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LA TEORIA DE LA ECONOMIA


Enviado por   •  6 de Abril de 2015  •  2.828 Palabras (12 Páginas)  •  170 Visitas

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LA TEORIA DE LA ECONOMIA

Las perturbaciones pueden llegar a ser tan graves y amplias que entorpezcan todo el proceso económico y provoquen paro, mayor sea el escalonamiento de la división del trabajo, más crece la productividad, también la fragilidad del sistema económico frente a las perturbaciones del equilibrio. Esta inestabilidad aumenta todavía más por el hecho de que la producción de bienes y consumo no se opere directamente, sino indirectamente, que el moderno proceso de producción sea un proceso que no solo funciona en régimen de división de trabajo, sino que constituye al propio tiempo un proceso indirecto, exige tiempo. Todo esto se opera en un mundo que ya la política, los caprichosos de los consumidores, el genio inventivo y mil circunstancias más crean, día tras día, una situación nueva e imprevista. Casi es mas de extrañar que exista un alto grado de orden en la economía, que el hecho de que sufra reiteradas perturbaciones.

Un estado socialista ha de contar con los mismos focos de perturbación (división del trabajo, avances en la técnica de producción y factores inestables), sería erróneo quedar dispensado el problema de las perturbaciones del equilibrio. Mientras haya división del trabajo y técnica y técnica muy desarrollada; mientras el hombre, la naturaleza y la sociedad no se hayan convertido en rígidas maquinas; mientras haya nuevos inventos, fluctuaciones de las cosechas, variaciones del consuma, emigraciones, oscilaciones en la natalidad y mortalidad, guerras y revoluciones, optimismo y pesimismo, confianza y desconfianza, en todo orden social se planteara el problema de las perturbaciones del equilibrio económico. La diferencia entre la economía del mercado y la economía colectiva estriba, a este respecto, esencialmente, en que en la economía de mercado la acomodación es espontanea, la economía colectivizada se efectúa de un modo autoritario. Ahora bien, si nuestro sistema económico se ve afectado por aquella grave perturbación que llamamos depresión, ofrece el triste espectáculo de las fabricas paradas y de los obreros sin trabajo. Una depresión puede interpretarse como una falta de proporción entre las diferentes ramas de producción. A las reservas de producción no corresponde, pues, en igual medida, reservas de capacidad adquisitiva no utilizadas; el restablecimiento del equilibrio de la economía nacional crea capacidad adquisitiva. Las subidas de salario y de la subida de precios de materias primas, maquinaria u otros bienes paralizaran tarde o temprano todo espíritu de empresa, y la especulación hará cada vez más inestable el edificio de los precios y de las cotizaciones, hasta que llegue un momento en que no haga falta más que un ligero empujón para echarlo abajo.

Hechas todas estas reflexiones, resulta claro que la posibilidad de un aumento de las inversiones excesivamente rápido y voluminoso y que, por tanta, perturbe el equilibrio económico nacional, se da en todo sistema económico muy desarrollado. Se mantendrá dentro de límites inocuos mientras la inversiones se financien con los ahorros voluntarios de la población. Solo pueden resultar peligrosos para el equilibrio económico cuando las inversiones rebasen estos límites. Para ello se necesita una forma de coacción. Esta coacción puede tomar la forma de la franca brutalidad del Estado colectivista. En nuestro sistema económico no colectivista, la coacción se sustituye por una expansión del crédito que cumple la doble función de dotar a los empresarios dispuestos a efectuar inversiones de los necesarios créditos adicionales, y de estimular el deseo de efectuar inversiones perspectivas de beneficio. La inversión de capital implica el empleo de fuerzas productivas. Cuando mayor sea la inversión, tanto menos fuerza productiva queda para fabricar bienes de consumo.

Mientras el auge pueda nutrirse de las reservas de fuerzas productivas no utilizadas, la expansión del crédito no provoca subida de precios, ya que el aumento de los medios adquisitivos se compensa con el correlativo aumento de la cantidad de bienes. La expansión del crédito sirve a la saludable finalidad de compensar el descenso de la capacidad adquisitiva que se había producido por el hecho de que en la depresión se ahorraba más de lo que se invertía (deflación); por tanto, es compensatoria o inflacionista. En último término, si se llega a este punto crítico del auge, la expansión compensadora del crédito se convierte en inflacionista. Pero claro es que esta transformación peligra, sobre todo después de derrumbarse la coyuntura de alza. Si las inversiones que dan por debajo de los ahorros, están subinversión implica un descenso de demanda (deflación), prodúcese entonces una gravísima perturbación, con los conocidos fenómenos del paro en masa y derrumbamiento de precios. Esta perturbación solo queda superada cuando el volumen del ahorro y el de la inversión vuelven a quedar armonizados, sea por aumento de la inversión, sea por disminución del ahorro.

2. POLITICAS DE ESTABILIZACION

Para mantener en marcha el proceso, para poder opinar con conocimiento de causa, hay que tener idea bastante clara de lo que en rigor ocurre en la economía nacional cuando se produce, se ahorra, se invierte y se consume; de cómo se comportan recíprocamente las corriente de dinero y las corrientes de bienes; de que significado tienen los precios, los salarios, los intereses y los beneficios; de cómo y donde interviene el crédito; de como cooperan los bancos y las bolsas, y de otras muchas cosas. Se trata de una política que se deja llevar exclusivamente por la cuestión de cómo sin atender a las más profundas causas de los desequilibrios puede mantenerse duraderamente el volumen total de la demanda en la economía nacional mediante la creación constante de dinero, a tal altura que se produzca el “pleno empleo” que hemos conocido en la Alemania nacional-socialista en tiempos de paz y en todos los países durante la segunda guerra mundial. Para esta política de “presión inflacionista constante” no parecen existir los problemas de desequilibrio económico de que hemos tratado, solo le interesa la circunstancia de que conduce a un descenso de demanda y se apresura a volver a elevarla creando dinero, sin preocuparse de las causas más profundas de la perturbación ni eliminarlas. El examen de esta cuestión debe estar presidido por cuatro consideraciones principales.

1. A la vista de las fluctuaciones que se operan en las condiciones de la economía y de las oscilaciones del empleo que de ellas se deriva hay que poner en primer término la necesidad de acomodación y nivelación constante. Pero esto solo es posible si el aparato económico tiene la mayor movilidad posible en todas sus partes. Cuanto más se anquilose

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