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La caída del Imperio Romano de Occidente


Enviado por   •  21 de Febrero de 2021  •  Resúmenes  •  1.571 Palabras (7 Páginas)  •  440 Visitas

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La Caída del Imperio Romano de Occidente

La caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 marca un antes y un después en la historia europea y mundial. Con ella se puso fin a la Edad Antigua (que había comenzado con la invención de la escritura, allá por el año 3.000 a.C.) y se dio comienzo a la Edad Media (que finalizaría casi un milenio más tarde, con la caída del Imperio Romano de Oriente, en 1453). Pero como todo hecho histórico, la toma de Roma por parte de los hombres de Odoacro no fue algo que se produjo de la noche a la mañana. Veamos las causas de este acontecimiento.

El Imperio Romano había alcanzado su máxima extensión alrededor del siglo II, que en su momento abarcaba, además de la actual Italia, casi toda Europa, y algunos sectores de Asia y de África.

Como se puede apreciar, desde Roma se controlaban territorios bastante distantes, razón por la cual se necesitaba invertir una inmensa cantidad de dinero en comunicación. Esta en un principio resultó existir, en parte gracias a los botines de guerra obtenidos de los territorios que conquistaba, y a los impuestos que a ellos imponía. Pero poco a poco, los fondos del Tesoro empezaron a escasear, producto del deterioro de ese sistema de comunicación, de la corrupción política y de la malversación de fondos por parte de las autoridades. Fue entonces que se hizo imposible solventar, entre otros, los gastos del Ejército.

Otro problema derivado de la magnitud del Imperio fue la defensa de sus límites: desde Escandinavia, Siberia y otras zonas, distintos pueblos presionaron las fronteras, como los hunos y los vándalos. A estos pueblos vecinos del Imperio se los denominaba bárbaros, ya que no hablaban la lengua latina. Esta denominación también corría para las comunidades que, incluso dentro del Imperio, no hablaban su lengua oficial.

Por estas y otras razones más, que se resumen en el refrán de que quien "mucho abarca, poco aprieta", tras la muerte del emperador Teodosio, en el año 395, sus dos hijos Honorio y Arcadio acordaron dividir al gran Imperio en dos. De esta manera, Honorio se quedó con lo que sería el Imperio Romano de Occidente, y Arcadio con el de Oriente. Esta división brindó una inicial seguridad a ambos Imperios.

Sin embargo, para el primero, esta seguridad duró poco, ya que el avance de los pueblos bárbaros era inminente. La expansión de los hunos, por ejemplo, daría con ciertas zonas del Imperio, como la Galia. Esta fue invadida brutalmente a mediados del siglo V, dejándole daños irreparables al Imperio. Paralelamente, los vándalos interceptaban el comercio marítimo mediante la piratería, dejando a la administración imperial sin una de sus principales fuentes de ingresos.

Asaltos como estos también ocurrieron en la capital del Imperio, y no fueron de poca importancia. Guerreros de los pueblos visigodos y vándalos saquearon la ciudad de Roma en tres momentos diferentes (los primeros, a mediados del año 410; los segundos, a principios del año 455). Estos acontecimientos (considerados claves en la caída del Imperio) devastaron psicológicamente a la población capitalina, que desde hacía siglos que no era asaltada de tal manera. El palacio, el Capitolio y algunos centros religiosos fueron de los principales sitios afectados, que sufrieron el robo de sus adornos y sus objetos artísticos más preciados.

La creciente inseguridad en las ciudades derivó en un proceso de ruralización: la población civil comenzó a mudarse hacia áreas campestres, donde practicar la agricultura. Este éxodo continuaría hasta bien entrada la Edad Media, y sería decisivo para el surgimiento del sistema feudal (que será explicado más adelante).

La economía se comenzó a ver afectada sobre el ocaso del siglo II. A los eventos de piratería marítima se le sumaron una prolongada sequía (que impidió un óptimo desarrollo de la agricultura) y una grave inflación, producto de los problemas surgidos de la escasa circulación monetaria. Se había formado un círculo vicioso, en el que la moneda perdía valor, y para solucionar esto, se fabricaban más denarios, aumentando así la inflación. Esto devaluó enormemente los sueldos de los funcionarios públicos y los soldados, y empobreció mucho a la población civil.

Finalmente, hay que mencionar a los cambios en la organización política como una de las causas de la decadencia del Imperio. La tetrarquía (es decir, un gobierno de cuatro personas) fue instaurada en el año 293, y si bien en principio dio buenos resultados, eventualmente derivó en abusos de poder, peleas por la toma de decisiones, y usurpaciones del trono (o bien, de los tronos).

El papel del cristianismo en el Bajo Imperio

Paralelamente a todo esto, en un momento dado nace en un pequeño poblado de Palestina un niño que, conforme creciera, cambiaría completamente el mundo. Se trata de Jesús de Nazaret, un hombre que durante sus últimos

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