Historia de Argelia
NOHEMI_09Monografía18 de Septiembre de 2013
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Etimología[editar código]
Argelia recibe su nombre de su capital y ciudad más importante, Argel. El nombre de Argelia viene del de la ciudad de Fabio y éste del árabe Al-Yaza’ir (الجزائر), que significa «Las islas», en referencia a unos islotes situados en el puerto de Argel y que forman parte de su espigón actual, habiendo sido extendido entonces para designar a todo el país (ordenanza de 1842). En árabe el país y su capital reciben el mismo nombre.
Una segunda explicación apuntaría a que el nombre Yazair estaría ligado a la dinastía bereber de los ziríes, del nombre de su fundador Bulugin ibn Ziri (de tiziri, "Claro de luna" en bereber), que fundó Argel y reinó un tiempo en un territorio considerable de la Argelia actual. Los habitantes de la ciudad de Argel se autodenominan tradicionalmente Dziri o Dzayer, y, por otra parte, llaman a su país El-Dzayer.
Por último, una tercera explicación indica que, según unos geógrafos musulmanes de la Edad Media, la costa fértil de Argelia, atrapada entre el Sáhara y el mar Mediterráneo, aparecería como una isla de vida o Al-Yaza’ir.
Historia[editar código]
Artículo principal: Historia de Argelia.
El continente africano, la cuenca del Mediterráneo, así como Europa y Oriente han sido elementos indispensables para el devenir y enriquecimiento histórico de Argelia. Además, en el extremo sur del país se puede visitar el museo natural más grande del mundo, en el que hay pruebas suficientes para atestiguar la extraordinaria riqueza de la historia del país.
Prehistoria[editar código]
Las pinturas rupestres de Tassili n'Ajjer datan del 3000 a. C. y son Patrimonio de la Humanidad.
Existen yacimientos arqueológicos en Argelia, en los que se han descubierto restos óseos de homínidos de hace 2 millones de años, según los datos obtenidos por arqueomagnetismo. Los investigadores han encontrado allí restos de Homo sapiens sapiens. En el extremo sureste del país, el Parque Nacional del Tassili alberga la muestra de pinturas rupestres más importante del mundo. El parque ha sido clasificado Patrimonio Mundial por la Unesco y es Reserva del Hombre y de la Biosfera desde 1986.
Terrence McKenna, autor y partidario estadounidense del uso de los psicodélicos, ha sugerido que la región Tassili de Argelia puede ser el origen de los mitos antiguos del Jardín del Edén y el nacimiento de cultura. La extensión vasta de prado en esta región antes de la glaciación más reciente hace que la región sea una posibilidad por la ubicación de los desarrollos originales de la agricultura pastoral, que debe haber precedido el desarrollo de la agricultura de cosechas que aparecería en el Oriente Medio unos mil años después. Esta visión de la posible historia antigua se apoya por las pinturas de Tassili, que además incluye imágenes de una forma de Chamanismo o religión basada en las setas alucinógenas.10 Las setas crecen y prosperan en el excremento de ganado, y por tanto habrían estado muy al alcance de las sociedades fundadas en la agricultura pastoril. La experiencia con estas setas puede haber creado la cultura de las civilizaciones nacientes, dado que producen visiones que proporcionan un estímulo fuerte para el arte, la pintura y el sentido de contacto con lo divino, que fomenta el desarrollo de la religión y de esta manera la unidad de la sociedad.
Antigüedad[editar código]
El Mausoleo real de Mauritania, del siglo III a. C.
Argelia ha estado habitada por los bereberes desde hace más de diez mil años. Los bereberes construyeron los primeros monumentos de la Antigüedad, de los que aún quedan numerosos vestigios. En el último milenio a. C., levantaron varios mausoleos importantes entre los que destaca el Medracen, en la provincia de Batna, en el noroeste del país. Desde el año 1000 a. C. hay constancia de que mantenían relaciones comerciales con los fenicios (cartagineses), que habían establecido colonias en la costa, y con los egipcios.
En el siglo III a. C., los romanos denominan esta región Numidia, habitada por los bereberes masilianos y los maselinos. Éstos últimos se aliaron con los cartagineses en la Segunda Guerra Púnica, mientras que los primeros, aliados de los romanos y gobernados por Masinisa, acabaron recibiendo todo el reino de sus conquistadores.
A la muerte de Masinisa en 148, Escipión el Africano dividió el reino entre sus hijos. En 113, Yugurta se alzó contra los romanos y acabó derrotado, tras lo cual Numidia fue gobernada por un rey vasallo de Roma hasta que, bajo Diocleciano, se convirtió en una simple provincia del imperio y finalmente volvió a manos de los bereberes hasta la invasión de los vándalos en 430.
Ruinas romanas de Thamugadi (Timgad) con el Arco de Trajano.
Los romanos dejaron importantes ciudades en el norte de Argelia, entre las que destacan Iol Caesarea, Tipasa (Tipaza), donde se encuentra una de las necrópolis más antiguas del Mediterráneo, Cuicul, Thubursicu-Numidarum (Khemissa), Madaure, Thamugadi (Timgad), Diana Veteranorum, Theveste (Tébéssa) y Lambaesis.
A principios del siglo VI, las tropas de Justiniano I expulsaron a los vándalos y recuperaron el reino para el Imperio bizantino, que lo gobernó de manera precaria hasta la llegada de los árabes en el siglo VIII.
Islamización[editar código]
La caída de Roma tras la invasión de los vándalos y la inestabilidad durante el período bizantino entrañaron la reconstitución de algunos de los principados bereberes, que se resistieron a la ocupación de los Omeyas musulmanes entre los años 670 y 708.
Los personajes más conocidos de este conflicto fueron el rey cristiano Kusayla, que venció a Sidi Ocba ibn Nafaa en el año 689, cerca de Biskra, y la reina guerrera Dihya, llamada "la Kahena", que a la cabeza de los bereberes (principalmente los célebres Zenetas), infligió, en la batalla de Meskiana de 693, una severa derrota al cuerpo expedicionario del emir Hassan Ibn en Noman, a los que alejará hasta Trípoli.
La mezquita Mansourah, en la provincia de Tlemecén.
Tras la conquista musulmana, los ciudadanos del territorio adoptarán la religión islámica (para protegerse contra los ataques de los nómadas) y progresivamente adquirirán la lengua árabe. Bereber, fenicio, latín, árabe, español, turco, francés: la mezcla de lenguas, el "mestizaje lingüístico", es intenso, dando lugar al árabe argelino (y al árabe magrebí en general) que se mantiene hasta nuestros días. La lengua bereber también ha sobrevivido hasta la actualidad.
En cuanto a la inmigración árabe en África del norte, fue de poca importancia excepto en las dos regiones exteriores de Argelia, Kairuán y Tánger. Dado que el total de su población ha recibido una contribución demográfica árabe limitada, una gran parte de las poblaciones de lengua árabe es bereber.
La primera parte de la conquista musulmana de España fue conducida por un contingente bereber compuesto casi en su totalidad por conversos, desde el jefe Táriq ibn Ziyad, que dio su nombre al peñón de Gibraltar (جبل طارق, «Ẏabal Tāriq»). Tras el éxito de Tarik, el califa le hizo encadenar y murió en el camino.
A principios del siglo VIII, ante la dominación omeya de todo el Magreb, varias tribus bereberes zenetas empezaron a unirse en torno a Abu Qurra y se rebelaron contra la ocupación árabe. Su lucha proseguirá bajo varias dinastías jariyíes bereberes en un conflicto que duró cerca de un siglo.
En el siglo X, Ubayd Allah al-Mahdi fundó la dinastía fatimí, en la baja Cabilia, donde encontró un eco favorable a sus prédicas milenaristas. Los fatimíes establecieron su autoridad en África del norte entre 909 y 1171 y fundaron un califato disidente de los abasidas de Bagdad.
Este reino estuvo marcado por numerosas revueltas jariyíes (jariyismo), especialmente la de Abu Yazid encabezando las tribus bereberes en el 944, y que infligió la más severa derrota a la armada fatimí, debilitada y vulnerable, tomando la ciudad de Kairouan. La revuelta fue vencida por Ziri ibn Manad, a la cabeza de las tribus Sanhadjas, que por salvar el imperio recibió el puesto de gobernador del Magreb central.
De esta forma en 972 los fatimíes, tras la adhesión egipcia, tuvieron menos interés por el Magreb y fue su hijo, Bologhine ibn Ziri, quien heredó el control de Ifriqiya. Los ziríes reinarán en el lugar unos dos siglos.
Extensión del Califato fatimí en el 969 d. C.
Hammad Ibn Bologhine, su hijo, gobernó de forma independiente a los ziríes, en el norte de la actual Argelia, a partir de 1014, reconociendo como califas legítimos a los abasidas sunitas de Bagdad, y fundando la dinastía hamadita. Los ziríes también reconocieron en 1046 a los califas abasidas mostrando abiertamente a los fatimíes su abandono del chiismo.
A partir de 1048 algunas tribus árabes hilalianas del sur emigraron al África del norte y fueron enviadas por el poder fatimí para reprimir a los ziridas y hamaditas. En oleadas sucesivas incurrieron en algunas grandes ciudades, que saquearon y destruyeron. En Argelia estas tribus del sur se aliaron con algunas tribus locales. Estos dos reinos, prósperos por aquel entonces, se empobrecerán enormemente a causa de estas incursiones. Los ziríes cambiarán su capital de Kairuán a Mahdia, los hamaditas, de Al-Quala (La Cala de Béni Hammad, actualmente reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) a Bugía.
Argelia estaba entonces bajo el control de los almorávides en una pequeña región del oeste, bajo los
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