La figura del emperador

Martín García Noguera

Práctica – La figura del emperador en los panegíricos

 ● Comentario al panegírico de Mamertino en honor de Maximiano Augusto.

 1. El emperador como figura sagrada: pasajes del texto en los que se le relaciona con alguna divinidad. Adjetivos sacrales o divinos.

        Encontramos numerosas referencias al emperador como divinidad, como es el caso de los pasajes (I, 3), en el que se le relaciona con Hércules; (I, 4), en el que se le relaciona con Rómulo como fundador de Roma; (II, 3), referido al origen divino de la familia, por lo que está muy presente en Mamertino la mentalidad la continuidad del poder a través de la sangre que Diocleciano trató de sustituir; (II, 5), en el que identifica a Maximiano con Júpiter; (III 3) y (III, 4) hacen referencia a la multiplicidad de funciones que realiza el emperador, dibujándolo como omnipotente y omnipresente, a semejanza del Dios cristiano; (IV, 2) de nuevo referencia a Hércules en uno de sus trabajos; (VI, 4) lo sitúa incluso por encima de Júpiter; (VI, 5) de nuevo lo asemeja a Júpiter, ofreciendo sacrificios a ambos; (VII, 5) referencia a su relación con Júpiter; (VII, 6), (IX, 4) y (X, 2) hacen referencia a su origen hercúleo; (XI, 6) señala su conexión con Júpiter y Hércules, al igual que hace a lo largo de todo el capítulo XIII.

        También encontramos adjetivos que constantemente aluden la condición divina, algunos ejemplos son: sacratísimo, divinidad, divina clarividencia, César, Heráclidas.

 En esta sacralización extrema del poder se aprecia una remitologización de la vida. Se sacraliza el poder hasta el extremo de identificar al monarca con Hércules, identificando los mismos espacios en los que actúa Hércules con los escenarios de las campañas militares.

 2. El emperador como héroe militar. Campañas, enemigos externos, enemigos internos.

        El emperador aparece en los escenarios de conflicto bélico como portador de la divinidad y, por tanto, de la victoria. Se aprecia ya desde Constantino un carácter de guerra santa que será el germen del ideal de las Cruzadas.

 Además se revitalizan figuras de la época republicana vinculadas a los éxitos militares, tanto romanas como extranjeras, como es el caso de Escipión, Aníbal, César, etc. Se busca así revivir figuras del pasado en las del momento presente, una característica habitual en los regímenes despóticos.

        Entre los enemigos externos se encuentran, principalmente, los pueblos bárbaros que tratan de penetrar en territorio romano. Se hacen constantes alusiones al Rin, que identifica la frontera entre el mundo romano y el no romano. Podríamos destacar a burgundios, alamanes, caibones y hérulos, entre otros, como ejemplos de enemigos externos de Maximiano.

        En cuanto a los enemigos internos podríamos diferenciar aquellos que se ven de aquellos que no se ven. En el primer grupo estarían los rebeldes como Carausio, un disidente que es finalmente derrotado. En el segundo grupo estarían los más peligrosos, aquellos a quien va destinado el panegírico en el sentido de propaganda imperial, es decir, los elementos subversivos de la sociedad que necesitan ser controlados por el poder aun sin saber muy bien dónde se encuentran. La solución es pues la propaganda, muy efectiva porque no necesita ser dirigida a alguien en concreto y, por tanto, llega a todos.

 3. El emperador como héroe civil. Las enseñas que ostenta.

        En la descripción que hace Mamertino en (III, 2) la apariencia del emperador como rey ostentoso recuerda a la del demonio como rey temporal en la leyenda del mago Cipriano. Quiero ver aquí un elemento común: la alusión al poder fáctico del emperador, representado a través de múltiples elementos que destacan por su valor en sí mismos además de por su simbolismo. Esta es la imagen que quiere transmitirse de la figura imperial, el emperador es a la vez poder y símbolo de poder.

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