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La muerte en el periodo novohispano


Enviado por   •  17 de Mayo de 2017  •  Ensayos  •  4.864 Palabras (20 Páginas)  •  240 Visitas

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Esquema del trabajo:

  1. Contraste con autores sobre la percepción de la muerte.
  2. Breves antecedentes sobre los ritos en torno a la muerte en México Prehispánico.
  3. Breve explicación sobre la tradición mortuoria en el Viejo Continente.
  4. Adaptación y tradición novohispana en torno a la muerte.
  1. Breve explicación filosófica sobre la existencia del cielo, el infierno y el purgatorio.
  2. Evangelización y explicación de parte de los frailes a los naturales sobre la muerte.
  3. Enfermedades del cuerpo.
  1. Relación entre el ayuntamiento y el protomedicato.
  2. Principales normas de saneamiento mandadas por las autoridades para la prevención de enfermedades.
  1. Enfermedades del alma.
  1. Pecados.
  1. Santos de mayor devoción para las causas difíciles.
  1. Rituales Suntuarios para el alma y para el cuerpo.
  1. Confesión.
  2. Comunión.
  3. Santos oleos (buena muerte).
  4. Testamento.
  5. Preparación del cuerpo.
  6. Entierro.
  7. Luto.
  1. El día de muertos con énfasis en la mezcla de las dos culturas.

Introducción

La muerte para el mexicano es un tema de gran importancia dentro de su cotidianidad, ya que pocos países como éste la abrazan y se ríen de ella, la aceptan y conviven con lo que deja atrás y con el recuerdo de los que terrenalmente ya no están. A diferencia por ejemplo de los países Occidentales, la visión en México frente a la muerte es positiva e idealizada y refleja la unión de las tradiciones indígenas junto con sus mentalidades prehispánicas, y las ideas traídas de Occidente. Esta visión se creó con base en una serie de construcciones sociales y culturales, que hoy en día se han heredado a forma de tradición, fiesta y adoración. Un autor encargado de difundir la concepción de la muerte en México es el mexicano Octavio Paz (1914-1988). Gracias a sus escritos e investigaciones podemos comprender parte de la concepción de la muerte para el mexicano; como por ejemplo, en El laberinto de la soledad señala que en el mundo indígena la vida no tenía función más alta que desembocar en la muerte; su contrario y complemento. “El mexicano la frecuenta, la burla, la acaricia, duerme con ella, es uno de sus juguetes favoritos y su amor más permanente”.

 “La peculiaridad del culto mexicano de la muerte, se hace evidente cuando se comprende que lo que está en juego no es la sublimación de la muerte estoica (aunque ésta también existe en México), sino la nacionalización de la familiaridad juguetona y la cercanía con la muerte”. (Lomnitz, Claudio. P 34)

Por otra parte en el México prehispánico se sabe con exactitud que la religión predominante en la zona es la politeísta, es decir, que creen en varios dioses con características peculiares específicas con representaciones de la naturaleza y una idea muy importante con respecto a los dioses y a la vida es la dualidad. Ya que igual que se cree en el día y la noche, es igual de importante ver de esta manera a la muerte y la vida. A partir de esta idea, se creó el culto a deidades que representan la vida, y la muerte, que no es más que la continuación de la vida, pero de manera inmortal y en otros mundos.[1] 

Como la cultura mexica fue el grupo dominante a la llegada de los españoles y es de los más documentados, hay referencias en tanto a sus creencias y costumbres frente a la muerte, que podemos observar se han heredado, como sus ideologías, siendo estas extremadamente influyentes en el resto de las culturas del México prehispánico. “La sociedad mexica integró la muerte en su ciclo cosmogónico como una circunstancia más del devenir: al morir se renace; ésta fue la idea básica y de ella se desprendió la concepción de permanencia, porque la muerte no marca un fin, al contrario, fue el eterno embrión, sin miedo a la fe y sin miedo a la muerte”[2]

Caso contrario en Europa la religión es monoteísta, es decir se cree en un solo Dios, predominantemente cristiana, aquí se le tenía un  terror inmenso a la muerte ya que no se sentían preparados o tenían miedo de morir solos, a pesar de esto el agonizante tomaba con cautela la preparación para su muerte para que fuera algo sencillo. Al momento de la muerte el cuerpo se ponía en posición hacia el Oriente ya que regresaba hacia la casa del padre, es decir, el cuerpo se ponía en dirección hacia Jerusalén y principalmente acostado sobre su espalda con la cara mirando hacia el cielo. Este momento es clave en la preparación tanto del cuerpo como del alma ya que un sacerdote era el encargado de administrar la absolución; la absolución consistía en que el sacerdote hacia la lectura de los salmos, incensaba el cuerpo y le rociaba el agua bendita. Este ritual se practicaba también al momento de la sepultura. Este tipo de ceremonias eran públicas[3] y cabe recordar que todo estaba organizado por el mismo difunto y a pesar de ser una ceremonia pública era muy sencilla y se acataba al pie de la letra para que no hubiera fallas y que no quedara a conciencia de los familiares o del mismo sacerdote, esta ceremonia también estaba libre de exageraciones emocionales y de dramatismo.

Al observar las diferentes concepciones en torno a la muerte en el Nuevo Mundo como en el Viejo Continente empecemos con las percepciones filosóficas sobre el cielo, el infierno y el purgatorio y cómo fue que el clero regular utilizó estas percepciones para la evangelización de los naturales.

¿Qué es el cielo? Haciendo una lectura meticulosa en el libro histórico más famoso del mundo, me refiero a La Biblia, he encontrado que solamente en el Nuevo Testamento la palabra cielo se encuentra 276 veces. La escritura habla de tres cielos[4]. La única persona que vio en todo su esplendor el cielo y tuvo el deber de informar sobre la ciudad celestial fue el apóstol Juan y lo dejo plasmado en el libro del Apocalipsis o de las Revelaciones ya que atestiguo que el cielo posee “la gloria de Dios” (Apocalipsis 21:11), además de ser conocido también como el lugar de “no más” ya que no habrá más llanto, ni clamor ni dolor (Apocalipsis 21:4).

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