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Listado de frases básicas del libro “El Príncipe”.


Enviado por   •  23 de Agosto de 2018  •  Informes  •  2.537 Palabras (11 Páginas)  •  233 Visitas

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El Príncipe de Maquiavelo.

Listado de frases básicas del libro “El Príncipe”.

CAPITULO I

El príncipe debe de permanecer en su Estado, a menos que una fuerza extraordinaria y excesiva lo expulse, para recuperarlo bastaría con que el esperara a que cometiera el usurpador un tropiezo.

 Un cambio siempre deja la piedra angular para la edificación de otro.

CAPITULO II

Los hombre cambia con gusto de señor con la esperanza de cambio y mejora, pero al momento de ver la realidad se percatan de el error que han cometido, el rey no puede conservar a las personas que lo han ayudado a conquistar el reino y tiene en contra los que agravio al tomar el cargo.

A los estados adquiridos se les debe mantener con las costumbres antiguas y eliminar el linaje de su gobernante.

CAPITULO III

Cuando los países son extranjeros con diferentes costumbres lo recomendable es ir a vivir a ese lugar, ya que en caso de que se suscite una problemática se reprima con prontitud.

Otro remedio para conserva una adquisición con diferentes costumbres es formar pequeñas colonias aledañas.

A los hombres se les conquista  o se les mata, las ofensas que se le hagan no deben de generar venganza.

Capitulo IV

Una vez ganada una guerra lo único a lo que se le debe de tener es a la familia del príncipe.

CAPITULO V

Para conservar un estado que estaba acostumbrado a dirigirse de forma diferentes lo primero es:

  • Destruir las ciudades.
  • Ir a vivir en la cuidad
  • Dejar regir por sus leyes el Estado, organizar impuestos y regirlo por personas de confianza.

CAPITULO VI

Se debe hacer como los arqueros, “conscientes de que su objetivo está lejano además de los límites de su arma y su capacidad apuntan sobre él, no para llegar a tanta altura si no para acertar donde se lo propusieron”.

Las oportunidades junto con las virtudes ayudan a alcanzar grandes destinos.

CAPITULO VII

Los que con ayudad de fortuna adquieren el principado con poco esfuerzo llegar a tenerlo, pero deberán realizar mucho para mantenerlo.

Estos príncipes solo se sostiene por la voluntad y la fortuna, cosas inmudables e inestables, al no saber si  lo podrán conservar, lo más seguro es que no sea así ya que carecen de fuerzas necesarias.

Se engaña quien cree que nuevas recompensas hacen olvidar a los grandes hombres las viejas injusticias de que han sido víctimas.

CAPITULO VIII

Es inadecuado que un siempre particular llegue a alcanzar el principado por medios ajenos a la riqueza o la virtud.

No se puede llamar virtud el matar a los conciudadanos, al traicionar a los amigos, el carecer de la palabra, de respeto y de religión. De esta forma se puede adquirir poder pero no gloria.

El que ocupa un estado debe de tener la necesidad de examinar los castigos y realizarlos de una sola vez, para conquistar a los hombres a fuerza de beneficios.

Las injusticias se deben hacer  de una sola vez para que haga menos daño.

Un príncipe debe  proceder con sus súbditos de forma que ningún acontecimiento, favorable o adverso, lo haga cambiar de conducta.

CAPITULO IX

El pueblo no sea ser dominado ni oprimido por los grandes, pero los grandes desean dominar y oprimir al pueblo.

El que llega al principado con la ayuda de los nobles se mantiene con más dificultad que el que ha llegado mediante el apoyo del pueblo.

El que llega con ayuda del favor popular se encuentra solo en el puesto y a su al redor pocos están dispuestos a ayudarlo.

Un príncipe jamás debe dominar un pueblo cuando lo tenga de enemigo.

Lo peor que un príncipe puede esperar de un pueblo es verse abandonado por él, pero si sus enemigos son los nobles debe cuidarse que no se revelen contra él.

Un príncipe necesita tener al pueblo de su lado pues de lo contrario no tiene remedio en la adversidad.

Un príncipe prudente debe hallar un procedimiento por lo cual sus ciudadanos en toda ocasión tengan necesidad del estado y de él ante cualquier tipo de circunstancias.

CAPITULO X

Los príncipes que fortifiquen y abastezcan la cuidad en que residen sin que se despreocupen del resto del territorio.

Un príncipe poderoso supera las dificultades y da esperanzas a su pueblo mencionando que el mal no durara mucho.

El príncipe debe de tener menos temor.

No será difícil a un príncipe prudente mantener firme el ánimo de sus ciudadanos durante el asedio, siempre y cuando no carezca de los méritos de subsistencia y defensa.

CAPITULO XI

La discordia y los desórdenes entre los nobles son originados por la ambición de los prelados.

CAPITULO XII

El príncipe cuyo gobierno descanse en soldados mercenarios no estará nunca seguro ni tranquilo, porque están desunidos, son ambiciosos, sin disciplina, desleales además de cobardes.

El príncipe debe de dirigir las milicias en persona y hacer el oficio de capitán y en las repúblicas, un ciudadano que en caso de ser malo se deberá relevar de su puesto, y en caso de ser bueno evitar que  rebase su límite.

CAPITULO XIII

Las tropas auxiliares son inútiles para quien las llama en su auxilio, pues si pierden son derrotados, y si ganan se convierten en su prisionero.

Las tropas mercenarias hay que temer sobre todo las derrotas, en las auxiliares la virtud.

Un príncipe prudente  desecha estas tropas y se refugia en las propias, prefiere perder con las suyas que vencer con las otras.

No es victoria verdadera la que se obtiene con armas ajenas.

Sucede que las armas ajenas o se caen en los hombros del príncipe o le pesan o le oprimen.

Un principado imprudente descubre los males sino una vez nacidos.

Sin milicias propias no hay principado seguro: más aun  esta por completo a merced de la fortuna, al no tener virtud que la defienda en la adversidad.

CAPITULO XIV

Un príncipe no debe de tener otro objeto, ni pensamiento, ni preocuparse de cosas alguna fuera de la guerra y lo que a su orden y disciplina corresponde.

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