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Irigoyen era un hombre carismático


Enviado por   •  4 de Febrero de 2018  •  Ensayos  •  2.238 Palabras (9 Páginas)  •  159 Visitas

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[pic 1]Irigoyen
Irigoyen era un hombre carismático, de pocas palabras, “misterioso”, al decir de sus contemporáneos, encerrado en sí mismo: lo llamaban “el peludo”. El escritor español Blasco Ibáñez lo vio como un hombre austero, que gusta de vivir retirado sin presentarse a conferenciar con los periodistas. En cuanto al partido radical, dijo que “merece más su título por los procedimientos que le son favoritos que por su programa. Sus aspiraciones se basan en la reforma moral del país más que en la reforma política.

Introducción.
En el campo político, los problemas tenían un cariz diferente. Para la mayoría de los nuevos sectores medios de la Argentina, el sistema político no ofrecía oportunidad de participación. Sin embargo, eso no genero manifestaciones de estos sectores e contra del sistema. En cambio, existían problemas políticos dentro de las elites dirigentes que permanentemente se enfrentaban y luchaban por el poder. Como consecuencia de esta lucha, cuando en 1890 se produjo una fuerte crisis económica, varios grupos opositores intentaron un movimiento revolucionario que fracaso. Pero 1891, una facción de los revolucionarios de 1890 fundó un nuevo partido político: •La unión cívica radical (UCR). Allí participaron viejos políticos, como Leandro Nicéforo Alem y Bernardo de Yrigoyen, y otros de menor trayectoria, pero casi todos ligados a los sectores socialmente encumbrados. Incluso, grupo de las viejas elites del interior del país buscaron vincularse con el nuevo partido.
Sin embargo, la UCR no logro acceder al poder mediante elecciones ni por la vía revolucionaria. Si bien obtuvo resultados electorales que no fueron del todo malos, le era muy difícil ganar en un sistema dominado por el fraude. Tampoco tuvieron éxito sus intentos revolucionarios de 1893 y 1905. En este contexto desfavorable, adopto a partir de 1898, bajo la conducción de Hipólito Yrigoyen, una actitud de abstención electoral, es decir, no participo de las elecciones, y denuncio el sistema político como fraudulento. Quizás por eso, los nuevos sectores medios y parte de los obreros se sintieron inclinados a apoyar al nuevo partido, y por ejemplo, en 1893, el movimiento revolucionario tuvo éxito en Santa Fe, donde conto con la adhesión de muchos colonos agricultores inmigrantes. Tal vez su popularidad se debió a que era un partido nuevo y, por lo tanto, ofrecía más oportunidades para gente también nueva en la política; tal vez solo la habilidad de su líder. Lo cierto es que, aunque la Unión Cívica Radical surgió en buena medida de la vieja clase política, con el tiempo lograría captar un apoyo más amplio y se convertiría en un canal de incorporación de nuevos sectores sociales a la vida institucional de país.

La reforma Política. 
A comienzos del Siglo XX, varias razones hicieron necesario e impostergable reformar el régimen político restringido que gobernaba la Argentina desde 1880.
•En primer lugar, la regeneración de la política resulto un objetivo prioritario para completar la modernización de la sociedad. En efecto, en la esfera política se evidenciaba que el progreso alcanzado era aun superficial o incompleto. La política criolla se caracterizaba por el fraude electoral, las redes de caudillo o punteros políticos que aseguraban el reclutamiento de votantes, el protagonismo de personalidades fuertes y las luchas facciosas que debilitaban las instituciones republicanas y dificultaban la formación de partidos. Esto contrastaba con los procesos alcanzados en lo económico y en lo social.
•En segundo lugar, era necesario efectuar una transformación del orden político para asegurar el orden social. El exitoso desarrollo de la sociedad había creado nuevos sectores que aspiraban a una participación en la política diferente de la que podían tener en el viejo sistema restringido. Por otro lado, frente a las nuevas demandas de los obreros, se requería un gobierno que pudiera aparecer como mas legitimo de sus orígenes, es decir, que emergiera de una convocatoria electoral más tranparente.

• Finalmente, la presencia de un partido político que impugnaba todo el sistema contribuía a hacer más débil la legitimidad. Esto se manifestó en el nuevo movimiento insurreccional de 1905, en el que la Unión Cívica Radical buscaba llegar al gobierno a través de una revolución con el apoyo de sectores militares. Este movimiento fracaso, al igual que los que habían encabezado en 1890 y 1993. Sin embargo, evidencio la necesidad de buscar una forma de hacer más creíble el sistema político.
Incluso en algunos sectores de la elite gobernantes se había extendido la convicción de que ampliar y asegurar la participación y la representación política también ayudaría a descomprimir la cuestión social. Más aun, se entendía que encarar la reforma no debilitaría a los sectores en el poder, sino que reforzaría su legitimidad ante la sociedad.
Estas ideas predominaron entre destacados integrantes de la clase gobernantes en la década de 1900 como Carlos Pellegrini o Joaquín Víctor Gonzales. Este último, ministro del Interior durante la segunda presidencia de Roca (1898-1904), impulso un proyecto de reforma electoral en 1902. Dicha reforma permitió que 1904 se realizaran las elecciones legislativas que produjeron cambios efectivos, como por ejemplo, que Alfredo Palacio fuera electo diputado nacional, lo que lo convirtió en el primer legislador socialista de continente.
Las divisiones dentro de los grupos conservadores, acentuadas durante la presidencia de José Figueroa Alcorta (1906-1910), fortalecieron las propuestas reformistas. En este escenario, en 1910 llego a la presidencia Roque Sáenz Peña, quien por una conjugación de convicciones personales y un enfrentamiento de sectores muy poderosos de las elites políticas ligados al ex presidente conservador Julio Argentino Roca, pertenecía a los sectores reformistas desde principio del siglo.
Durante su presidencia se promulgo, entonces, la Ley Sáenz Peña (1912) el punto culminante de un proceso de resquebrajamiento de la República Liberal Oligárquica que se manifestaba desde el cambio del siglo. Esta ley de reforma electoral estableció el sufragio obligatorio secreto para los varones mayores de 18 años y dispuso la creación de un padrón electoral sobre la base del registro de enrolamiento del servicio militar. De esta manera se limitaban las posibilidades de manipular el número de votantes, un hecho frecuente hasta entonces. Asimismo, se definió el sistema de la lista incompleta, por el cual los dos tercios de los candidatos electos correspondían a la lista que obtuvieron la mayoría de los votos y el tercio restante, a la primera minoría.
Al proponer la reforma, Sáenz Peña estaba convencido de que se produciría un regeneracionismo en la política Argentina y en especial en las filas conservadoras y, además, de que la formación de partidos modernos con programas bien definidos sería imprescindible en un escenario electoral ampliado y competitivo como consecuencia de las garantías que establecía la ley.
Estas expectativas, sin embargo, no se cumplieron. Por un lado, en las elecciones realizadas entre 1912 y 1914 triunfo la oposición -la UCR y el Partido Socialista- en distritos importantes como Santa Fe y la Capital Federal. De esta manera, se desvanecieron los cálculos de que la sociedad premiaría al oficialismo por la reforma.
Por otro lado, las divisiones internas en las filas conservadoras no desaparecieron si no que se presentaron dos candidatos en las elecciones presidenciales en 1916: Lisandro de la Torre, el partido demócrata progresista, y Marcelino Ugarte, gobernador de la provincia de Bs. Aires. Esta división favoreció el triunfo electoral de Hipólito Irigoyen, de la UCR.
En 1916, por lo tanto llego a la presidencia por primera vez en 36 años una figura que no provenía de las filas conservadoras. Era, además, el primer gobierno libremente electo desde la instauración institucional de una efectiva democracia representativa.
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Irigoyen en el poder.

La reforma universitaria. 
El 23 de junio de 1918 en la universidad de Córdoba, el legislador Alfredo Palacios encabezo una movilización de diez mil estudiantes convocados por la Federación Universitaria de Córdoba, la cual reclamo cambios en los programas de estudio, renuncia de docentes, modernización del sistema universitario y un gobierno tripartito compuesto por profesores, estudiantes egresados, un movimiento conocido como reforma universitaria, al cual se adhirió al poco tiempo la Universidad de La Plata. Irigoyen veía con simpatía este movimiento, por lo cual creo nuevas casas de estudio para que las clases media tuvieran mayor acceso a la universidad. La reforma implemento un gobierno estudiantil para evitar abusos por parte de las autoridades. El 11 de abril de 1918 fue creada la Federación Universitaria Argentina (FUA), integrada por estudiantes de ciudades de Tucumán,  Santa Fe, Córdoba, La Plata y Buenos Aire, y ese mismo día Irigoyen recibió a la delegación de representantes elegidos por los estudiantes. La reforma universitaria fue proyectada en otros países de América Latina. 
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(reforma universitaria)

La semana trágica.
La huelga iniciada en diciembre de 1918 en los talleres metalúrgicos Pedro Vasena e HIJOS, por obreros que pretendían mejoras en sus condiciones de trabajo y salarios, finalizo con un conflicto sindical generalizado. La industria metalúrgica buscaba bajar costos puesto que la guerra lo había afectado profundamente (dependía de la importación de carbón y de materias prima de alto precio). El saldo de esta Semana Trágica será de centenares de muertos y miles de heridos y la sensación de que el poder oligárquico y sus brazos armados estaban intactos, vigilando al resto de la sociedad. Estas huelgas fueron la expresión de una clase obrera que carecía de los derechos básicos y que no participaba de la prosperidad del granero del mundo.
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La Patagonia rebelde.
Como en toda crisis del sistema capitalista, cuando las patronales ajustan para mantener sus márgenes de ganancias, lo hace a costa de los trabajadores. Las peonadas del sur de patagónico no escaparan a esta ley de hierro del capitalismo. Y tampoco a sus hierros mortales, como hemos visto también en la semana trágica, bajo la primera presidencia de Hipólito Irigoyen. Un tiempo después de la Semana Trágica, es que comenzaron las huelgas de Sur argentino, que también formaron parte de esa oleada obrera a la ofensiva que fue inspirada por la Revolución Rusa y su proletariado en pie.
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Presidencia de Marcelo T. de Alvear(1922-1928). 
Las medidas adoptadas por Alvear contemplaron los gustos de la clase conservadora, de la que el mismo presidente procedía.
Los grandes diarios y las clases altas celebraron la llegada de Alvear a la presidencia como el fin del predominio de la chusma irigoyenista.
La protesta social continuaba; todavía no se había acallado el debate sobre los fusilamientos de la Patagonia cuando, en enero de 1923, el anarquista alemán Kurt Wilchkens mato al teniente corone Héctor Varela, en la puerta de su casa de Palermo. Varela era el principal ejecutor de la matanza que conto con el aval de los grandes estancieros argentinos y británicos nucleados en la Sociedad Rural de Santa Cruz y la Liga Patriótica Argentina.
En 1924, bajo la anuencia del presidente, un sector del radicalismo antiyrigoyenista fundo la Unión Cívica Radical Anti personalista. De ese modo se fracturo el radicalismo entre el sector que respondía a Yrigoyen, llamado “personalista”, y los comités que repondría a Alvear.
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Segundo gobierno de Irigoyen. 
En 1928, el radicalismo concurrió dividido a los comicios. Hipólito Yrigoyen, junto con su compañero de formula Elpidio Martínez, arraso a sus adversarios anti personalistas nucleados en torno a binomio Melo-Gallo, que contaba con el apoyo de las fuerzas conservadoras. Yrigoyen retornaba con sus 77 años a la presidencia. Sus reflejos políticos ya no eran los mismos que en su primera presidencia. Esto se evidencio en la elección de sus colaboradores, muchos de los cuales llevaron a cabo actos de corrupción.
Su breve gestión se desarrollo dentro de un panorama económico mundial muy complicado y desfavorable para la Argentina.
A pesar de este contexto, el gobierno radical intento una política progresista. Ordeno la creación de 1700 escuelas en todo el país, presento un proyecto de ley orgánica de educación que no fue aprobado por el parlamento, dicto medidas que favorecieron a chacareros y agricultores y creo el Instituto del Petróleo. Nombro a numerosos agentes en la administración pública nacional, decisión que fue objetada, durante el año 1930, por la Sociedad Rural Argentina la Unión Industrial, las cuales le solicitaron al gobierno que arbitrara las  disposiciones necesarias para la reducción del gasto público.
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Derrocamiento de Irigoyen. 
Treinta y siete días después, el 6 de septiembre de 1930, fue depuesto por el primer golpe de Estado de la época constitucional, apoyado por la gran prensa de las familias oligárquicas, el ejército y la oposición de las elites conservadoras. La clase media, clave de su llegada al poder, había dejado de respaldarlo tras la catástrofe económica. Varios historiadores han vinculado, al menos parcialmente, el golpe militar con la decisión de YPF de intervenir en el mercado petrolero. En el curso del golpe de Estado, grandes manifestaciones ingresaron en la casa de Irigoyen para saquearla. El general José Feliz Uriburu dejo el poder dos años más tarde para permitir la llegada de un nuevo gobierno por parte del general Agustín Pedro Justo como presidente y Julio Argentino Pascual Roca como vicepresidente. La fórmula resulto electa en medio de comicios viciados por la virtual proscripción del radicalismo, y con ello dio comienzo la denominada<>, caracterizada por un desenfadado fraude electoral.



BIBLIOGRAFÍA…

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