La Era De Los Cazadores
slfh1 de Diciembre de 2014
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Goswintha, la reina -Final-
El avance católico fue imparable dentro de la corte toledana, y ocurrió lo que temía Goswintha y sus partidarios. El rey Recadero se convirtió al catolicismo y con él la gran mayoría de la cúpula visigoda que manejaba los resortes del poder.
Goswintha empezó desde entonces a planear y apoyar todo tipo de conspiraciones contra Recadero, pero el bando arriano había perdido poder e influencia y ninguna triunfó.
Siendo anciana, junto al poderoso obispo arriano Uldida ideó un malévolo plan para acabar con su hijastro en la corte toledana. La traición de sus partidarios descubrió la conjura y ello llevo al final a Goswintha.
¿Murió desterrada en Sevilla. o quizá ejecutada en Toledo?, ¿Estuvo encerrada en algún palacete hasta el final de sus días?, ¿O fue invitada a ingerir alguna pócima que le llevó al otro mundo?
Goswintha era un símbolo muy importante en el pueblo visigodo y su muerte se ocultó. La tradición, cultura e influencia política arriana desapareció con ella. El catolicismo había triunfado y una nueva forma de entender la vida comenzaba a reinar en el reino visigodo hispano.
“Frente a las aguas revueltas de Finisterre el espíritu arriano de la reina se despidió sobrevolando por última vez las tierras hispanas...
Por los valles de la Bética hasta las costas de la Tarraconense, entre las montañas norteñas hasta las llanuras meseteñas...
El cuerpo llevado por su alma emanaba agua de lloro queriendo rebrotar los verdes prados del reino visigodo...
Con ella terminó una época y con ella comenzó otra”
16 marzo 2008
Goswintha, la reina -III parte-
Después de cinco años de guerra, el rey Leovigldo se impuso a su hijo, y con la ira contenida del padre desterró a Hermenegildo a la Tarraconense donde murió al poco tiempo. Mucho se ha escrito de ese suceso, pero la realidad es que se sabe muy poco. Asesinato, muerte por enfermedad, o suicidio, no lo sabremos jamás. Lo cierto es que con su muerte Hermenegildo comenzó el camino de la beatificación cristiana. El hijo rebelde se convertiría en la imagen santa de los conversos.
La princesa Ingunda viendo peligrar su cabeza huyo con su hijo a tierras bizantinas donde desapareció con el mismo misterio que la muerte de su marido. La leyenda cuenta que la reina Goswintha buscó al primogénito de Hermenegildo en la misma Constantinopla con afán de protegerlo. La reina abriendo su bondadoso corazón quiso guardar la cuna real de posibles peligros pero lo cierto es que la princesa y su hijo jamás volvieron a aparecer por tierras hispanas.
Con la Bética pacificada no acabó para el reino arriano el problema con los católicos. La religión romana iba ganando peso a pasos agigantados dentro de la cúpula goda lo que originó frecuentes tensiones con el partido de la reina Goswintha, que veía como el bando católico iba penetrando imparablemente en los resortes del poder visigodo.
Con los aires impregnados de latines católicos sobrevolando las ocres llanuras hispanas, el rey Leovigildo se despidió de la vida dando su último aliento en las márgenes del río Tajo, observando cómo las aguas pacíficas chocaban en las riberas de la ciudad.
Goswintha de nuevo volvía a ser una mujer viuda contemplando cómo su hijastro Recadero se convertía en nuevo rey. Recadero influenciado por el bando católico suponía un peligro para los intereses de Goswintha, por lo que la veterana reina forzó a su hijo a reconocerla como madre. Este reconocimiento implicaba un paso genial de la viuda reina para seguir manejando determinados aspectos políticos del reino, así como demostraba el gran poder del partido de Goswintha.
Pero las aguas católicas seguían inundando la corte toledana, a pesar de las maniobras de Goswintha. Con la mirada fija en las encinas meseteñas, oyendo a las cotorras como cantaban al aire cálido, la reina viuda con preocupación pensaba en su hijastro y sus posibles decisiones políticas. Un nuevo conflicto no tardaría en comenzar. Y Goswintha estaría en el centro, como siempre…
Continuará
09 marzo 2008
Goswintha, la reina -II parte-
Con el apoyo político de la familia de Goswintha, Leovigildo pudo gobernar con tranquilidad el reino hispano, mientras la reina se ocupaba del aspecto diplomático. Poco tiempo después y misteriosamente en Septimania el rey Liuva moría dejando a Leovigildo como único gobernante. El poder central de Toledo volvía a emerger con fuerza con Leovigildo y Goswintha como base política. La corte toledana volvía a dirigir totalmente las riendas del reino visigodo.
A pesar del asesinato de una de sus hijas la reina siguió con las alianzas francas ya que eso consolidaba el poder del reino en las rutas mediterráneas. Para reafirmar las alianzas francas los reyes decidieron casar al primogénito del rey, Hermenegildo con la princesa franca Ingunda, hija de Sigeberto y de Brunekhilda, y nieta de la propia Goswintha.
Los magnates hispanos romanos habían consolidado la cultura y religión romana entre la aristocracia goda, los nobles godos veían en la cultura romana un signo de modernidad entre los aires retrospectivos de aquella época. Goswintha y su partido eran acérrimos arrianos y veía en el catolicismo un poderoso enemigo hacia sus privilegios y condición social. Por la qué la persecución a los cristianos comenzó con la reina como instigadora de aquel movimiento.
En este contexto llegó la princesa Ingunda a Toledo para casarse con Hermenegildo. En las tierras cristianas francas la religión no era un fenómeno de confrontación. Ingunda comprobó pronto que en Toledo la cosa era muy diferente.
Goswintha ordenó a la princesa que se convirtiera al arrianismo y esta se opuso defendiendo la fe cristiana como su propia identidad. La reina no podía tolerar ese golpe de efecto contra su posición y reaccionó con violencia, y de ahí el pasaje famoso narrado por Gregorio de Tours:
“Cogió a su nieta por la cabellera, la echó a tierra y la pateó y golpeó hasta dejarla cubierta de sangre. Entonces mandó que la arrojasen a la piscina bautismal arriana, pero en medio de tan brutal paliza, Ingunda se mantuvo íntegra en su fidelidad a su religión”.
Aunque esta afirmación hay que tomarla con cautela debido al profundo odio de Gregorio a los visigodos y la religión arriana. Lo cierto es que el enfrentamiento entre reina y princesa fue terrible y eso motivó que el rey Leovigldo decidiera mandar a su hijo y nuera a Sevilla.
Hermenegildo como asociado al trono ejerció desde Sevilla el gobierno de la antigua Bética comenzando uno de los episodios míticos del reino visigodo. Influenciado por su esposa y parte de la cohorte franca de la princesa, y con el apoyo de los poderosos magnates hispanos romanos del sur peninsular, Hermenegildo se convirtió al catolicismo y se rebeló contra su padre nombrándose rey de los territorios del mediodía que por entonces se hallaban bajo sus dominios.
La guerra comenzaba, Goswintha intensificaba la diplomacia para cortar los apoyos al hijastro rebelde, Ingunda pedía apoyo al emperador bizantino. Padre e hijo se enfrentarían en el campo de batalla entre la hierba y el polvo. Abuela y nieta, o lo que es lo mismo, suegra y nuera se enfrentaría entre los ladrillos de las habitaciones de los palacetes reales. La guerra para los hombres, la diplomacia para las mujeres…
Continuará
02 marzo 2008
Goswintha, La reina
Fue la reina de las reinas visigodas, su personalidad ha traspasado siglos de historia recordando su magnifica figura. En la cama decidió parte del futuro de la antigua Hispania. Durante tres generaciones influyó decisivamente en el devenir del cambiante reino visigodo. Estuvo en todas la intrigas de corte y desde la sombra supo manipular para su favor a toda la cúpula aristocrática goda.
Nacida en el seno de una familia noble goda sobre el año 530, su vida transcurrió en las estrechas calles toledanas bajo las sombras de los vetustos edificios romanos y los nuevos palacetes de las familias dominantes godas. Entre el rumor del Tajo dibujó su futuro para que traspasara todos los tiempos. Su formación tuvo que ser de influencia romana, ya que sus dotes oratorias y políticas están al nivel de las grandes damas gobernantes romanas.
Casada con Atanagildo, magnate godo empezó a diseñar su personalidad política. Con el asesinato del rey Teudiselo, Atanagildo reivindicó el trono para él
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