Libro Como Objeto

1.1 La evolución del libro como objeto.

El libro tal cual lo conocemos hoy en día se debe a una serie de innovaciones tecnológicas a lo largo de los siglos. Se puede decir que el libro comenzó con la necesidad del hombre por comunicarse y preservar sus ideas; así mismo, el inicio de los libros está íntimamente ligado a la política, la economía y la religión.

El desarrollo de la escritura tiene sus más remotos orígenes en imágenes sencillas pues hay una relación estrecha entre el acto de dibujar imágenes y el de trazar los signos de la escritura, ambas son maneras naturales de comunicar ideas y el hombre primitivo las utilizó como medio elemental para registrar y transmitir información.

La escritura se considera y es el complemento del habla. En la antigüedad había una gran variedad de signos y símbolos que se usaban para escribir, fue este medio lo que llevó a los pueblos al esplendor de sus civilizaciones y les permitió preservar el conocimiento, las experiencias y los pensamientos; cada una de esas civilizaciones desarrolló un sistema de escritura que les permitió ampliar su sistema de comunicación y dejar registros de esas culturas.

A grandes rasgos la evolución de los trazos rudimentarios hasta los dibujos abstractos, da paso a la etapa pictográfica, la cual evoluciona hasta convertirse en signos convencionales: ideogramas.

Las culturas prehispánicas de México también tenían su propio sistema de escritura jeroglífica, ésta formada de signos pictográficos (figuras, objetos, animales, accidentes geográficos), ideográficos (números, fechas e ideas y conceptos abstractos) fonéticos (fonemas y sílabas) y signos iconográficos que denotaban frases. En Egipto tenían dos clases de escritura jeroglífica, una era la hierática de uso exclusivo para los sacerdotes o escribas; después surgió la escritura demótica de uso común entre los egipcios.

De ésta manera, se desarrolló la escritura basada en la asociación de las ideas del hombre antiguo; pero, por supuesto que al tener un sistema de expresión tenían que tener un medio donde plasmarlo, siendo en sus inicios las rocas y las paredes de las cuevas, siguiendo las tablillas de arcilla, huesos o caparazones de tortuga, posteriormente se popularizó el uso del papiro que fue sustituido por el pergamino conseguido a partir de la piel de los animales, aunque tampoco llegó a dejarse de usar por completo el papiro porque a pesar de las muchas ventajas que proporcionaba el pergamino, éste era más costoso debido al material que se usaba para fabricarlo y el tiempo que llevaba hacerlo.

Los libros, en la época del imperio eran pergaminos enrollados hasta que se produjeron los cuadernos que eran trozos de pergamino, cortados y plegados, estos cuadernos se cosían y se reunían unos cuantos, luego se cubrían con un par de tapas de madera hasta tener un aspecto similar a los libros actuales.

En la época helenística con a creación de bibliotecas surgió el desarrollo de la difusión, conservación y reflexión sobre la catalogación de libro y la crítica literaria.

Influenciada por el helenismo, en Roma se desarrolla la edición del libro con la literatura latina, y, progresivamente fue extendiéndose por todo el Imperio la comercialización

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