La quiebra repentina de la empresa energética Enron
whatsername1996Trabajo8 de Septiembre de 2014
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George W. Bush se enfrenta al primer escándalo político de su presidencia. La quiebra repentina de la empresa energética Enron, estrechamente ligada al gobierno republicano, obligará a la Casa Blanca a someterse a una larga investigación judicial y parlamentaria con consecuencias políticas aún inciertas.
La mayor quiebra en la historia de Estados Unidos está envuelta en un halo fraudulento. Hasta hace algo más de dos meses Enron –considerada “el gigante de la energía”– era líder del mercado mundial y la séptima empresa norteamericana más rentable.
Por el momento se hace una lectura económica del escándalo y no hay evidencias sobre posibles delitos que involucren al presidente norteamericano y sus colaboradores directos con el colapso de la empresa, pero los estrechos vínculos entre ellos determinan una necesaria investigación.
Enron, con base en Houston (Texas), fue la principal fuente de financiación de la carrera política de Bush y el presidente de la empresa, Kenneth Lay, es su amigo personal desde que era gobernador de Texas.
Según The New York Times, la empresa habría donado más de 500 mil dólares a las campañas electorales de Bush, tanto para la gobernación como para la presidencia. En la gala inaugural de Bush, Enron contribuyó con 100 mil dólares, más otra suma igual de su presidente como particular. La empresa está tan ligada a la historia de la familia Bush, que Bush padre y su esposa Bárbara viajaron a la inauguración presidencial de su hijo en el avión personal de Lay.
La oposición demócrata intentará hacer de esa amistad un asunto político y podría llevar el caso Enron a la sospecha de un conflicto de intereses.
Hasta tal punto la empresa penetra en el centro del poder, que el secretario de Justicia norteamericano, John Ashcroft, debió autoexcluirse de la investigación porque años atrás la empresa donó 61 mil dólares a su campaña de senador por Missouri. Además, entre los accionistas de la empresa han figurado el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y el subsecretario del Tesoro, Peter Fisher, entre otros.
Pero los vínculos no sólo llegan a los republicanos, ya que los demócratas también recibieron la generosidad de Enron en sus campañas. Por eso, el impacto del escándalo puede recaer sobre todo el espectro político del país, que comienza a preocuparse por los efectos que podrá traer en las elecciones de noviembre para renovar las cámaras.
La trama que indica la sospecha de un fraude es compleja. Enron era la mayor compañía energética del mundo, pero todo era falso. La empresa estaba al borde de la ruina y logró ocultarlo manipulando información. Recién en noviembre pasado se supo que el gigante de la energía tenía graves problemas y el 2 de diciembre se declaró la quiebra. Hace algo más de un año las acciones de Enron cotizaban a más de 80 dólares; ahora valen sólo 70 centavos.
Una investigación de la Comisión del Mercado de Valores descubrió que la empresa había generado beneficios ficticios por 586 millones de dólares desde 1997.
Más de 20 mil empleados perdieron su trabajo y vieron esfumarse sus ahorros y jubilaciones basados en acciones de la compañía. Sin embargo, 29 ejecutivos de Enron lograron vender 1.100 millones de dólares de sus acciones cuando la empresa comenzó a mostrar signos de debilidad y así salvaron su capital.
Una demanda presentada contra los ejecutivos asegura que ellos conocían los problemas de la empresa y no hicieron pública esa información. Mientras, miles de trabajadores invertían sus aportes jubilatorios en acciones de la compañía.
Qué se investiga
El caso es investigado en cuatro instancias diferentes: los departamentos de Justicia, de Trabajo, el Congreso y la Comisión
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