Historia del Louvre

Historia del Louvre

De castillo a museo

Visitar el Louvre permite descubrir, a través de las colecciones, el arte occidental de la Edad Media hacia 1848 así como numerosas civilizaciones antiguas, sin embargo convoca asimismo otra historia. El gran palacio el cual aloja al museo y cuyo origen remonta a finales del siglo XII es una verdadera obra de arte: del año 1200 al 2011, los arquitectos más innovadores se han unido para restaurar y ampliar el Louvre. Por mucho tiempo sede del poder, esta mansión real que albergó igualmente a los jefes del Estado francés hasta el año 1870, de igual forma es uno de los grandes teatros donde se interpreta la historia de París y la de Francia.

Antes del Louvre

Durante mucho tiempo los orígenes del Louvre fueron objeto de debate entre historiadores, sin embargo las excavaciones arqueológicas, realizadas en el proyecto del Gran Louvre en el año 1980, han permitido estudiarlo con mayor profundidad. Algunos sílex tallados, encontrados en las gravas del Sena, remontan al período Mesolítico (8000 – 6550 a.C.), no obstante éstos pudieron ser traídos por las aguas, por lo tanto no constituyen un testimonio confiable referente a una presencia humana en dicho sitio. En cambio, las fosas como silos, la cerámica y el pequeño mobiliario en piedra, los cuales pueden ser relativos a la cultura “Cerny” (testificada en la Cuenca de París entre 4500 y 4200 a.C.) éstos prueban que los bordes del Sena han sido poco a poco colonizados por grupos itinerantes de cazadores recolectores. A finales de la Edad del Bronce (entre 1250 y 750 a.C.), el recinto del Louvre era aún un espacio rural, el cual los hombres comenzaban a valorar por nivelación e instalación de granjas. Esta actividad prosigue durante el periodo Galo-romano, época en la que cohabita con una intensa explotación de arcilla la cual servía en la construcción de la ciudad vecina.

El Louvre en la Edad Media

Felipe Augusto y la fundación del Louvre

La historia del Louvre comienza hacia el año 1190 con la decisión tomada por Felipe Augusto de erigir un recinto fortificado para proteger París. Se trata de un gesto de urbanismo y de una manifestación de autoridad del soberano, en el momento en el que está a punto de dejar el país para pelear en la cruzada. Para defender uno de los puntos confiables de esta fortificación, su cercanía con el Sena, es necesario comenzar a construir un castillo: es la obra de nacimiento del Louvre. El edificio creado por los ingenieros de Felipe Augusto es una edificación cuadrada, protegida por una fosa y defendida en los ángulos y en medio de sus fachadas por torres fortificadas circulares. Ésta comprendió en el centro de su patio, una torre fortificada principal, dotada de su propia fosa. Este modelo ha sido utilizado consecutivamente (con variantes) y el castillo de Dourdan en la Isla de Francia nos muestra aún al día de hoy un ejemplo bien conservado. El Louvre de Felipe Augusto no es una residencia real, sino una fortaleza de defensa. Ésta no se encuentra en el centro de la ciudad (como actualmente), sin embargo en los límites de ésta y tiene por misión protegerla (y asimismo de vigilarla). La <<gran torre>> del Louvre representa igualmente el rol de fuerte real y de prisión para los personajes importantes. El conde Ferrand, adversario de Felipe Augusto, el cual estuvo bajo detención durante trece años tras su derrota en Bouvines. Sin embargo la situación del castillo cambia rápidamente: éste es poco a poco rodeado por un barrio bastante concentrado de la ciudad, el cual acapara su valor de defensa. Por otra parte, los reyes de Francia, los cuales aman desplazarse dentro de su capital entre sus diferentes residencias, se verán cada vez más obligados a residir allí. Durante el reinado de Saint Louis (1226-1270) fue instalada una gran sala de pilares en los sótanos del castillo la cual hoy en día es visible.

La residencia de los reyes de Francia

El Renacimiento del Louvre

Después de la guerra de los Cien Años, los soberanos franceses, los cuales se habían

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