco, José González Castillo, Alberto Novión y Alberto Vacarezza.

A partir del comienzo del siglo XX la actividad teatral en Buenos Aires fue intensa. Diferentes compañías estrenaron numerosas obras inaugurándose de este modo la época de oro. Florencio Sánchez, Gregorio de Laferrere y Roberto J. Payró, dieron a la actividad una creatividad poco común.

Todos los estilos aparecen uno a uno, el sainete criollo, la gauchesca, la comedia de costumbre y alcanzaron su más alto lugar con Armando Discépolo. Fueron treinta años de numerosos autores y actores.

En 1930, al fundarse el Teatro del Pueblo, surgió el Teatro Independiente, movimiento de arte que trata de luchar contra el teatro comercial. Este movimiento se extendió por todo el país, se formaron muchísimos grupos que intentaron difundir el buen teatro.

Como parte de este proceso surgieron cantidad de autores nuevos que dieron un estilo inédito a la expresión dramática. Citaremos a algunos de ellos como ejemplo: Aurelio Ferreti, Carlos Gorostiza, Osvaldo Dragún, Andrés Lizarraga y Agustín Cuzzani.

Como consecuencia de este movimiento, aparecen, en la década de los años treinta, tres líneas separadas entre sí.

La primera, conocida como realismo social, se ve reflejada en Soledad para cuatro de Ricardo Halac, Nuestro fin de semana y Los días de Julián Bisbal de Roberto Cossa.

La segunda línea, bajo la influencia

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