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Historia de la Corrupción en el Perú


Enviado por   •  12 de Diciembre de 2018  •  Ensayos  •  2.320 Palabras (10 Páginas)  •  155 Visitas

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DESARROLLO

CAPITULO 5

Dictadores venales y pactos secretos, 1931 – 1962

El régimen dictatorial de Augusto B. Leguía colapsó en el año 1930, la cual fue presenciada por el Ilustre profesor universitario y bibliotecario Jorge Basadre, quien fue perseguido durante el Oncenio por sus actividades reformistas y antigobiernistas como dirigente estudiantil. Al suceder la caída del Gobierno de Leguía, contribuyó a promover reformas democráticas y electorales con el propósito de reconstruir el marco institucional del País.

Un coronel populista frente al APRA

Luego de la caída del Leguía, aparecieron dos partidos políticos, el Movimiento Militarista Revolucionario, que estaba liderada por Luis Sánchez Cerro, y el APRA, encabezado por Víctor Raúl Haya de la Torre. Ambas fuerzas recurrieron en más de una oportunidad a distintas formas de corrupción para lograr sus metas políticas. En las elecciones presidenciales de 1931 dieron como ganador a Sánchez Cerro quien tenía la intención de eliminar las prácticas corruptas que prevalecieron durante el gobierno dictatorial de Leguía.

El ex presidente Augusto Leguía, enfermo y longevo, fue detenido por todos los actos de corrupción cometidos y fue trasladado a la Penitenciaria de Lima donde fue encarcelado, poco después fallece en febrero de 1932.

Según (Quiroz, 2013) nos dice que:

La estricta determinación de Sánchez Cerro por castigar a Leguía se percibió tanto como una venganza personal que exacerbaba las divisiones políticas, como una actitud de principios contra la corrupción. Sin embargo, los procedimientos y acciones legales del Tribunal de Sanción encargado de juzgar a Leguía y sus asociados probaron ser ineficientes e inconstitucionales (p.317)

Luis Sánchez Cerro no contaba con un partido político organizado con el cual pudiera realizar o elaborar sus más anheladas ambiciones presidenciales. Además de no tener una buena relación con las fuerzas armadas, provocando algunos levantamientos por parte del ejército y la marina. Durante su corto periodo en el poder, otorgó empleo a su familia entera, dentro de los cuales se encontraba su hermano Pablo Ernesto, a quien nombró director de la oficina de Salud Pública.

Como dice (Quiroz, 2013), Había una cierta sospecha de que Pablo Ernesto estaba dedicado al mundo del narcotráfico, la prostitución, los juegos de apuestas y demás intereses del crimen organizado, con el único propósito de que todas las ganancias sirviesen como financiamiento para las ambiciones de su hermano Sánchez Cerro (p. 318).

El APRA y su fundador Haya de la Torre, quienes andaban en busca del poder, acusaban a Sánchez Cerro de recibir financiamiento de gente antiaprista y conservadora de la elite. Mientras que el APRA recibía apoyo y fondos de miembros leguiístas ansiosos por derrotar a su enemigo Sánchez Cerro.  

(Quiroz, 2013), Los elevados actos corruptos en el gobierno de Sánchez Cerro y la pésima administración de los sectores públicos terminaron por espantar a sus colaboradores. (p.325)

Luis Sánchez Cerro fue asesinado por un joven aprista en su caravana presidencial, una tarde del 30 de abril de 1933 durante un desfile militar. Ese mismo día el congreso nombra al general Benavides como presidente provisional. En un discurso breve que dio, declaro que esperaba contar con el apoyo de todos los peruanos. Comenzó a suprimir los fondos gubernamentales dados por el gobierno de Sánchez Cerro a partidarios de la UR. Otorgó amnistía política a los apristas.

Restauración de Benavides

(Quiroz, 2013), Benavides recibió la ayuda de Prado Ugarteche, para hacerle frente ante este peligroso recorrido político, reflejándose en las amenazas de su enemigo Luis Flores de querer sacarlo del poder. Todo esto amenazaba la estabilidad política y la recuperación económica del Perú (p. 328).

El 9 de agosto de 1937 se expidieron dos decretos formados por Benavides y el general Rodríguez, dirigidos a contener la corrupción. Dichas medidas legales rara vez fueron cumplidas, por lo que los sobornos y la corrupción continúo siendo un hecho normal en asuntos oficiales.

A pesar de los grandes esfuerzos por parte de Benavides durante su gobierno para lograr la estabilidad política y recuperación económica, varios fueron los factores que contribuyeron a la supervivencia de los actos de corrupción en su periodo de gobierno 1933-1939. Esto fue debido al poco respaldo político que obtuvo y al intento de golpe de estado que sufrió al mando del general Rodríguez, quien estaba respaldado por el APRA y UR. Por otro lado, en su gobierno se permitió prácticas corruptas entre militares y sus servidores públicos.

(Quiroz, 2013), Se puede enfatizar de que el proceso de restauración de Benavides fue más bien un proceso de “Normalización” de los incrementados índices de una corrupción heredada y constante (p.337).

Política de guerra sin principios

En diciembre de 1939 durante la segunda guerra mundial asumió la presidencia Manuel Prado Ugarteche. Aunque poseía una estrecha base política producto del apoyo recibido por parte de militares, amigos políticos y una comunidad banquera- empresarial infiltrada por intereses parciales a las potencias del Eje. Prado también enfrentó una seria oposición política por parte de la pro facista UR y la antifacista APRA.

Víctor Haya de la Torre acusó a Prado y a sus ministros de proteger los intereses del Eje.  Prado respondió aumentando la colaboración con los Aliados, cuando EE.UU. entró a la guerra.

“La situación de la guerra internacional también le proveyó un entorno distinto a la corrupción tradicional” (Quiroz, 2013, p.338)

En marzo de 1942 Prado había alcanzado importantes logros diplomáticos. Para las elecciones de junio de 1945, Prado decidió dar todo su apoyo al general Eloy Ureta. Por otro lado, el APRA negocia con el FDN cuyo candidato era José Luis Bustamante y Rivero.

Transición en la cuerda floja

José L. Bustamante gana las elecciones contra Ureta, en julio de 1945. Bustamante emitió una serie de decretos los cuales estaban orientados a las finanzas estatales, eliminar sinecuras y empleos superfluos.  

Basadre fue elegido ministro de Educación y desde esa posición intentó combatir la corrupción entre los funcionarios del ministerio. Pero, a solo 2 meses de haber ocupado el cargo decide renunciar y volver a su puesto de Director de la Biblioteca.

(Basadre, 1947), La experiencia fugaz y precoz que vivió Basadre en su estancia como ministro, le dio a entender de en la burocracia usar la corrupción como medio para llegar a nuestro fin es algo normal (p. 345).

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