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Invasión Italiana A Egipto


Enviado por   •  19 de Marzo de 2013  •  5.428 Palabras (22 Páginas)  •  806 Visitas

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DEPARTAMENTO VI- EDUCACIÓN Y DOCTRINA

ESCUELA DE COMANDO Y ESTADO MAYOR

“MARISCAL ANDRÉS DE SANTA CRUZ”

BOLIVIA

ENSAYO

INVASIÓN ITALIANA A EGIPTO

I.- INTRODUCCIÓN

El presente ensayo tiene la finalidad de disponer y contar con una idea más objetiva sobre las operaciones italianas; el TEMA está referido a la “INVASIÓN ITALIANA A EGIPTO”; teniendo como marco de referencia los antecedentes y el desarrollo del conflicto, considerando para eso el análisis del factor militar, propicios a los fines de nuestra temática.

EL OBJETIVO del presente Ensayo, es el estudio del conflicto y la aplicación de esta campaña; para poder visualizar ideas y conceptos que puedan generar proyectar y comparar con esta operación, actividades relacionadas en las enseñanzas para emplearlas en nuestra doctrina.

Por lo tanto, las bases, principios, fundamentos, tácticas, técnicas y procedimientos de empleo, constituyen el OBJETO de estudio sobre los cuales se enfocará el presente trabajo, el mismo que será abordado desde una PERSPECTIVA TEÓRICA DE CARÁCTER REVISIONISTA.

Para poder alcanzar el propósito, se ha estructurado el presente ensayo con una INTRODUCCION al tema, un DESARROLLO con los antecedentes históricos de la invasión a Egipto, los conceptos y características fundamentales referidas a nuestra doctrina, para poder arribar a las CONCLUSIONES y las RECOMENDACIONES.

El MÉTODO empleado para el desarrollo del presente Ensayo es el ANÁLISIS y la INVESTIGACION DESCRIPTIVA que corresponde al TERCER NIVEL de información.

II.- DESARROLLO

ITALIA INVADE EGIPTO 13-09-1940

Durante la ofensiva británica de Diciembre de 1940, las tropas del 8vo ejercito, después de haber tomado Bardia, atacan a Tobruk que, a pesar de su buena defensa, tiene que capitular el 23 de Enero de 1941. Pero ¿Era inevitable esta rendición?. En realidad, mas que a la debilidad de las fuerzas italianas, su caída debe imputarse a la falta de elasticidad en la maniobra de las tropas y al hecho de que los comandantes italianos no pudieron desarrollar una mentalidad adaptada a la guerra de los carros de combate, al contrario de los ingleses y alemanes que elaboraron los primeros rudimentos de esta técnica en las ensangrentadas llanuras de la Primera Guerra Mundial.

Al dia siguiente de la derrota de Francia, el almirante Alan Browne Cunningham, comandante de la flota inglesa del Mediterráneo, estaba paseando en la popa de su buque de guerra, en Alejandría, cuando apareció a su lado, sonriente, el vicealmirante Tovey. Le pregunto por que estaba tan satisfecho y le respondió que por la caída de Francia. "Ahora -dijo- estoy seguro que ganaremos la guerra. Ya no tenemos aliados".

Es una bella frase que puede figurar en un libro de memorias, donde se encuentra efectivamente, pero representa lo contrario a la sombría realidad que los ingleses hubieron de enfrentar en el Mediterráneo y en África a partir de las dos ultimas semanas de Junio de 1940. Que Francia hubiera desaparecido del frente del Rin no era un gran mal, ya que Hitler tenía que correr el aun grave riesgo de atravesar la Mancha, teniendo en cuenta además que entre sus potenciales enemigos estaba el oso soviético que le ataba las manos. Pero lo que no tenia remedio era el vacio de poder que se creo en África: en el inmenso continente negro, una vez desaparecidos del marco de la lucha los ejércitos coloniales franceses y sus soportes aeronavales, quedaba solo un puñado de fuerzas inglesas, separadas por distancias insalvables y sin posibilidad de recibir ayuda de la madre patria, pues esta no podía enviar ninguna.

Las importantes fuerzas francesas en el Norte de África -el general Nogues disponía de ocho divisiones, cinco de ellas operativas, en la zona comprendidas entre el protectorado español de Marruecos y la frontera entre Túnez y Libia- quedaron neutralizadas por el armisticio. Si para Mussolini fue una decepción no haber conseguido la cesión de Túnez tras la derrota francesa, constituyo también un alivio ver sus ejércitos en Trípoli y Cirenaica libres de la presión gala. Solo un frente quedaba en pie, el de Egipto, y las fuerzas inglesas en este país eran poco numerosas y estaban aisladas.

En cualquier caso, con el Mediterráneo obstruido por la aguerrida marina italiana, la ayuda debía doblar el cabo de Buena Esperanza, con una larga ruta de tres meses. Y también los aviones, tanto de caza como de bombardeo, debían hacer otro tanto, pues no poseían autonomía suficiente para volar de Gibraltar a Alejandría y ni siquiera a Malta, al menos tratándose de los cazas. No se podía contar con esta isla Mediterránea, o al menos asi parecía; cuando propusieron al mariscal Lloyd ir a asumir su mando, los amigos se le acercaron en vista de condolencia y para preguntarle si le gustaban los macarrones: tan seguro parecía su infortunio.

Así, las fuerzas inglesas del Medio Oriente no habían de recibir ni un fusil, ni un hombre, ni un carro de combate, ni un avión hasta finales de Septiembre de 1940, y quizá nunca si los italianos hubieran bloqueado el largo pasillo del mar Rojo en Perim o en Suez. Es mas: con la amenaza de hacerlo, la flota británica de Alejandría habría de salir del Mediterráneo por la vía de Suez antes de quedar bloqueada dentro de el. Esta consecuencia era tan evidente, que los ingleses no dudaron de que los italianos intentarían obstruir el canal hundiendo en el unos cuantos barcos cargados de cemento, un día o dos antes de la declaración de guerra.

Siempre será un misterio por que no se hizo esto ni se pensó en hacerlo. Durante semanas, la flota inglesa no fue ni siquiera bombardeada en su único, pero protegido refugio. Y no se realizo ningún intento serio para tratar de interceptar el camino a los convoyes que lentamente se acercaban al mar Rojo. Los italianos disponían en Eritrea de una aviación mas fuerte y moderna que los ingleses; en Massaua fondeaban siempre sumergibles y destructores que podrían haber atacado el trafico enemigo con mucha mayor eficacia y oportunidad de cuanto hicieron realmente. Se habría podido hacer mucho mas -hasta un bloqueo total del estrecho de Perim- si los italianos hubieran trasladado a tiempo a Massaua unas considerable fuerza naval de un al menos un par de cruceros ligeros y modernos, apoyados por destructores de nueva construcción. Este núcleo de unidades podría obligar a los británicos a escoltar sus convoyes con cruceros pesados o con acorazados, aun padeciendo extrema penuria de los mismos. Pero no solo no se hizo esto, sino que ni siquiera se pensó en hacerlo; se dio el Imperio italiano por perdido, considerándolo como una especie de isla asediada y no como una posición incrustada a modo

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