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La expansión imperialista y las relaciones internacionales


Enviado por   •  11 de Junio de 2013  •  Trabajos  •  771 Palabras (4 Páginas)  •  403 Visitas

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Cuando la situación económica europea exige la reactivación de la empresa colonial, es decir, aproximadamente hacia 1870, se distinguen en el mundo dos grandes conjuntos de territorios coloniales: uno en claro retroceso, constituido por las colonias españolas, portuguesas y holandesas, y otro con claras perspectivas de futuro, formado por las colonias francesas e inglesas.

Así pues, hacia 1870 la dinámica anglo-francesa va a erigirse en protagonista del tema colonial, siendo los demás países meros comparsas, hasta la posterior incorporación de algunos otros a la categoría de grandes potencias.

La expansión imperialista y las relaciones internacionales.

A partir de 1890, tiene un papel destacado la expansión imperialista, estrechamente vinculada al progreso material de los países europeos. Además, una importante novedad se produce en este plano: la aparición de dos potencias extraeuropeas, Estados Unidos y Japón, como competidoras de Europa en la carrera por el reparto de los mercados mundiales.

El aumento de la interdependencia entre las diversas regiones del globo impulsando un acentuado internacionalismo económico, choca con la reanimación nacionalista que coincide con el abandono del librecambio. Las rivalidades se agudizan a través de la búsqueda de zonas de influencia en puntos vitales para la economía y la política de los Estados europeos.

Estos hechos hacen surgir nuevas oposiciones que se superponen a las ya tradicionales y modifican todo el panorama de la política europea a partir de 1890. Antes de esta fecha, ya existía una rivalidad anglo-rusa en Asia central; franco-británica a propósito de Egipto, Madagascar, Indochina; ítalo-francesa sobre Túnez. Alemania realiza una política eminentemente continental; incluso alienta la expansión de las otras potencias con la finalidad de distraerlas de la política europea.

A partir de 1890 se producen cambios importantes en relación con la evolución material y la participación relativa de los diferentes Estados europeos en ella. Después del 90 la necesidad del imperialismo se hace apremiante para el capitalismo europeo, pero no todos los países están en condiciones de participar con el mismo éxito en el reparto del mundo, ya que su desarrollo en la etapa anterior ha sido desigual. Gran Bretaña y Francia son los principales proveedores del capital extranjero, por lo cual disponen de medios de presión abundantes sobre los gobiernos. Rusia, Italia y Austria-Hungría quedan retrasadas económicamente, lo cual las pone en cierto modo a merced de los más desarrollados. El veloz desarrollo del capitalismo alemán se torna esencial, ya que el mercado interno es totalmente insuficiente para absorber la gigantesca producción fabril; Alemania, carente de un imperio colonial acorde con su potencial económico, se vuelve competidora de muchos países europeos, fundamentalmente Gran Bretaña.

Además, dos nuevas potencias entran en escena. Estados Unidos, terminada su expansión interna, comienza su desarrollo imperialista en el Caribe y en el Pacífico, impulsados por T. Roosevelt. Japón, dotado de una fuerte marina de guerra, juega su papel de competidor imperialista en Oriente.

Mientras Europa vive su paz en un clima cada vez más enrarecido, los conflictos se desplazan a las zonas coloniales. A las rivalidades heredadas del período anterior, se suma la flamante pugna anglo-alemana. En Africa, Francia y Gran Bretaña no se ponen de acuerdo acerca de Nigeria, pero los incidentes más importantes se llevan a cabo cuando Francia y Gran Bretaña convergen en el Alto Nilo (Fachoda), de donde la primera es desalojada; en Africa del Sur, donde Alemania aspira a apoyar a los boers contra Inglaterra se enfrenta con Francia en Siam y con Rusia en Persia, Pamir y Tíbet. Todas las potencias convergen en China, incluidas Estados Unidos y Japón. En 1904, Rusia y Japón se enfrentan. Turquía, mientras tanto, es campo de inversión para franceses, ingleses y alemanes. Cuando estos últimos consiguen la concesión del ferrocarril de Bagdad, aquéllos se inquietan y retraen sus inversiones para retrasar la obra. El malestar persiste en esta zona hasta la guerra.

Algo destacan los hechos con claridad: el mundo ya está totalmente repartido y toda modificación, en las diversas zonas de influencia, no puede basarse más que en la guerra.

El interés por las colonias.

En 1867 como cuando la reforma electoral ofreció nuevas oportunidades e influencia, el imperio representó súbitamente un papel en la vida pública, y las colonias atrajeron a gentes modestas sin demasiado porvenir en la metrópoli, ya que la aventura exótica era preferible a la vida apagada en los tristes y miserables suburbios de las grandes ciudades. El historiador John Robert Seeley, profesor de Cambridge, analizó este estado de ánimo en una obra publicada en 1883, La expansión de Inglaterra, en la que afirma que la Gran Bretaña estaba predestinada a reinar en vastos territorios y en todos los continentes y que el país quedaría sumido en la peor decadencia si no emprendían esta misión.

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