Internacional
magaalca19 de Noviembre de 2013
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siglos convertida en un centro regional, quedó desierta. Comienza entonces el periodo que conocemos como Posclásico, y que durará hasta la conquista española.
Otro fenómeno que marca el inicio del Posclásico es el abandono de muchos de los asentamientos mesoamericanos septentrionales y el consecuente flujo migratorio de sus habitantes hacia el sur. Muchos pueblos que habían vivido durante siglos en el Bajío, en los Altos de Jalisco y en la Sierra Madre Occidental, transitaron hacia los valles de Puebla-Tlaxcala, México y Toluca, y hacia la meseta tarasca. La mayoría de ellos eran nahuas, pero al parecer hubo también algunos pames y quizá algunos purépechas; en las fuentes coloniales se alude a todos ellos con la denominación de chichimecas. Esta gente estaba acostumbrada a vivir en la frontera de la civilización, en zonas ásperas recorridas por bandas de cazadores, recolectores. Como jefaturas militares, eran grupos belicosos que conferían a los guerreros el más alto estatus social.
En una parte del libro nos habla sobre la gran importancia que le daba nuestros antepasados al tema de la guerra, ya que para ellos era algo muy importante y que se entendía que se hacia en nombre de los dioses, hasta los sacrificios humanos que se practican después de cada contienda se conciben como necesarios para el funcionamiento del orden cósmico.
Como es de notarse a ellos se dejaban llevar mucho por los dioses y el poder que ellos ejercen sobre los mortales, La imagen y los valores del guerrero llegaron a tener un reconocimiento social sin precedentes. Las órdenes militares de elite, especialmente las de águilas y jaguares, se convirtieron en el principal apoyo de los soberanos.
Ya en la época del postclásico hubo un mejor pensamiento sobre la guerra, ya que descubrieron que no era la mejor forma de resolver sus diferencian ya que existían otras maneras mas diplomáticos para resolver las diferencias, Nuestros antepasados empezaron a resolver sus diferencias con alianzas y acuerdos diplomáticos.
En vísperas de la conquista española, el valle de México vivía una etapa de florecimiento urbano formidable. Había muchas ciudades, todas ellas populares; el libro nos habla sobre una gran cantidad de personas en calles y canales, y la gran cantidad de vida y sonidos que se viven en las plazas de mercado: Chalco, Atenco, Xochimilco, Coyoacán, Culhuacan, Iztapalapa, Tetzcoco, Tlacopan, Azcapotzalco, México-Tenochtitlan, México-Tlatelolco y decenas de villas medianas como Coatlinchan, Mixcoac o Tacubaya. Repartidos en estos centros de población del valle de México vivían algo más de dos millones de personas.
Se habla sobre la gran afluencia que tenia el linaje nahua, sobre estas ciudades ya que Los nahuas usaban el término altépetl (que quiere decir cerro de agua) para referirse a la ciudad, con su población y sus tierras. Cada altépetl era dirigido por un tlatoani o rey, quien era auxiliado por una burocracia de jueces, recaudadores, capitanes y otros administradores se podía notar que tenían una muy buena organización hablado en la jerarquía de poder y las responsabilidades que tenían sobre estos mismo.
Aun en la etapa del Postclásico había una tripe alianza que era una de las mas poderosas que estaba compuesta por tres grandes reinos los cuales eran Tlacopan, Tetzcoco y México-Tenochtitlan cada una de ellas recibía una cierta cantidad de atributos o tenían alianzas con otras ciudades, en su caso Tlacopan obtenía sólo una quinta parte de la tributación de los señoríos subalternos y tenía poco peso en la alianza, mientras que Tetzcoco tenía una relación bastante simétrica con Tenochtitlan, excepto a la hora de hacer la guerra: no hay duda de que los mexicas eran los líderes militares de la alianza.
La Triple Alianza era una necesidad; ningún reino del valle de México hubiera podido administrar solo el complejo sistema de rutas y plazas de mercado, provincias tributarias y redes de compromisos entre linajes nobles. Y no era nada más
un asunto de capacidad administrativa; era preciso respetar la autoridad tradicional de los reinos sobre ciertas poblaciones y grupos étnicos. Esto nos ayuda a entender por qué los mexicas y los tetzcocanos, que acababan de derrotar en la guerra a los tepanecas de Azcapotzalco, invitaron a Tlacopan, reino tepaneca también, a incorporarse en la alianza: había que contar con el ascendiente que los tepanecas tenían sobre los pueblos del occidente del valle y de la zona de Toluca, en particular los matlatzincas; además, la plaza de mercado de Azcapotzalco desempeñaba un papel crucial en la economía del valle.
Ya después de muchos años para la época de la conquista española, la Triple Alianza, con Tenochtitlan a la cabeza, había logrado extender sus dominios hasta territorios de ambas costas, y, en dirección de norte a sur, desde Querétaro hasta Oaxaca, además de controlar la zona del Soconusco, en Chiapas. El Golfo de México había sido sometido. Las prósperas ciudades de los totonacos, provistas de calles empedradas, redes de canales para el riego y el drenaje, huertas, centros ceremoniales amurallados y una gran abundancia de alimentos.
Ya en la segunda gran etapa de la historia de México que es el la época colonial su definición proviene de la gran dominación española por tantos años y adquirió el nombre la Nueva España, por esa razón se ha considerado tradicionalmente que la época colonial, también llamada novohispana, dio inicio tras la caída de México-Tenochtitlan en 1521 y concluyó con la proclama- ción de independencia tres siglos después. Pero esta cronología es válida sólo en lo relativo a la existencia de la Nueva España como unidad política y no es aplicable a otros aspectos.
En lo económico y social, por ejemplo, o en lo demográfico y cultural, no se puede hablar de un periodo que empezara en 1521 y terminara en 1821. En estas cuestiones sería imposible e incoherente tratar de señalar fechas precisas. La economía de mercado, por ejemplo, se fue transformando con los pasos de los años, a medida que los españoles expandían sus actividades comerciales, agropecuarias y mineras a lo largo del siglo XVI, pero por desgracia la economía de los tiempos prehispánicos persistió a su lado, y tanto una como otra pasaron por los años de la independencia sin alterarse en lo esencial. Sí hubo cambios en la economía a principios del siglo XIX, pero la causa principal fue la acometida fiscal emprendida por España en 1804.
Un periodo muy importante y desemboca la gran cantidad de importantes acontecimientos para nuestro país y cultura en general es la época colonial.
En esta etapa se explica el primer periodo de la colonización española, en donde se incluyen sucesos como: la fundación de la ciudad, su forma y diseño y el reparto de solares entre los conquistadores. En la segunda etapa de este periodo se exponen las características más notables de la ciudad una vez que ésta consigue su consolidación entre los siglos XVII y XVIII.
A la llegada de los españoles México-Tenochtitlán era una isla; los españoles con hábitos, costumbres y técnicas diametralmente diferentes tuvieron muchas dificultades para adaptarse al carácter lacustre de la ciudad. Entonces los españoles emprendieron la sistemática desecación del lago. Sin embargo, todavía por mucho tiempo después de su llegada seguían existiendo algunos canales que la cruzaban y que servían para el transporte de los productos del campo que la abastecían.
La ciudad alcanza hacia finales del siglo XVIII su máximo tamaño. Con 150 mil habitantes era una de las más grandes del continente americano. Conserva su diseño original: sus calles trazadas en forma de tablero de ajedrez o damero con un centro delimitado con una plaza, rodeada ésta por los edificios donde se asentaron las principales instituciones que gobernaban a la ciudad y al conjunto del territorio novohispano: el patio virreinal, la catedral, el cabildo y el Parián. A la distancia, la ciudad era una urbe baja y bien trazada sobresaliendo por su tamaño y forma las cúpulas y campanarios de sus numerosas iglesias y conventos.
La ciudad de México, además de constituirse en el más importante centro de la vida política, social y económica de la Nueva España, fue un núcleo fundamental de transmisión y creación cultural. Paulatinamente, a lo largo del periodo colonial se promueven muy diversas actividades artísticas, tales como: arquitectura, escultura y pintura. Asimismo, la poesía, el teatro y las actividades científicas como la geografía y cartografía adquieren un fuerte impulso.
En la segunda mitad del siglo XVIII la ciudad sufrió el impacto de las ideas reformadoras de la ilustración. La ciudad de México fue pieza clave de estos intentos modernizadores. Se propusieron entonces nuevas disposiciones que promovían la limpieza, el empedrado y la iluminación de sus calles más céntricas, además de impulsar la reorganización de la policía y la introducción de un nuevo estilo arquitectónico: el neoclásico, que hará que cambien las fachadas y edificios de estilo barroco.
Entre los años de 1521 y 1700 gobernó en la Nueva España la dinastía real de los Habsburgo o Austria. Al quedarse el rey Carlos II de Habsburgo sin descendiente directo, la Casa de Borbón tomó el poder en España. Era una familia real de origen francés , una rama de la Dinastía de los Capetos, la más antigua de Europa. Gobernaron primero Navarra y Francia, y en el siglo XVIII sus miembros
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