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La Lenteja

77774444555 de Octubre de 2014

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OTRAS ACCIONES DE INTERESES La revitalización del Mercado de la Cebada es un asunto complejo que afecta a aspectos económicos de comerciantes y consumidores, a la convivencia de los ciudadanos en el barrio, a la ordenación urbana y al patrimonio arquitectónico, al modelo de distribución de bienes, al funcionamiento democrático en la toma de decisiones y a la capacidad de poner en práctica soluciones alternativas al modelo dominante que tiende a acaparar los canales de distribución por los grupos financieros más potentes. Por ello hay que clarificar y tomar postura frente a estos problemas actuales, y buscar una solución de futuro. Pues, si no se hiciera, lo más probable es que el mercado – si no hay quien (es) lo impida (n) – esté abocado a desaparecer tal y como lo conocemos hoy día. Esto traería consecuencias –en general negativas– que se trata de evitar. La alternativa que se propone trata de evitar este desastre ordenando las acciones en dos bloques: acciones a corto plazo; y acciones a medio y largo plazo. Para comprender mejor la propuesta empecemos por el final, (imaginar donde queremos llegar, para comprender los pasos intermedios). I.- PROPUESTA A MEDIO Y LARGO PLAZO “Deseamos un mercado público revitalizado y viable económicamente, que siga cumpliendo la función de abastecimiento a las clases populares, que sea un centro de equipamientos públicos y de relación de los ciudadanos, que aproveche todas las potencialidades de su gran centralidad, y que sea un modelo alternativo al proceso de distribución de las grandes cadenas en el que el protagonismo lo tengan los comerciantes y los consumidores” El primer paso, por lo tanto, será conocer, con una razonable profundidad, todo cuanto sea necesario para diseñar un proyecto, (“viable”, “visible” y “vendible”), que promueva las soluciones que permitan aunar a la mayor parte de los intereses en juego, para alcanzar la fuerza necesaria que impida su indeseable desaparición. En este sentido habría que abordar y estudiar los problemas desde, al menos, cuatro dimensiones o contextos: Un estudio del contexto general que nos informe acerca de la posible convivencia, en un mismo ámbito, de la tipología de mercado y usuario tradicionales con otras “nuevas”, menos localistas, enfocadas hacia productos de consumo excepcional, usuarios foráneos o “visitantes”, (considerando críticamente los modelos de los mercados de San Miguel y, sobre todo, Chueca, cuya exclusividad tiene las consecuencias negativas ya conocidas). Habría también que analizar la coexistencia con otros tipos de centros de gran distribución, (súper, híper…). Así como el papel social, cultural y económico que el mercado de abastos tradicional ha venido prestando a las capas de rentas medias y bajas predominantes en el barrio y al tupido tejido de establecimientos de hostelería que hay en la zona. Este trabajo debe de ser un estudio de mercado tradicional más un análisis de las experiencias más exitosas que se han desarrollado a escala europea. Habría que profundizar sobre la viabilidad de un centro comercial y de equipamientos a gran escala diseñado de acuerdo a las necesidades del barrio y de los comerciantes del mercado municipal de abastos de hoy, que potencie las alternativas y deseos de estos en un futuro inmediato, su posibilidad de reconversión e incluso su capacidad de crecer y dar cabida a nuevas actividades alternativas a las tradicionales. Se trata de dar una alternativa popular y democrática a los modelos de concentración de las grandes cadenas de distribución ya conocidos y dominantes. Un estudio del contexto local nos permitiría interpretar y aplicar en clave local lo anterior a partir de la características y singularidades concretas (densidad y tipología comercial, tipo y características de la población local, y de la población “visitante”……) del barrio de La Latina. Del contexto concreto “Edificio del Mercado de la Cebada” deberá abordarse y conocerse al menos lo siguiente: estructura de la propiedad, modelo de gestión del mercado, intensidad de uso (puestos funcionales y/o vacantes), tipo de tiendas y oferta (cantidad, desequilibrio, especialización…) de productos, usos complementarios (aparcamiento) y gestión de los mismos, “grupos de presión” existentes, etc.; el edificio se habría de conocer en profundidad su situación de conservación y normativa urbanística aplicable. Todo ello complementado con el estudio de los últimos proyectos del Ayuntamiento relativos la tipología del centro comercial, a la propiedad final del mismo, (pública o privada, al modelo de gestión, (cesión, venta, concesión), a los pazos y programa de obras, y a los resultados de los diversos concursos que ya se han realizado. Se trata de estar en disposición de poder hacer un proyecto alternativo con conocimiento exhaustivo de los problemas. Asimismo debería estudiarse cuando menos: estudio de los precedentes de diseño (concursos, propuestas….); las Normativa Urbanística de aplicación así como del grado de protección del edificio y si careciese de ella evaluar la posibilidad de promover alguna protección total o parcial que asegurase su permanencia; el comportamiento funcional del edificio, obsolescencia y la posibilidad de modernización de sus instalaciones, así como el estado de conservación de los elementos constructivos (patologías…) y de los acabados existentes; el grado de interés arquitectónico del edificio en lo tocante a sus cualidades formales, espaciales, ambientales y ornamentales y la posibilidad de protección y/o recuperación de las mismas; el grado de interés urbano del edificio y sus capacidades paisajísticas (hito urbano) e identitaria (referente social) así como la posible permeabilización (accesibilidad física y visual) entre el interior y el espacio urbano circundante a fin de facilitar su uso y conocimiento de manera permanente (horarios amplios). Se trata de estudiar las alternativas de conservación parcial de lo existente y organizar fases de obras- Debería, quizás, procederse a realizar una “encuesta” ciudadana que recogiera la opinión del ciudadano y usuario acerca del actual mercado, su identificación con el mismo, la relación incluso “afectiva” con el lugar y el edificio…. Una vez entendido lo anterior podría plantearse la posibilidad de ofrecer una propuesta donde – al menos – se tocaran los siguientes temas: Modelo de mercado deseable y posible (carácter público, oferta comercial, gestión, propiedad…) en función del barrio y el edificio.

TOXICOLOGIA Síntomas de Fusarium en granos de cebada Con el afán de continuar con la difusión de diferentes actividades y resultados que se desarrollan en el ámbito de la Facultad de Agronomía, continuamos con el proyecto de divulgación a partir de extractos de trabajos científicos elaborados por docentes investigadores y publicados en diversas fuentes, como actas de congreso, revistas especializadas, libros. La cebada cultivada (Hordeum vulgare) desciende de la cebada silvestre (Hordeum spontaneum), la cual crece en el Oriente Medio. En 1875 se la cita por primera vez en la estadística de exportación de nuestro país con dos toneladas; a pesar de ello, no se conoce fecha exacta de los comienzos del cultivo en la Argentina. Actualmente, la cebada es uno de los cereales más importantes en cuanto a producción mundial, con un volumen estimado de 132 millones de toneladas, obtenidos de una superficie de 50 millones de hectáreas. Este crecimiento se debe principalmente a la importancia económica del cultivo de cebada en la industria maltera, cuya producción mundial anual de malta se estima en 22 millones de toneladas. En los agroecositemas, las enfermedades son una de las limitaciones bióticas más importantes que pueden disminuir considerablemente el potencial de la producción agrícola. La fusariosis de la espiga (FE), golpe blanco o tizón de la espiga, es una enfermedad fúngica que ocurre en todas las regiones cerealeras del mundo. La enfermedad es causada por un complejo de hongos del género Fusarium, pero las siguientes especies son las predominantes en todo el planeta: F. graminearum, F. culmorum, F. avenaceum y F. poae, de las cuales la primera es la que ocurre con mayor frecuencia en el mundo. Los síntomas de la enfermedad son caracterizados por la decoloración de espiguillas individuales que se tornan blanquecinas y contrastan con las no afectadas. Los granos infectados son arrugados, con una apariencia áspera, debido al crecimiento superficial del micelio. Bajo condiciones ambientales favorables, puede desarrollarse sobre los granos una coloración rosada a salmón producida por el crecimiento superficial del micelio y los conidios del hongo; incluso pueden ser observados peritecios azules-negros por el desarrollo del estado sexual G. zeae. Esta enfermedad se observa periódicamente en las regiones de climas subhúmedos a húmedos y de medias a altas temperaturas, donde las precipitaciones elevadas coinciden con los estadios de floración del cultivo. En la Argentina, el norte y sudeste de Buenos Aires, sur de Santa Fe, sudeste de Córdoba y la provincia de Entre Ríos son las zonas más afectadas. Los daños causados por la fusariosis de la espiga son de tipo cuantitativos y cualitativos. Los primeros se manifiestan a través de la reducción del rendimiento, del número de granos por espiga y del peso de mil granos, debido a que el micelio de Fusarium impide el transporte de nutrientes para el desarrollo del grano. Las malterías no pueden utilizar cebada que ha sido severamente afectada por la fusariosis de la espiga porque, además de presentar menor extracto de malta, poder diastático y porcentaje de germinación, puede contribuir a off-flavors en la cerveza y provocar el efecto de gushing (salida abrupta de espuma). Los daños cualitativos

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