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LA CONSOLIDACION

ErnestoRocano19 de Mayo de 2015

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Bolívar y el sueño de una Hispanoamérica unida

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“lo que Bolívar tenía en mente era nada menos que la creación de un imperio hispánico independiente en América (…) EI propósito (…) era, desde luego, llevar a los hispanoamericanos al centro mismo del dinámico comercio del Atlántico Norte, conquistar un lugar en la naciente hegemonía, obtener para la América española las mismas cosas que veía avecinarse a los Estados Unidos. Y esto es, sin duda, un sueño que la mayoría de los hispanoamericanos han acariciado desde la independencia, sueño expresado de mil maneras distintas, pero cuya esencia se ha mantenido constante a través de los muchos cambios de regímenes políticos o ideologías de moda”

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Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander saliendo del Congreso de Cúcuta, según un óleo de Ricardo Acevedo Bernal (1926).

El siguiente texto es un extracto del ensayo titulado “Simón Bolívar y el sueño de una Hispanoamérica unida” (1983), del historiador y profesor universitario estadounidense John V. Lombardi. Tomado del sitio web REDINED (Red de base de datos de información educativa – Ministerio de Educación y Ciencia de España).

LA VISION BOLIVARIANA

EI legado de Bolívar a América se encuentra en los volúmenes de leyes, decretos, proclamas, cartas y similares que, mejor que ningún historiador, muestran la vida que él intentó crear. Este fructífero frenesí dejó a Venezuela y a la América española una visión extraordinaria del hombre de letras y de acción del siglo XIX, parangón muy imitado desde entonces en las Américas. A través de sus escritos vemos a Bolívar como una de las figuras intelectuales importantes de Venezuela. Sus cartas revelan un intelecto cultivado y lúcido, documentado y perceptivo, Ileno de idealismo moderado por el realismo nacido de la experiencia y la observación aguda. Sin embargo, sus obras mayores están escritas con gran estilo y habilidad, para impresionar a aquellos a quienes iban destinadas: por ejemplo, la célebre Carta de Jamaica, enviada desde Kingston en 1815 y dirigida a un público inglés que aún podía dudar de la legitimidad del espíritu independentista de Hispanoamérica; o el discurso de Angostura, pronunciado ante los vacilantes legisladores venezolanos del Congreso de Angostura en 1819, en un esfuerzo por robustecer su resolución de emprender el asalto continental contra el imperio español y la creación de un gobierno fuerte. Cada una de estas muestras, junto con otras obras clásicas bolivarianas, podría aparecer en una antología de grandes cartas hispanoamericanas.

Dentro de este marco, Bolívar tuvo mucho que decir acerca del futuro y el pasado de la América española. Aunque frecuentemente influidos por el peso de crisis polfticas y necesidades militares, estos escritos muestran una comprensión nítida y preclara de la índole del ámbito hispanoamericano. Más que ninguno de sus contemporáneos, Bolívar captó la esencia de una Hispanoamérica unida, libre de España, partícipe del creciente comercio mundial de los imperios atlánticos y asociada igualitaria de Gran Bretaña y los Estados Unidos en la administración de los asuntos del hemisferio.

LOS ORIGENES DE UNA AMERICA UNIDA

“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación… Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería por consiguiente tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse…” (Bolívar, Carta de Jamaica, 6 de septiembre de 1815).

Hoy, el concepto de una Hispanoamérica unida, que actúe según un conjunto común de principios y aspiraciones nacionales, sigue siendo una meta muy anhelada por los países de este hemisferio. No representa un entusiasmo nuevo, inventado por preocupaciones modernas, sino que dimana de la urdimbre misma de la sociedad y las políticas hispanoamericanas, visible al menos desde mediados del siglo XVIII. Y pocos lugares ilustran mejor esta verdad que la región septentrional de Sudamérica.

La Venezuela que Simón Bolívar conoció a comienzos del siglo XIX existió como entidad reconocible a resultas de un largo proceso de consolidación, iniciado en el siglo XVII, que Ilegó a una conclusión lógica y general con la creación de la Capitanía General de Venezuela en 1776. Apenas en su segunda generación, la Venezuela que llegaría a ser una república gracias a los héroes de la independencia, debía su forma, lógica organizativa y existencia política a los esfuerzos de un imperio español cuyo mandato consolidador y organizador unió a toda la América española.

Es esta tradición hispánica de un solo sistema gobernante, una organización económica integrada y racionalizada, y una omnipresente matriz cultural, la que imbuye la comprensión bolivariana del poderío y el potencial de una América unida. Como los demás caudillos de las guerras de independencia latinoamericanas, Bolívar sólo tuvo que contemplar lo que lo rodeaba para encontrar inspiración para la unidad y la cohesión continental. Pero la visión de casi todos los héroes independentistas -en contraste con la de Bolívar- no pudo trascender los requerimientos ideológicos y materiales de las guerras de independencia, para enfocar los más grandes asuntos estructurales que traería consigo el triunfo de la independencia.

LOS ORIGENES DE LA INDEPENDENCIA

La independencia hispanoamericana, vista en su contexto más general, puede interpretarse como un gran paso en la reorientación de la economía hispanoamericana hacia los dictados del comercio mundial moderno, un cambio de enfoque, de un sistema económico y comercial regenteado por España, a un sistema comercial administrado primeramente por Inglaterra y después por los Estados Unidos. Los intereses de los comerciantes y productores latinoamericanos habían sido influidos desde tiempo atrás por los cambios de la balanza comercial europea, simbolizados por la expansión del comercio holandés e inglés, por el surgimiento de la flota británica como principal instrumento de un imperio comercial mundial y por el consiguiente declinar del poderío comercial español. Pero, antes de 1810, tal influencia llegaba a la América española amortiguada por la estructura organizativa, las leyes y las costumbres del imperio español. Esta organización insólitamente poderosa, con sus múltiples conexiones por medio del idioma, las leyes, las costumbres y la familia -así como la organización política y la regulación económica- limitaba las oportunidades de los hispanoamericanos de participar en la expansión del comercio atlántico, y protegía a los hispanoamericanos de los rigores del capitalismo mercantil que regía dicho comercio.

La invasión napoleónica de España y el consiguiente desorden causado en el sistema imperiai español después de 1808 brindaron a los hispanoamericanos la oportunidad de afirmar su autosuficiencia, de exigir acceso a este nuevo comercio y de adquirir independencia para comerciar con los crecientes mercados del Norte del Atlántico. Pero España no fue fácil de vencer en América, y en Sudamérica la guerra necesaria para romper el vínculo entre la metrópoli y el imperio colonial resultó excepcionalmente feroz y prolongada.

Correspondió a los héroes de la independencia -Bolívar, San Martín, Marino, Páez, Sucre, Santander y muchos otros- llevar la independencia a la América del Sur. Pero, de todos estos héroes militares, ninguno comprendió mejor que Simón Bolívar las dimensiones continentales de la guerra de independencia y de la prosperidad independiente.

LA DIMENSION MILITAR

Condicionados por su pasado hispánico a considerarse en lo individual como dependientes y dúctiles ante España, los dirigentes de las guerras de independencia hispanoamericanas a menudo vieron su esfuerzo por obtener la independencia como conflicto unidimensional, entablado entre cada región y la metrópoli. Aunque les interesaban las noticias de los acontecimientos que ocurrían en otras partes de América, rara vez concibieron su lucha vinculada con algo más que los intereses de su enclave colonial inmediato. San Martín podía preocuparse por Chile y aun interesarse en el Perú, pero los sucesos de Venezuela le parecían remotos y los de México, simples curiosidades. Aunque muchos caudillos independentistas comprendieron quizá que aquel esfuerzo era de envergadura continental, su experiencia personal con España les señalaba una solución que, en el mejor de los casos, sería local y que sólo bajo la más severa compulsión sería continental.

La República de Colombia, conocida como Gran Colombia, se concibió como el primer paso para la unión de toda la América española en un solo Estado. Sin embargo, se desintegró tras una vida efímera (1831).

La República de Colombia (conocida como Gran Colombia), se concibió como el primer paso para la unión de toda la América española en un solo Estado. Sin embargo, se desintegró tras una vida efímera (1831).

Desde luego, Bolívar a veces se vio limitado por estos mismos conceptos. En sus primeras campañas y acciones, antes del Congreso de Angostura de 1819, se centró en el esfuerzo de tomar Caracas y, desde allí, conquistar Venezuela. Esto, claro está, refleja directamente la administración imperial española, y habría podido dar resultado; pero España tenía profundas raíces en tierra venezolana, no sólo en la ciudad central, Caracas, sino también en los centros provinciales de Coro y Maracaibo, en las regiones agrícolas

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